VIENA (EFE).— Viena se prepara para un Concierto de Año Nuevo histórico. El director canadiense Yannick Nézet-Séguin debutará pasado mañana al frente de la Filarmónica de Viena e intentará modernizar el programa de música clásica más seguido del mundo, sin perder su esencia tradicional.
Uno de los ejes centrales de esta renovación será el repertorio, que mantendrá el protagonismo de la familia Strauss, pero incorporará cinco obras inéditas, entre ellas piezas de dos compositoras. Destaca la inclusión de la afroamericana Florence Price, cuya obra “Vals del arcoiris” se escuchará por primera vez en la Sala Dorada. “Florence Price fue una compositora injustamente relegada y, según sus propias palabras, lo fue por su género y por su raza”, explicó el maestro Nézet-Séguin.
El director subrayó que esta elección representa una apertura necesaria en la música clásica. “Va a mostrar un paso adelante hacia una mentalidad más abierta y hacia un mundo de la música clásica más abierto”, señaló, al destacar la influencia del vals vienés en la obra de Price. Junto a ella, sonará “Canciones de sirenas” de la austríaca Josephine Weinlich, fundadora de la primera orquesta femenina de Europa. Más allá del repertorio, Nézet-Séguin busca que el concierto transmita un mensaje universal.
“Queremos transmitir alegría, pero también una esperanza compartida”, afirmó. El tradicional mensaje de paz se reforzará con la interpretación de “Palmeras de la paz” de Josef Strauss, antes de los bises finales.
“Cuando empezamos a escuchar la misma música, sentimos que tenemos más cosas en común que diferencias”, concluyó el director canadiense.
De un vistazo
Modernización musical
El debut del director Yannick Nézet-Séguin en la Filarmónica de Viena marca una nueva etapa en el Concierto de Año Nuevo, al combinar tradición vienesa con una visión contemporánea.
Llegan a la Sala Dorada
Las compositoras Florence Price (1887-1953) y Josephine Weinlich (1848-1887) llegarán por primera vez a este escenario.