WASHINGTON.- El Senado estadounidense aprobó este jueves el nuevo tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá, conocido como T-MEC (USMCA en inglés), que representa un éxito para el presidente Donald Trump, ya que fue una de sus principales promesas electorales.

Con 89 votos a favor y 10 en contra, el Senado se sumó a la Cámara de Representantes, que previamente había dado su visto bueno en diciembre pasado al pacto.

Para su entrada en vigor sólo falta la firma del propio Donald Trump, que se espera que ocurra la próxima semana, y la ratificación en Canadá.


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El T-MEC reemplaza al Acuerdo de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), vigente desde hace 25 años, que eliminó la mayoría de las barreras y estimuló un fuerte aumento del comercio.

Sin embargo, según sus detractores Trump entre ellos el TLCAN significó que millones de empleos fabriles se mudaran a México, donde los sueldos son más bajos.

Con el nuevo pacto se busca producir más autos en Estados Unidos, donde los trabajadores ganan en promedio al menos 16 dólares la hora. Además, se obliga a México a modificar sus leyes para que se facilite la creación de sindicatos independientes, con lo que mejorarían los sueldos y las condiciones de trabajo y reduciría los incentivos para que las empresas estadounidenses trasladen sus plantas al sur de la frontera.

Aunque las negociaciones con Canadá y México finalizaron hace más de un año, los legisladores demócratas insistieron en cambios que según ellos aumentan las probabilidades de que México cumpla sus compromisos.

Como parte de las negociaciones, el gobierno de Trump aceptó eliminar una cláusula que ofrecía a los caros medicamentos biológicos hechos de células vivas 10 años de protección frente a la competencia.

Los republicanos y el presidente se han quejado de las demoras en las negociaciones, pero éstas significaron un apoyo inesperadamente amplio para el T-MEC. La central sindical estadounidense AFL-CIO apoyó el pacto, junto con decenas de cámaras empresarias y agrícolas. Los principales opositores son los grupos ambientalistas, quienes sostienen que el acuerdo contribuirá a la elevación de las temperaturas.

Se prevé que el T-MEC tenga un impacto modesto en la economía estadounidense, pero da a los legisladores de ambos partidos la oportunidad de respaldar un acuerdo ansiado por los agricultores, ganaderos y otros empresarios impacientes por superar los meses de tensiones comerciales que han complicado sus decisiones de inversión y contratación.

Trump hizo que la renegociación del TLCAN fuera un sello distintivo de su campaña presidencial en 2016 mientras trataba de obtener los votos de la clase trabajadora en estados como Michigan, Ohio, Wisconsin y Pensilvania.

El nuevo tratado incluye cláusulas diseñadas para enviar de regreso los empleos de manufactura a Estados Unidos. Por ejemplo, requiere que de 40% a 45% de los automóviles sean fabricados en países que paguen a los trabajadores por lo menos 16 dólares la hora, es decir, en Estados Unidos y Canadá, no en México.