Fernando Ojeda Llanes (*)

En escritos anteriores he mencionado que las empresas, tanto comerciales como industriales y de servicios, se constituyen para dos objetivos básicos: crear empleos prestando servicios a la comunidad y generar beneficios para sus propietarios o accionistas, para tal caso deben cumplir con sus objetivos y tener una buena organización y en caso necesario formar su gobierno corporativo que consiste en poner en acción su asamblea general de accionistas, consejo de administración que incluya consejeros externos y la organización con su director general.

Es necesario en las empresas utilizar en todo momento el proceso administrativo que conocemos como planeación, organización, dirección y control, en forma coloquial menciono que hay un término denominado implementación que comprende a las últimas tres fases del proceso administrativo que le siguen a la planeación.

Existen muchas actividades o procesos que se pretende utilizar en las empresas y no funcionan mucho tiempo, porque solo se planean y no se implementan, de tal forma que no cumplen con lo básico, que es el proceso administrativo, y se quedan en grandiosos planes.

Hablemos de la planeación estratégica, que consiste en que un equipo de trabajo de la empresa se reúne en varios momentos para diseñar qué acciones son necesarias realizar para un exitoso futuro del negocio, que incluye el crecimiento; el defecto de este elemento es que se queda solo en la primera palabra de su acepción “planeación” o sea se diseña todo un grandioso y abultado documento de acciones necesarias y aquí termina todo, con esto quiero decir que no se implementa y queda en el archivo de la alta dirección; de esta manera, si al director de la empresa le preguntan si tiene planeación estratégica, contesta que sí y no miente, porque aun cuando solamente muestre un cuaderno con bellas gráficas y colores —es un hecho—, pero con la tristeza en su interior para decir que no se ha implementado y ya hace años que se diseñó.

Lo anterior nos está señalando que el alto costo de ese trabajo fue dinero tirado a la basura porque la empresa continúa en forma inercial con sus operaciones continuas sin objetivos a cuáles llegar en el largo plazo.

Lo más trágico de esta forma de proceder es que hay muchas medianas empresas que sufren gastos innecesarios, robos y fraudes por fallas o falta de control interno; se contratan despachos externos para evaluar y diseñar los procedimientos requeridos y no se implementan.

Empresas que intentan implementar se encuentran con el problema de que no funcionan; cuando se investiga, el motivo es que el ejecutivo o personal responsable del área respectiva no cumplen con los procedimientos o de plano la implementación fue un fiasco porque no se supervisó.

Lo anterior nos hace observar que, en este requerimiento de control interno, tal y como debe de hacerse en toda actividad y proceso, no se cumple el proceso administrativo completo: planeación —sí—, organización, dirección y control —no—.

Con lo anterior, observemos que toda actividad que debamos realizar en la empresa que como ejemplo he mencionado: planeación estratégica y control interno, debe implementarse ejerciendo una supervisión efectiva sobre su funcionamiento y que los ejecutivos que lo tengan a su cargo apliquen uno de los valores humanos más importantes para estos casos que es la responsabilidad.

La responsabilidad puede definirse como una obligación moral o legal del cumplimiento de deberes. Es un signo de madurez, ya que el cumplimiento de una obligación implica esfuerzos por realizarlos y el no lograrlo genera consecuencias. Actuar con responsabilidad implica asumir las consecuencias de nuestras acciones y decisiones, tanto buenas como malas.

Podemos comprender con base en lo mencionado que tratándose de control interno, cada responsable de área debe asumirse como su propietario, debido a que, indefectiblemente, el no funcionamiento de los procedimientos respectivos trae consecuencias tanto para el negocio en general como en forma individual, lo que motiva a que se pierda la confianza en nuestro desempeño.

Dejemos de incurrir en el error de planear en forma constante sin la implementación necesaria de las acciones requeridas; si las empresas hacen una reflexión sobre todo lo mencionado, se podrán dar cuenta que se pierde mucho tiempo en solamente planear sin actuar, como dicen los americanos: “time is money” (el tiempo es dinero).— Mérida, Yucatán.

ferojeda@prodigy.net.mx

Doctor en investigación científica. Consultor de empresas.

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