“La caricatura, el cartón y la crítica política son un asunto de salud colectiva. Una comunidad es más sana cuando sus integrantes ríen abiertamente de las pifias de sus gobernantes y representantes sin temor a ser callados o violentados”, afirma el yucateco Antonio Peraza Rivero, “Tony”.
Colaborador de Diario de Yucatán y de Grupo Megamedia desde hace muchos años, el cartonista subraya:
“Manejar la cosa pública sin el molesto ojo público es el sueño ideal de muchos políticos. Pero ha quedado demostrado ampliamente que cuando no hay vigilancia, la política se convierte en rapiña”.
Antonio Peraza Rivero, “Tony”
Y agrega: “La política necesita de contrapesos. Los políticos precisan de plumas bien afiladas que desinflen el globo aerostático en el que se desplazan y que los regrese de vez en cuando al piso”.
Ecos de un incidente con morenistas
Estos conceptos de “Tony” tienen relación con un incidente ocurrido el viernes pasado, 26 de abril, en Mérida. Políticos del partido Morena encabezados por el excanciller Marcelo Ebrard Casaubón, quien llegó ese día a Yucatán para sostener actividades oficiales, y Joaquín Díaz Mena, candidato a gobernador, asistieron a una comida en un restaurante del primer cuadro de la ciudad.
También estuvieron cercanos colaboradores del candidato a la gubernatura, como Alberto del Río Leal, y algunos aspirantes a cargos de elección, entre ellos Jéssica Saidén Quiroz, candidata a diputada federal por el Distrito 6.
De acuerdo con versiones que recibió esta casa editorial, una persona muy cercana a “Tony” se acercó a saludar a los comensales.
Cuando llegó con Jéssica Saidén, hija del secretario de Seguridad Pública, Luis Felipe Saidén Ojeda, ésta le dirigió un mensaje para el cartonista: que “se calme” (en alusión a caricaturas incómodas) porque “las cosas van a cambiar”.
“Que se calme”.
Jéssica Saidén Quiroz, candidata de Morena a diputada federal por el Distrito 6
La receptora del mensaje preguntó si se trataba de una amenaza. La candidata se limitó a levantar los hombros.
Comentarios del caricaturista “incómodo”
Enterado de los hechos, que tuvieron como testigos a los ocupantes de la mesa, el Diario solicitó al caricaturista sus puntos de vista y le envió preguntas relacionadas con su trabajo de retratista de la vida política nacional y local.
“Tony” nos envió sus respuestas en los términos que reproducimos a continuación:
¿Qué función cumple la caricatura política? ¿Cuáles son sus ingredientes?
La caricatura, el cartón y la crítica política son un asunto de salud colectiva. Una comunidad es más sana cuando sus integrantes ríen abiertamente de las pifias de sus gobernantes y representantes sin temor a ser callados o violentados.
La política que practican los políticos se ha convertido en un lamentable espectáculo de narcisos adictos a su reflejo en las pantallas y al intoxicante abrazo virtual de sus seguidores. Ignoran, como nunca antes, el más elemental sentido del ridículo.
La carcajada ciudadana brota como una molesta distorsión en ese reflejo. Les recuerda el evidente fracaso de sus performances y el daño que provoca la sobredosis irresponsable de aplausos. El meme, el cartón y el sketch rasgan la burbuja autocomplaciente en la que se refugian.
Los políticos sensibles a la crítica (que aunque cada vez menos, los hay) leen el pulso de esos calambres e integran esos elementos a sus diagnósticos. Los que no lo son señalan con dedo flamígero al mensajero, descalifican, deslegitiman, amenazan.
impermeables a la crítica. Infantilizan a sus seguidores con el burdo guiñol maniqueo de Nosotros / Ellos. Banalizan el concepto Guerra Sucia y lo aplican a cualquier señalamiento que los incomode.
Se sienten más cómodos con el concepto de vasallaje que con la construcción de ciudadanía. Esta última no puede entenderse sin el ejercicio permanente de la exigencia, la vigilancia y la crítica.
¿Cómo se transforma el humor en arma contra excesos del poder político?
Manejar la cosa pública sin el molesto ojo público es el sueño ideal de muchos políticos. Pero ha quedado demostrado ampliamente que cuando no hay vigilancia, la política se convierte en rapiña.
La crítica intenta mirar más allá de las fotos que ponen a circular en redes. Aman exhibirse pero odian que se les exhiba.
El niño que señala la inexistencia del traje nuevo del emperador sigue siendo incómodo.
¿Cuáles son los riesgos para sus autores y sus medios en tiempos electorales?
Los políticos necesitan que plumas bien afiladas les desinflen el globo aerostático en el que se desplazan por sobre nosotros y que los regrese de vez en cuando al piso.
La crítica exhibe el absurdo del costoso andamiaje sobre el cual construyen sus campañas y sus marcas registradas.
Eso lastima egos y trayectorias burdamente maquilladas.
¿Qué valor darle a la incomodidad de algunos personajes expuestos en una caricatura? ¿Son comunes los políticos de piel sensible ante esta forma de comunicación?
En estos tiempos los políticos dependen cada vez más de su imagen. Cada uno de ellos actúa como pequeños gerentes de su propia franquicia, que son ellos mismos.
En su vestimenta, sus nombres son más grandes que el movimiento al que dicen pertenecer. Sus egos hinchados de esteroides solo parecen escuchar los reportes alegres de sus community managers.
Políticos que antes respetaba por el umbral tan amplio que tenían ante las puyas críticas ahora exhiben una hipersensibilidad digna de un novato.
Me escriben descalificando las fuentes usadas en un cartón pero no desmienten a la periodista que las reveló en un medio nacional. Y vemos cómo se multiplican los casos en donde se apunta al mensajero para desviar la atención al mensaje.
La política necesita de contrapesos. Los políticos precisan de plumas bien afiladas que desinflen el globo aerostático en el que se desplazan y que los regrese de vez en cuando al piso.
¿Hay algún incidente que hayas experimentado sobre las expresiones de esa incomodidad?
Incomodidad hay siempre. Lo que cambia es la forma de proyectarla.
El incidente más reciente fue hace apenas unos días. Durante la visita de Marcelo Ebrard a la ciudad, se organizó una reunión con el equipo del exaspirante a la Presidencia de México y aspirantes de su partido en un restaurante de comida regional.
La poco prudente hija de un poderoso secretario del actual gobierno estatal se dirigió a una persona muy cercana a mí para pedirle que me dijera que yo “me calmara” porque “las cosas van a cambiar”.
Ante la frase abiertamente hostil, la persona de toda mi confianza le preguntó si se trataba de una amenaza.
La también aspirante a una diputación federal se limitó a alzar los hombros sin desmentir el señalamiento. Se le respondió que a mí nadie me amenazaba y que me cuidan Dios y la Secretaría de Seguridad Pública.
En estos días en los que el periodismo se encuentra bajo asedio cotidiano desde las más importantes tribunas políticas, una expresión como la descrita no es un asunto menor. La amenaza más pequeña se agiganta grotescamente en este contexto.
Ante este panorama, el silencio no es opción. Que el miedo no sea el mensaje.
NUESTRA SOLIDARIDAD PARA CON TONY. CONCIENCIA PÚBLICA Y CÍVICA DE LA SOCIEDAD MERIDANA Y YUCATECA. “Todos somos TONY”. Tomen nota las organizaciones de Prensa y Derechos Humanos. Escarnio legal y moral a la gestora del infausto mensaje violento.