Hace casi tres mil años, queridos abuelos, Dios reveló a Moisés los Diez Mandamientos que no han sido superados por ningún otro código de vida y quienes lo han pretendido sustituir, han provocado graves complicaciones.

Después de los tres primeros mandamientos, que se refieren a santificar el nombre de Dios, el cuarto se refiere a honrar a la madre y al padre.

Así de importante es para nosotros —y para Dios— que aprendamos a honrar y defender a nuestros padres.

10 de mayo, desde el siglo pasado, se ha dedicado a celebrar a nuestras madres.

La maternidad biológica —facultad natural y exclusiva de la mujer— es un milagro humano; más del 70% de las mujeres experimentan la maternidad biológica, sin embargo, no todas dan el paso a la maternidad espiritual.

La maternidad biológica procrea un hijo con ayuda de un papá. La maternidad espiritual engendra a un hijo cuando le transmite valores y convicciones vitales que lo protegerán y acompañarán toda su vida.

La maternidad espiritual, mis avisados abuelos, es mucho más importante que la maternidad biológica.

Ser abuela es la maternidad espiritual por excelencia y es un don divino.

A ti que has tenido la gracia y bendición de llevar a un bebé en tu vientre. A ti que has dado el paso de la maternidad biológica a la maternidad espiritual acompañando el crecimiento y educación física y espiritual de alguien, que Dios y la Virgen María, su madre, te sigan bendiciendo.

Psicólogo clínico, UVHM. Tutor Salud Mental y Espiritualidad para Adultos.WhatsApp: 9993-46-62-06. @delosabuelos

 

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