Filiberto Pinelo Sansores
Editorial de Filiberto Pinelo Sansores

Como Renán Barrera no logra levantar el ánimo con sus dichos sobre qué haría si llegara a ser gobernador de Yucatán ha adoptado la estrategia de envolverse en la bandera yucateca como medio de atrapar votantes.

Piensa que los yucatecos somos de flaca memoria y no recordamos su desempeño como alcalde durante sus largos 9 años al frente de la comuna meridana.

Durante ese tiempo lo único que hizo fue tratar de quedar bien con la franja más adinerada de la población mientras a los pobres y de clase media les hizo unas cuantas obras usando el dinero que serviría para ello en su costosa campaña por su siguiente cargo.

Una de las prioridades de sus 3 mandatos fue la obtención de recursos, a como diera lugar, para sus fines; por eso sangró todo ese tiempo a los contribuyentes vía los impuestos y los derechos que cobra el Ayuntamiento, particularmente, el predial. Año a año, estuvo elevando ese impuesto de manera tramposa y arbitraria.

A partir de que el PRI se comenzó a desinflar, en 2012, periodo que concuerda con el inicio de su primer mandato, el alcalde no cesó de sangrar los bolsillos de los contribuyentes en aras de sus ambiciosos planes personales.

Uno se los rasgos distintivos de los gobiernos panistas es la manía de aumentar impuestos y contraer deudas, en vez de aplicar políticas de austeridad que eviten gastos suntuarios —como altos sueldos, costosas canonjías y constantes viajes, con nutridas cortes de altos funcionarios, que no servidores públicos, al extranjero—.

De ese modo desvían grandes cantidades de dinero, que podrían invertir en obras, servicios y programas en beneficio de la población.

La muestra de que esto no es privativo sólo de la comuna meridana o el gobierno estatal, sino práctica de todos los aparatos de gobierno en manos del PAN, es el del Ayuntamiento de Progreso, donde el pago por el impuesto predial, el agua potable y la recoja de basura, son todavía más caros que los abusivos precios del panismo meridano.

Se trata de administraciones de relumbrón que les sacan brillo a ciertas partes de los territorios que gobiernan mientras mantienen en el abandono a grandes conglomerados de las demás.

Esto se puso de manifiesto en el primer día de la campaña del candidato panista, el 1 de marzo, en el alejado municipio de Tahdziu, donde reconoció que, “a pesar de que desde hace 15 años, este municipio era considerado el más pobre de América Latina, hasta hoy persisten grandes carencias, pues hoy día ningún habitante de este sitio está registrado ante el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS)”.

No se preguntó, por qué después de tantos años de gobiernos yucatecos del Prian, ese depauperado pueblo sigue así.

Décadas, siglos, transcurrirán y no habrá cambios profundos en nuestra entidad, a pesar de que, como es evidente, el resto del país se siga transformando, mientras, a la par, no haya en ella un cambio cualitativo en sus gobiernos locales que los conviertan en aceleradores, en lugar de rémoras, de la transformación como lo está demostrando el de Mauricio Vila al oponerse a programas federales como el que se está implementando en 23 entidades del país para mejorar, en grado sumo, la salud de los mexicanos y el instituido para dar apoyo a los discapacitados desde los 29 a los 65 años, al negarse a firmar los acuerdos respectivos.

Es evidente que hace falta un cambio de tipo de gobierno en nuestro estado para que éste pueda transformarse a fondo, en beneficio de sus sectores mayoritarios y no de la exigua minoría que hasta hoy ha sido privilegiada por la dupla que, desde hace muchos años nos gobierna, primero, con siglas separadas y ahora uniéndolas con descaro en la voz Prian para mostrar lo que siempre hicieron a escondidas.

En lo que lleva de su breve pero intensa campaña, el candidato de la coalición Juntos Haremos Historia, Joaquín Díaz Mena, ha hecho propuestas que van de la mano con la transformación del país, entre estas, la de mejorar cualitativamente la salud de los yucatecos, lo que no ocurriría con un gobierno faccioso como el que Barrera representaría.

Es de recordar que en las 23 entidades del país que firmaron el acuerdo respectivo, se está desarrollando un proceso para establecer un sistema nacional de salud que garantice atención de calidad con médicos, enfermeras, especialistas, medicamentos, estudios e intervenciones quirúrgicas, de manera gratuita, a todos los mexicanos que no tengan seguridad social. Vila no ha querido firmar el convenio y Barrera ha dicho que no lo hará.

En Yucatán, ante la incapacidad del gobierno de estado de construir un hospital de las dimensiones del Agustín O´Horán, es el gobierno federal el que ya lo está haciendo, aunque el gobernador Vila, como es su costumbre, se quiera atribuir los méritos.

Ese hospital está siendo construido por Sedena, costará cerca de cuatro mil 720 millones de pesos —incluyendo construcción y equipamiento— y tendrá 300 camas. Cuando se ponga en operación no será del gobierno estatal quien lo administre sino, como es lógico, el sistema IMSS-Bienestar, con el cual, según dice, Barrera no se entenderá, por su separatismo trasnochado, fruto de su ideología.

A Yucatán no le conviene ese separatismo abiertamente manifestado por el candidato de la derecha. “No permitiremos —exclamó en un mitin— que nos vengan a imponer a los yucatecos modelos cuyo diseño no considere la realidad y las prioridades locales o que signifiquen alterar nuestro estilo y calidad de vida o la seguridad, la paz y la tranquilidad que nos caracteriza”.

Como no dice a que “modelos” se refiere, se deduce que va a continuar con los de siempre, los que dejan grandes utilidades a un pequeño sector de la población y pobreza y miseria, como siempre, a los demás, mientras se sigue gastando el dinero público en sus campañas.

Al estado le conviene un gobierno que trabaje unido con el que, con toda seguridad, tendrá el país, el de la doctora Claudia Sheinbaum, ante el obvio desfonde de la candidata de las palabrotas y el pegado de chicles en las sillas donde se sienta.— Mérida, Yucatán.

fipica@prodigy.net.mx

Maestro en Español. Especialista en política y gestión educativa

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