El anterior gobierno federal declaró 2024 como el Año de Felipe Carrillo Puerto (FCP), encomiable decisión que tuvo por objetivo honrar y valorar la memoria, la obra y el legado del gobernador socialista, quien fue alevosamente asesinado hace poco más de cien años por la soldadesca que se adhirió a la sublevación delahuertista en diciembre de 1923.

Al cumplimiento del centenario del fusilamiento sumario de FCP, tres de sus hermanos, el alcalde de Mérida y otros cercanos colaboradores —ejecución realizada con inusitada saña el 3 de enero de 1924— se ha añadido otra importante efeméride: el 150 aniversario del natalicio del llamado “Dragón de los ojos verdes”, acaecido en Motul el 8 de noviembre de 1874.

Con motivo de estas conmemoraciones, que tienen un hondo significado para la memoria histórica del pueblo yucateco, una comisión especial integrada por destacadas personalidades de la Uady y de otras instancias llevó al cabo una intensa jornada para resaltar la trayectoria revolucionaria de FCP, así como el impacto que tuvieron las acciones programáticas y legislativas que impulsó durante su efímero gobierno de apenas 2 años (1 de febrero de 1922 a 3 de enero de 1924).

Tal vez nunca como ahora, en los tiempos de la Cuarta Transformación, se había difundido y exaltado con tanta amplitud la obra y el legado de FCP, de su hermana Elvia y, en general, de los actores políticos y sociales que con su decidida participación influyeron significativamente en el curso de los acontecimientos históricos en los agitados tiempos de la Revolución.

En el marco de dichas celebraciones, considero que el inconmensurable legado histórico del gobernador socialista de Yucatán debe verse desde dos planos:

a) Por un lado, destacar su firme determinación de encabezar un amplio programa de cambios radicales en la sociedad yucateca de su tiempo, es decir, continuar y profundizar la ingente labor transformadora iniciada por el Gral. Salvador Alvarado durante el periodo 1915-1918, que consistió en romper con las estructuras socioeconómicas y políticas del viejo régimen porfirista y con sus arcaicas relaciones de explotación que una insaciable y refinada élite oligárquica ejercía sobre vastos sectores populares.

b) Por otro lado, ponderar que FCP se adelantó a su tiempo debido a que las transformaciones que impulsó, aún a costa de su vida, tuvieron un impacto de largo alcance histórico en razón de que estos cambios prefiguraron un modelo de sociedad más equitativo, justo, incluyente y democrático.

Sin caer en visiones míticas, idealistas o apologéticas, debe señalarse que las evidencias históricas demuestran fehacientemente que la actuación política y administrativa de FCP estuvo orientada a acabar con las graves injusticias, desigualdades, discriminaciones y exclusiones que caracterizaban a la sociedad yucateca en esos tiempos, y que su preocupación por el bienestar de los trabajadores, de las mujeres, de los jóvenes, de l@s niñ@s y del pueblo maya en particular, constituía sin lugar a dudas una de sus principales prioridades como dirigente político y como gobernante.

De igual manera, FCP estaba plenamente convencido de que la educación racionalista, científica y democrática era una poderosa arma para contribuir a la superación y a la liberación de los sectores populares.

Por lo anteriormente señalado, tuvo que enfrentarse a la oposición férrea y hasta violenta de los sectores conservadores de aquella época: oligarquía económica, jerarquía eclesiástica, ideólogos, políticos, prensa dominante, etcétera.

No es la intención de este artículo realizar un recuento de las intensas acciones programáticas que se implementaron durante el gobierno de FCP, que abarcaron diferentes campos vitales como economía, política, administración pública, cultura maya, reparto agrario, trabajo, familia, y, sobre todo, la educación, campo este último en el que se desplegó un mayúsculo conflicto político-ideológico entre el gobierno socialista y los sectores ultraconservadores de la sociedad.

Lo que aquí quiero destacar es la innegable actualidad que cobra el legado de FCP, ya que, guardadas las plausibles diferencias de contextos, en la actualidad persisten graves expresiones de desigualdad, exclusión, pobreza, discriminación y marginación, especialmente en lo que respecta a la situación en que viven el pueblo maya y otros sectores populares.

Más actualidad cobra dicho legado si consideramos que en nuestro estado ha asumido un nuevo gobierno de la 4T bajo el liderazgo de Joaquín “Huacho” Díaz Mena, quien ha denominado a su proyecto de desarrollo como “Renacimiento Maya.”

En esta tesitura, ocurre que con motivo del 150 aniversario del natalicio de FCP, el pasado 8 de noviembre se realizó un importante acto conmemorativo en Motul. En este evento, el gobernador señaló la importancia de “recordar y seguir su legado con más fuerza que nunca, toda vez que su figura es una gran fuente de inspiración para todos aquellos que anhelan un Yucatán de prosperidad compartida y con bienestar para todas las familias” (DY, 9 de noviembre, Local, p. 7).

Y es aquí donde surge algunas interrogantes para todos: ¿cómo podemos honrar y quizás emular el legado de FCP?; ¿qué debemos hacer, en nuestros respectivos ámbitos de actuación, para revertir las tendencias negativas que oprimen a nuestro estado y le impiden tener un desarrollo más equitativo, incluyente y democrático?; si se ha dicho que el malogrado gobernador socialista y su proyecto se adelantaron a su tiempo, ¿mediante qué políticas públicas y acciones los gobernantes y la clase política se proponen no sólo honrar tan preciado legado sino incluso tener la osadía de adelantarse a su propio tiempo?

Faltando poco tiempo para concluir el Año de Felipe Carrillo Puerto, bien valdría la pena reflexionar sobre estos tópicos que son de marcada actualidad. Al tiempo.— Mérida, Yucatán.

canek_1999@yahoo.com.mx

Doctor en Educación. Exdirector de la Universidad Pedagógica Nacional en Yucatán.

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