La Orquesta Sinfónica ha cumplido veinte años. Es un detonante cultural, ofreciendo música en vivo, educación artística y oportunidades a talentos locales. Es formadora de públicos, fortaleciendo nuestro sentido de comunidad, el orgullo local y la calidad de vida; además, atrae turismo e inversiones.

Hace un año nos dejó Juan Carlos Lomónaco y hace poco Miguel Escobedo, lugares que hoy ocupan José Areán y Pablo Maya; se perciben cambios en la programación y una mayor presencia de la Orquesta fuera de su recinto habitual, reforzando visibilidad, identidad y sentido de pertenencia.

Ajustes favorables que potencializan nuestro desarrollo; sin embargo, hay tareas pendientes al interior del grupo, donde pocas cosas han cambiado; me refiero a las condiciones laborales de los ejecutantes, sus salarios bajos, obsoletos y prácticamente congelados; un aparato administrativo abultado y, sobre todo, un clima laboral viciado por un ambiente contaminado de inconformidades desde hace muchos años.

En vísperas de un cambio de administración estatal, urge una profunda reingeniería dentro de la Orquesta y un nuevo modelo de gestión. Por muchos años, el gobierno no ha sabido aprovechar el enorme potencial que tiene la institución como herramienta clave de su política cultural.

Visualizo seis ejes principales para el diseño e implementación de un nuevo modelo:

Primero.— Mayor programación contemporánea e incluyente, que contemple, además de las obras de los grandes maestros, música mexicana, contemporánea y de compositores locales. Que tenga como invitados a destacados solistas nacionales e internacionales y dé cabida, cuando se requiera, a talentos nuestros, como pueden ser los estudiantes de la UNAY. Crear conjuntos artísticos que difundan música barroca, contemporánea y de cámara. Implementar en los conciertos regulares políticas de bajos precios, para sectores específicos y nunca descuidar la programación dirigida a públicos especiales, ni los eventos multidisciplinarios, ópera, ballet o producciones con las herramientas que nos proporciona la tecnología.

Segundo.— Potenciar las actividades externas, acercando la Orquesta con frecuencia a personas que por su condición no pueden asistir a los conciertos regulares, multiplicar las presentaciones en foros alternativos adecuados en poblaciones del interior del Estado, en colonias marginadas, deseamos una Orquesta con mayor sentido y compromiso social. Implementar acciones donde los músicos de forma individual o en pequeños grupos asistan a escuelas, hospitales, reclusorios o lugares de alta marginación.

Tercero.— Multiplicar la presencia de la Orquesta en presentaciones de diversos géneros, disruptivas, masivas, populares, que den visibilidad, atraigan nuevos públicos y generen recursos económicos extraordinarios. Vincular al grupo con la industria cinematográfica y del espectáculo, producir grabaciones y pistas sonoras, audiovisuales de carácter formativo. Hermanarse con la música popular yucateca y producir filmaciones en lugares históricos/ turísticos para crear materiales de impacto, para la promoción cultural y turística de Yucatán. La Orquesta tiene que ser protagonista de los grandes eventos que se realicen en Yucatán.

Cuarto.— Potenciar la labor del patronato, que representa un aval civil a un proyecto gubernamental, crear un consejo consultivo externo y fortalecer la comisión artística, instituciones que garantizan continuidad y excelencia a la Orquesta.

Quinto.— Reingeniería profunda al interior del grupo, su organigrama, sus reglamentos, reorganizar sillas o atriles, claridad en la contratación de nuevos integrantes, salarios dignos y prestaciones para los integrantes.

Sexto.— Desarrollar estrategias mercadológicas que le permitan, igual que otras Orquestas en el mundo, hacerse de nuevos ingresos, patrocinios y aliados estratégicos para alcanzar sus objetivos culturales y de nuevas audiencias. Entendiendo tendencias de mercado, actualizarse con las nuevas tecnologías, con el uso creativo de redes sociales y evolucionar con flexibilidad y capacidad de adaptación a las circunstancias; en resumen, ser competitivos y creativos desarrollando modelos para obtener mayores recursos.

A punto de transitar por el segundo cuarto del siglo XXI, la Orquesta necesita evolucionar planteándose nuevos retos, formas novedosas de ser, de hacer arte y desarrollar cultura.

Tenemos músicos comprometidos y altamente especializados, necesitamos un conjunto estimulado y entusiasmado, en un buen ambiente laboral, condiciones dignas y salario justo; con lideres más imaginativos, carismáticos y comprometidos con la institución. Queremos una Orquesta de excelencia, contemporánea, sustentable y con gran responsabilidad social. Los incipientes cambios que vemos deben evolucionar y fortalecerse para que nuestra Orquesta desarrolle todo su potencial, para bien de Yucatán entero y para orgullo de los que habitamos esta maravillosa y musical tierra.

Promotor cultural.

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