Héctor Velázquez Fernández . Foto: Internet

Entre susurros y murmullos

Héctor Velázquez Fernández (*)

El ruido y sus efectos no es tema de interés reciente en nuestra civilización: Juvenal, Séneca y otros autores del siglo I de nuestra era se refieren a Roma como una ciudad brutalmente ruidosa, en la que algunas personas sufrían insomnio e incluso morían a causa de los estragos del ruido. Según algunas crónicas de entre los años 1000 y 1200, se habla del ruido ensordecedor en Londres, que junto a la Ciudad Eterna, se conocían en Europa como ciudades especialmente difíciles en las que el ruido causaba diversos daños.

Hay tres principales perjuicios que causa el ruido al bienestar humano: el primero, que no impacta directamente en la salud, es la eliminación de la comunicación. Uno más se da cuando por arriba de los 70 decibeles se trastoca la tensión arterial, con los problemas cardiovasculares conducentes a largo plazo. Pero un tercer daño, de los más estudiados en la actualidad, es el impacto negativo del ruido en el rendimiento intelectual.

El ruido puede hacer que conozcamos menos o que conozcamos mal, con las consecuencias que ello conlleva en nuestro desempeño profesional y humano. Y entre los estudios de las últimas dos décadas sobre su afectación a la salud cognitiva, los más novedosos se enfocan en las consecuencias del murmullo: un ruido en el que inicialmente no se comprende lo que otros hablan en voz baja a unos 30 o 40 decibeles, y que sin embargo puede disminuir hasta un 40% nuestra capacidad cognitiva para comprender o atender lo que estamos haciendo o memorizando.

En diversos estudios contemporáneos se ha analizado cómo disminuye el rendimiento cognitivo de una persona al intentar memorizar una serie de números mientras escucha un murmullo. Para ello se le sometió a dos tipos de murmuración: uno en el que identificaba de qué estaban hablando los murmurantes, y otro en el que eso no era posible. El estudio arrojó que no es posible identificar el contenido del murmullo cuando no identificamos las consonantes en las palabras de quienes murmuran. En esas molestas conversaciones en voz baja dentro de un cine o un teatro las vocales tienden a homogeneizarse como una vocal única, y las consonantes tienden a perderse. Cuando eso ocurre, la capacidad de memorización de los números, en el experimento referido, disminuyó hasta un 40%. Pero cuando el murmullo es claro, al punto de entender la conversación ajena, la disminución de la capacidad de memorización de números arrojó igualmente un 30 o 40% ¿Qué significa eso? Que una persona puede perder la capacidad de rendimiento cognitivo, de aprendizaje y, por lo tanto, de rendimiento intelectual por murmullos de cualquiera de los dos tipos.

Esto tiene serias implicaciones en el campo laboral, porque con el diseño actual de las grandes áreas de oficina, donde las divisiones entre los trabajadores no es de piso a techo sino a media altura, con oficinas abiertas, donde hay bloqueo visual para no ver lo que hace el otro, pero no bloqueo auditivo, el murmullo es uno de los contaminantes auditivos fundamentales, que pueden afectar hasta en un 40% el rendimiento laboral de quienes trabajan en esas condiciones.

Estos perjuicios pueden darse también a nivel educativo: un ambiente ruidoso, aunque sea en niveles bajos, de unos 30 o 40 decibeles, puede generar una considerable afectación de un 40% en el aprendizaje del habla, de la lectura, de habilidades manuales o el seguimiento de instrucciones. Lo cual debería ocupar a los responsables de los ambientes laborales y educativos, no solo en la eliminación del ruido ensordecedor propio de las ciudades.

Un último dato arrojado en esos mismos estudios: la música con staccatos, esas interrupciones breves en la línea melódica, propio de varios géneros musicales, interrumpe más la capacidad de memoria a corto plazo que la música continua. Por lo que quienes estudian o leen mientras escuchan música con staccato, comprometen considerablemente su memoria cognitiva.

Por ello, deberíamos cuidar especialmente la contaminación auditiva que generamos o recibimos mediante murmullos si deseamos un mejor rendimiento intelectual en nuestro ambiente profesional o laboral.— Puebla, Puebla.

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Catedrático

 

Una persona puede perder la capacidad de rendimiento cognitivo, de aprendizaje y, por lo tanto, de rendimiento intelectual por murmullos

Jessica E. Ruiz Rubio es licenciada en Periodismo y maestra en Gestión de la Mercadotecnia. Comenzó su carrera periodística en 2004, año en que ingresó a Grupo Megamedia. Se especializa en análisis...