MADRID (EFE).— Un nuevo estudio vuelve a poner en entredicho una de las hipótesis más extendidas sobre el origen evolutivo del ritmo.
Investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México comprobaron que dos macacos entrenados fueron capaces de sincronizar sus movimientos con el tempo de piezas musicales reales, un hallazgo que cuestiona ideas previas sobre la relación entre vocalización y ritmo.
“Nuestros datos revelan que el macaco es capaz de percibir el ritmo y sincronizarse con la música”, escriben los autores en “Science”. El trabajo desafía directamente la conocida hipótesis del aprendizaje vocal, que sostiene que sólo especies con vocalizaciones complejas pueden sincronizarse con ritmos musicales.
Experimentos anteriores ya habían mostrado que estos primates pueden seguir un metrónomo, pero este estudio va más allá: incorpora canciones completas y complejas, incluso fragmentos de los Backstreet Boys y Barry White.
“Esto refleja una mayor generalización y flexibilidad en la percepción del ritmo”, afirman los investigadores. Uno de los puntos más relevantes del estudio es que los macacos ajustaron su ritmo de golpeteo cuando los científicos modificaron el tempo de las canciones, lo que indica que no respondían a señales aprendidas de manera mecánica.
Además, mantuvieron la sincronía incluso cuando dejaron de recibir recompensas y al escuchar una canción nueva. “Los animales se sincronizaban con la estructura musical, no con estímulos reflejos”, detalla el resumen publicado por la revista.
Sin embargo, la comunidad científica pide prudencia antes de generalizar los resultados. Asif Ghazanfar y Gavin Steingo, de la Universidad de Princeton, señalan que los comportamientos observados no son naturales, sino entrenados: “Fueron condicionados a través de recompensas extrínsecas, no de las aparentemente intrínsecas que experimentan los humanos”, escriben en un análisis acompañante. “Un comportamiento condicionado puede no ser equivalente a uno espontáneo”, subrayan.
Esa misma cautela es compartida por especialistas como Miquel Llorente, de la Universidad de Girona, quien advierte que el tamaño muestral extremadamente reducido impide conclusiones amplias.
Asegura que los macacos participaron en tareas “altamente artificiales”, lo que podría distorsionar la comprensión del fenómeno. “Este tipo de protocolos se alejan notablemente del repertorio natural de la especie”, indicó al Science Media Centre.
Finalmente, el estudio abre nuevas preguntas sobre la evolución del ritmo y las bases neurobiológicas compartidas entre especies. Pero también, como recuerda Llorente, plantea dilemas sobre el bienestar animal: mantener macacos en condiciones experimentales tan estrictas “obliga a evaluar si el beneficio científico compensa la carga para su bienestar”. Por ahora, el hallazgo aporta una pieza inesperada al rompecabezas musical de la evolución.
De un vistazo
Ritmo animal
Investigaciones recientes revelan que algunos primates pueden sincronizar movimientos con música real, lo que sugiere capacidades rítmicas más complejas de lo que se creía
Críticas científicas
Expertos señalan que las conclusiones deben tomarse con cautela por el reducido número de sujetos y lo artificial del entorno experimental, lo que limita la generalización de los resultados obtenidos.
Bienestar primate
El estudio reaviva el debate sobre el costo ético de mantener animales en entornos restrictivos para investigación, planteando si los beneficios científicos justifican las condiciones impuestas a los sujetos.
