Después de más de cinco años de no presentarse en Mérida, el violinista Diego Coral, radicado actualmente en Londres, volverá a Yucatán con un recital que promete ser un viaje por distintas épocas de la música.
La cita será el 12 de agosto próximo, a las 7 de la noche, en la Universidad de las Artes de Yucatán (UNAY), donde Coral compartirá escenario con la pianista cubana Zuleika Díaz Roqueta.
El programa del concierto abarca obras que van del barroco al romanticismo, con toques modernos y folclóricos, y que el músico eligió con el propósito de ofrecer una experiencia musical variada, dinámica y accesible al público.
“Es como llevar al público en un viaje que empieza con el barroco, da algunos saltos, va aumentando en complejidad y luego termina en algo más ligero”, explicó el violinista, originario de Chetumal y exalumno de la propia Universidad de las Artes de Yucatán.
Entre las obras que interpretará se encuentra la Sonata para violín en Re mayor, Opus 9, número 3, del compositor barroco francés Jean Marie Leclair, pieza que Coral destaca por su belleza y porque es poco escuchada en recitales.
“Es una obra que fue considerada virtuosa en su época. Está llena de dobles cuerdas, de acordes; es rápida, es bastante cómoda para el violín y se puede notar que Leclair tocaba el violín y conocía muy bien el instrumento”, apunta.
El programa incluirá también piezas de Mozart, Fritz Kreisler y Edward Elgar, así como las Danzas folclóricas rumanas de Béla Bartók y una obra de la compositora romántica estadounidense Amy Beach, cuya música, dice Coral, recientemente ha cobrando relevancia por el interés en visibilizar a creadoras que han sido históricamente ignoradas.
“Amy Beach tiene influencias de Brahms y otros autores románticos. Es una obra con mucho lirismo y emoción, con retos similares a los de una aria de ópera, donde hay que sostener frases largas y darles coherencia”, señaló.
La mayoría de las composiciones serán interpretadas por primera vez por Coral, lo que añade un nivel de desafío y frescura al programa. “Fue una decisión valiente, sobre todo por el poco tiempo de anticipación”, consideró.
En el aspecto técnico, el violinista resaltó los contrastes estilísticos entre las piezas. Mientras Bartók demanda un sonido más libre, robusto y cercano al carácter gitano, Mozart exige precisión, claridad y un control absoluto del sonido, lo que convierte al recital en una prueba de versatilidad para el intérprete.
Coral ve su regreso a Mérida como un reencuentro con el público yucateco y su alma máter.
“Desde hace mucho tiempo quería volver a tocar en Mérida. Me emociona mucho compartir con el público yucateco, con posibles estudiantes y colegas de la UNAY. Mérida es donde hice gran parte de mi formación musical”, expresó.
El recital se enmarca en un viaje personal, aprovechando el receso de verano de sus compromisos en Europa. Además, ofrecerá un curso al día siguiente de su presentación, en las instalaciones de la UNAY. La actividad, agregó, busca enriquecer la formación de los estudiantes locales y fortalecer los lazos con la comunidad musical de la región.
“Cuando yo era estudiante, nos emocionaba mucho que viniera alguien a dar un curso o concierto. Mérida tiene músicos increíbles, pero cuando llega alguien con otra perspectiva siempre es refrescante. Me entusiasma poder devolver algo de lo que he aprendido”.