Página editorial de Diario de Yucatán

El tercer debate no convenció y una vez más evidenció el formato disfuncional e inoperante de los tres eventos celebrados en esta campaña presidencial.

El debate, que no llegó a debate, fue repetitivo, soso en ocasiones, evasivo por algunos candidatos y muy pobre en las propuestas.

Xóchitl Gálvez se mostró agresiva y con más aplomo que en los dos debates anteriores, pero su propuesta sobre seguridad no fue contundente, le faltó aterrizarla y ofrecer una estrategia sólida y articulada.

Claudia Sheinbaum repitió su script: muy a la defensiva, sin responder cuestionamientos claves, vaya ni siquiera tuvo la atención y delicadeza de voltear a ver a sus contrincantes, tampoco aportó algo nuevo en seguridad o en migración.

Jorge Álvarez Máynez fue inocuo e insípido, lanzó buen rollo a la hora de sus propuestas; es evidente que nunca ha ocupado un cargo administrativo, para colmo cubrió cuantas veces pudo las espaldas de Claudia y atacó repetidamente a Xóchitl y al Prian.

En casa seguimos el debate cinco personas, una de ellas se durmió a la mitad del programa, otra se levantó varias veces evidenciando hastío y los tres restantes estuvimos esperando alguna sorpresa interesante que nunca llegó.

Al final todos estábamos desesperados para que terminara el evento y conversar de otros temas.

Los tres debates de candidatos presidenciales dejaron mucho qué desear por varios factores.

En primer lugar el formato de dos o tres periodistas que no cuestionan a fondo a los participantes no funciona.

Solo se dedican a exponer las reglas del debate, a leer los temas a desarrollar, a repetir las preguntas que otros hacen y a una y otra vez a explicar lo que está permitido y lo que no.

Son demasiados temas y demasiado tiempo; este último debate duró más de hora y media con una larga lista de asuntos a tratar, ¿por qué no concretarse a una hora y abordar dos o tres temas? En el último caso, bien pudieron ser la migración y la inseguridad.

No entiendo cómo los candidatos no entablaron discusiones entre ellos, un evento sin intercambio de opiniones e incluso ataques no se puede llamar debate, en todo caso es simplemente una exposición de ideas y planes de cada quien.

Recordamos que hace seis años hubo discusiones entre los aspirantes presidenciales, a pesar de que eran cuatro participantes.

En el futuro habrá que definir si el debate se concreta a los dos candidatos punteros porque tres o más complica el formato y diluye el interés del auditorio.

También será menester revisar el papel de los periodistas, seleccionar a un buen entrevistador a quien se le deje en libertad para hacer preguntas claves e incisivas sería lo más deseable. De nada sirve tener dos o hasta tres conductores si solo se dedican a leer los temas y las reglas del encuentro.

Por último, es importante que los debates de aspirantes a la Presidencia de la República sean transmitidos a escala nacional por las principales cadenas de TV.

El INE y muchas empresas de medios realizaron un gran esfuerzo para transmitir online, pero infinidad de mexicanos carecen de servicio de internet o simplemente desconocen cómo conectarse a las redes sociales.

Estamos a escasos días de las elecciones y, por lo que observamos, el ambiente político y social está cada vez más crispado y enrarecido; ojalá tengamos el 2 de junio una jornada pacífica y muy participativa.

Noticia final…

Lo que faltaba: una ráfaga de viento ocasionó el desplome del templete en el cierre de campaña de Movimiento Ciudadano en San Pedro, Nuevo León, con un saldo hasta el momento de escribir este artículo de nueve muertos y más de cincuenta heridos. Llamó la atención en los videos de la tragedia la facilidad de Álvarez Máynez para correr y dejar atrás al resto de los candidatos de MC.— Hermosillo, Sonora.

jhealy1957@gmail.com

Periodista

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