Guillermo Fournier Ramos

Erradicar la enfermedad de la viruela, que acabó con la vida de millones de personas a lo largo de la historia, ha sido uno de los logros más grandes de la humanidad.

Tal hazaña nos demostró que aquellos retos que parecen imposibles pueden superarse cuando existe compromiso, dedicación y talento dirigidos al bien común. La ciencia y la tecnología, puestas al servicio de las necesidades de la gente, son herramientas tremendamente poderosas.

En 1980, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró que la viruela había desaparecido en la totalidad del planeta. Unos pocos años atrás, tal suceso parecía inimaginable, incluso en opinión de los más destacados expertos.

El principal responsable de la estrategia de salud pública, que se tradujo en la eliminación de la viruela humana, fue William Foege, quien afortunadamente ha asentado por escrito algunas de las lecciones aprendidas durante el arduo proceso.

A continuación, me serviré de dichos planteamientos para proponer su aplicación a los inmensos desafíos que tenemos por delante en el siglo XXI:

Uno. Es posible realizar esfuerzos globales. Asignaturas pendientes como el calentamiento global y la desigualdad social lastiman a la mayor parte de las naciones —si no es que a todas—. Cuando asumimos que la problemática es compartida, más allá de las fronteras políticas, se torna viable hallar soluciones comunes a los retos del presente y del futuro.

En este sentido, la cooperación resulta clave para emprender acciones que sean efectivas con el propósito de combatir los males que aquejan a las sociedades alrededor del mundo. Solo a través de la organización y la colaboración podremos encontrar propuestas de cambio urgentes y suficientes.

Dos. Las cosas no suceden por casualidad. Realizar un diagnóstico preciso es determinante para acceder a las respuestas que buscamos. Cualquier estrategia factible y exitosa es producto del trabajo serio y no de la mera improvisación. Para resolver problemas, hay que ponerse a pensar, analizar y llegar a conclusiones. De otro modo, estaremos gastando energía y esfuerzo en soluciones no viables.

Resignarse a que las cosas sigan igual no es una opción; una mirada de optimismo es indispensable, aunque para ello se requiere de compromiso y perseverancia. El recorrido de los mil kilómetros se inicia con el primer paso, como dijera el pensador chino Lao-Tsé.

Tres. Las alianzas son imprescindibles. La única fórmula para responder a los retos del siglo XXI es mediante el involucramiento de gobiernos, iniciativa privada, sociedad civil y ciudadanía; el conjunto de los agentes de poder será capaz de hacer frente a los problemas que aquejan a la totalidad de la población.

Los esfuerzos aislados no suelen rendir frutos. En cambio, la pluralidad de ideas y la suma de pequeñas acciones han demostrado ser eficientes para llevar a los seres humanos a la Luna y a hallar la vacuna contra Covid-19 en tiempo récord —por citar dos ejemplos—.

Cuatro. Aunque el objetivo sea global, su implementación debe ser local. Tenemos muchos retos compartidos alrededor del orbe, pero cada comunidad tiene sus propias necesidades. Por tanto, las propuestas de soluciones deben basarse en el contexto particular de su entorno.

Poner en práctica estrategias de atención focalizadas es sumamente efectivo, particularmente cuando se activan iniciativas de la propia ciudadanía que vive las problemáticas que le afectan.

Partir de lo local a lo global es la mejor forma de iniciar la transformación de la realidad para mejorarla. La influencia de la comunidad es el mayor activo para generar un impacto real.

Ningún reto es insuperable cuando hay voluntad por hacer. Como generación, tenemos, en gran medida, el porvenir en nuestras manos; me gusta repetir que el futuro no es lo que va a pasar, sino lo que vamos a hacer.

Estoy convencido de que un mensaje de optimismo es fundamental para afrontar un mundo cambiante y plagado de desafíos. Es tiempo de actuar; aquí y ahora.— Mérida, Yucatán.

fournier1993@hotmail.com

Licenciado en Derecho, maestro en Administración

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