Cada septiembre que presentan la Copa Mundial Yucatán, muchos de los conocedores del tenis en esta zona, que son muchos, revisan los rankings que anuncian los organizadores.
Siempre habrá un “top ten” y lo que se dice, “es una promesa a seguir”, tiene mucho de certeza.
De promesas y prodigios están llenos los grande eventos deportivos y el tenis que se presenta cada noviembre en las canchas del Club Campestre ha permitido ver a una importante lista de jugadores que terminaron encumbrándose. El ejemplo que se espera sea el más relevante de estos tiempos es la canadiense Victoria Mboko, una adolescente de 18 años que jugó en Mérida en el torneo de la pandemia y en los torneos juveniles ITF.
El jueves pasado ganó su primer WTA, el Másters 1000 de Montreal. Es la tercera canadiense en más de medio siglo que se corona apenas en el certamen.
En 2021 jugó en la Copa Mundial, recordada por la pandemia de Covid, y se quedó en tercera ronda en el cuadro de singles, pero ganó en dobles en pareja con su compatriota Kaila Cross. Tenía entonces 14 años y muchos la veían entre las tenistas a seguir. Y, decía Marcos Fundunklián, experto en tenis que coordina la Copa Yucatán, “cuidado que va para llegar lejos”.
Victoria está en los cuernos de la luna. La morena, hija de padres de Togo, nacida en Estados Unidos (Charlotte, Carolina del Norte), pero radicada en Canadá (Toronto), dio una gran demostración en la pista dura de Montreal y su victoria ante Naomi Osaka, viniendo de atrás, fue inobjetable. Del 85 que era antes de Montreal, brincará al 25 de WTA, y su ascenso podría aumentar tras el Abierto de Estados Unidos.
Su irrupción en lo alto del tenis tiene mucho que ver con el trabajo desde la niñez y juventud, como llevan la mayoría de los tenistas, muchos de ellos ya encausados en el alto nivel cuando llegan a la Copa Mundial Juvenil Yucatán.
Así se dijo de una gran cantidad de jugadores que desde adolescentes mostraban su talento y llegaron al certamen yucateco. Comenta Jorge Robleda Moguel, el creador del torneo que se juega en el Club Campestre, que es una de las principales metas de la Copa: verlos en ciernes, como promesas, en su mejor momento, cuando se van puliendo.
Así llegaron, ejemplos más, ejemplos menos, Marcelo Ríos, el “Chino” de Chile que llegó a ser el primer sudamericano en alcanzar el número uno de la ATP. En Mérida jugó dos veces y no se coronó. Perdió, en su segundo torneo, en 1993, una de las semifinales más recordadas (bueno, por quienes la vimos), ante Gustavo Kuerten, el “Guga” famoso y querido brasileño que fue, en su momento, durante 43 semanas líder del tenis.
Muchos coinciden en que tal vez el mejor de todos los que han pasado por las canchas duras o de arcilla del Campestre es Andy Roddick. El cañonero de Nebraska fue igual primero del mundo, ganó solamente un Grand Slam, el del US Open, pero se recuerdan épicas batallas ante los grandes como Roger Federer y Rafa Nadal.
Otros muchos llegaron punteando el listado de ITF, pero se perdieron. Ejemplos, como Sebastian Grosjean, de Francia, vencido en la final por Martin Lee, un británico que era el 2; el estadounidense Demond Young, el chileno Fernando González.
No podemos olvidarnos de otros grandes como Mariano Zabaleta, Mardy Fish, el chileno Fernando González; incluso, Taylor Fritz, que ahora pelea en el “top five”; Andrey Rublev, que aparece en el lugar 11. Janko Tipsarevic fue otro de los sobresalientes. Marin Cilic ganó igual una vez el US Open.
En damas, la croata Ana Ivanovic era número uno mundial cuando llegó a la Copa Yucatán y también fue brevemente la primera de la WTA. Figuras como Anastasia Miskhina, de Rusia, al igual que su paisana Vera Zvonareva, han dado realce al certamen. Cara Black, de familia destacada en el tenis de Zimbabue, fue otra, y ni se diga Caroline Wozniacki, que ganó el Abierto de Australia y fue número uno entre las damas.
Recordábamos hace un par de años cuando avisaron que el hijo de Lindsay Davenport, que fue número uno del mundo, estaba en Mérida para seguir a su hijo en el torneo yucateco. Jagger Leach, de 16 años, vino al Campestre porque, entre lo que dijo su famosa madre, “los entrenadores siguen los torneos y ellos dijeron que este había que jugarlo”.
Eso, dicen los organizadores de la Copa Mundial, antes Jorge Robleda, ahora Jorge Haro Giffening, es gracias al trabajo que llevan haciendo desde hace casi cuatro décadas, procurando organizar torneos de altura, invitando personalmente en sus visitas a los Grand Slam. “Hay que ir a los torneos, promoverlo, mantener reuniones, llamadas telefónicas, todo procurando siempre tener jugadores de ranking alto en nuestros draws”, dijo recientemente Haro Giffenig.
Uno de los lujos de la Copa es el “Mural de Campeones” que engalana el pasillo del Campestre, donde aparecen los nombres de los monarcas de cada edición. En 2023, Miguel Tobón, un interesante jugador colombiano, veía nombre a nombre y dijo: “Es impresionante ver la cantidad de buenos tenistas que han venido. Eso da la señal de que tiene su estatus”. Si se armara un “top” de varones, probablemente iría con “Chino” Ríos, Guga Kuerten, Roddick, Mardy Fish, Taylor Fritz, Andrey Rublev, Janko Tipsarevic, Dominiq Thiem, Marin Cilic…
Y la historia, no hay duda, se seguirá contando porque, si bien es cierto que aquí levantarán una copa juvenil como promesas sin que nadie casi les mire, su meta es alzar los trofeos grandes y recibir las bolsas que consagran.— Gaspar Silveira Malaver






