*Por Carlos Pacheco Coello
Siempre pienso si los indicadores adoptados por los países miden la productividad y el crecimiento económico de forma fidedigna ante un entorno volátil, incierto, complejo y ambiguo (VICA), tanto interno como externo.
Las medidas que más se utilizan son el PIB (Producto Interno Bruto) el cual mide el valor total de todos los bienes y servicios finales producidos en un país y el ingreso per cápita, un indicador económico que mide el promedio de ingresos de una determinada población. Es en este punto donde no me reconforto, no es bueno el promedio, en mi opinión, su estructura se mide por segmentos de productos, líneas y, por ende, tampoco la forma del ingreso per cápita medido en promedios. Varios economistas lo hacen por deciles, cuartiles y se van acercando a la realidad, pero les falta la medición bajo la mediana y la moda.
La mayoría de las familias autóctonas son pobres, sin embargo podemos ver que cada día llegan más familias foráneas y se edifican muchas construcciones de casas, autos de lujo, se van a Cancún, Miami, Las Vegas, Europa y a otros lugares de riqueza económica.
Se les invita a venir con la promesa de un lugar seguro y la pregunta que me hago es ¿tenemos la infraestructura adecuada para dar los servicios de calidad?
En una comisión encargada de estos estudios sus integrantes dicen que aún con sus defectos, el PIB sigue siendo un referenteagregado, pero le falta un indicador que tenga en cuenta los aspectos sociales y medioambientales. Sin embargo, medir la calidad de vida y bienestar en estos agregados resulta difícil por la disparidad y divisiones a escala mundial, nacional y regional.
Después del Covid-19, olvidando si fue creado o fue por un murciélago, lo cierto es que en estos años, por las incertidumbres económicas, surgió un resorte desimpulsador de un menor crecimiento y una mayor desigualdad. Por tanto, debe haber una política que permita tener un índice de bienestar contemplando una vida digna, tener vivienda, empleo, educación, seguridad por mencionar algunos.
¿Tenemos calidad de vida? Usted tiene la respuesta. Un comentarista dice que nuestro desempeño es deficiente por la extorsión, la incertidumbre, la creciente inseguridad, la falta de energía limpia y la democracia impura. Él dice que debemos ser como Dinamarca y qué pensarían si les menciono que ningún sistema democrático es perfecto y esto también se da en Dinamarca en menor grado.
La informalidad en el comercio siempre ha existido, el derecho de piso, extorsiones, falta de calidad de vida, de agua. Los indicadores deben medir efectos y causas, no solo resultados estadísticos sino añadirles lo cualitativo y ver la realidad de cada país. En Mérida tenemos un tránsito de autos insoportable.— Mérida
*Doctor en Análisis Estratégico y Desarrollo Sustentable por la Universidad Anáhuac Campus Mayab.
