• La Península de Yucatán, por su formación rocosa, cuenta con una gran cantidad de conductos acuíferos como cenotes y otras fracturas
  • La crianza de animales puede contaminar el agua si no se regula

La crisis hídrica que golpea al país con sequía y pérdidas de cultivo afecta a Yucatán desde la óptica de la contaminación del manto freático por el manejo inadecuado de los residuos, tanto los generados en el hogar, los negocios y la calle como los producidos por la agricultura y la cría de animales, ya sea de manera corporativa o de traspatio, así como la falta de vigilancia de las leyes y reglamentos por parte de las autoridades.

Es la falta de seguimiento de los casos detectados de posible contaminación los que, a decir de la doctora Rosa María Leal, investigadora titular de la Unidad Médica de Ciencias del Agua del CICY, son la clave para reducir o magnificar la contaminación del manto freático en Yucatán.

La especialista, quien trabaja en la evaluación de contaminantes emergentes, aquellos que contaminan en pequeñas cantidades pero de manera constante como los químicos elaborados para la producción de ropa o de bloqueadores solares y otras sustancia de uso común, asegura que tienen la misma posibilidad de contaminar tanto la granja corporativa dedicada a la explotación de animales como la de traspatio de cualquier persona.

También coloca en el mismo nivel a las familias que no desechan sus desperdicios de la manera adecuada, como las empresas que no tienen un sistema o estrategia para hacer lo propio.

Esta situación obedece, según explica, al hecho de que la frontera entre la superficie y el agua subterránea es altamente vulnerable dadas sus condiciones porosas y permeables que permiten la infiltración de fluido.

“Desde el agua que nos sirve para lavar la ropa hasta los lixiviados del relleno sanitario, el tiradero a cielo abierto o los desechos fecales producto de la crianza de animales”, señala.

Aunque la falta de agua afecta a una gran parte de México, la Península de Yucatán es abundante en este vital líquido. Sin embargo, diversas agrupaciones ambientales han externado su preocupación por las evidencias de contaminación detectadas en los últimos años, que han puesto en tela de juicio el papel de las autoridades en el cuidado de la calidad del agua.

Por ello, se buscó a la especialista para que nos hable de la vulnerabilidad del manto freático en zonas urbanas y agrícolas del estado, derivado de la contaminación del subsuelo.

Así, comenta que en la península de Yucatán existen zonas con mayor riesgo de contaminación por su formación rocosa más fracturada como aquellas donde hay alta presencia de conductos acuíferos como cenotes, o fracturas como la de Xel há, que permiten una mayor filtración de toxinas.

Como hemos informado, diversas asociaciones han manifestado su inquietud por la aceleración en el ritmo de contaminación del manto freático en la Península, derivado de diversos factores como el fecalismo, las malas prácticas en granjas y criaderos, la construcción del Tren Maya y otras que podrían derivar en una “tragedia” en caso de no regularse de manera adecuada.

La especialista del Centro de Investigación Científica de Yucatán reitera que en la Península de Yucatán existe una amplia variedad de zonas en donde el agua se encuentra a mayor profundidad, pero en otras es al contrario y la realización de actividades altamente contaminantes ponen en riesgo el manto freático.

“En Yucatán tenemos una amplia variedad de actividades, así como puntos donde hay mayor riesgo de contaminación que en otros, por lo que cualquiera puede generar un impacto negativo que puede afectar severamente al subsuelo”, dice.

“Este impacto es derivado de actividades como la generación de residuos de casa, el acumulamiento de basura y de actividades agrícolas o de ganadería y crianza a cualquier escala”, agrega.

Sobre este punto, Rosa María Leal es muy enfática: “Ya sea pequeña o grande, todas las actividades agrícolas y ganaderas tienen una alta generación de residuos, pero en la medida en que se controle con composta o con tratamiento de residuos, el impacto puede ser más o menos favorable al agua”.

Otro factor importante es la falta de un sistema de drenaje adecuado.

En algunas casas aún usan fosa séptica, pero ésta no cumple con los lineamientos de sanidad requeridos y, a falta de una supervisión de las autoridades, son focos de infección.

“Hay poblaciones como Mérida o Valladolid que no cuentan con un sistema de drenaje en las zonas centrales o antiguas y por desgracia no hay proyectos para construirlos, por lo que hay un riesgo de contaminación latente”, asegura.

Esta situación, a decir de la investigadora, se podría agravar si no se atiende el crecimiento poblacional, pues conforme aumenta el flujo de personas en un sector, se generan más problemas y surge la necesidad de atenderlos, ya sea con plantas de tratamiento de aguas u otras formas.

Ante esta situación, la doctora llama a la gente, las empresas y las autoridades a hacer su parte en el cuidado del vital líquido.

“Si al hacer una actividad no tengo la infraestructura ni cuento con las estrategias y planes de acción para controlar los residuos y aguas negras, estoy generando un problema”, dice.

“Por eso es necesario que las granjas y las casas familiares cuenten con un plan de manejo de los residuos que generan las autoridades hagan un monitoreo y/o vigilancia adecuados y constantes para disminuir el impacto de la contaminación en el manto freático”, finaliza.— MEGAMEDIA

Noticias de Mérida, Yucatán, México y el Mundo, además de análisis y artículos editoriales, publicados en la edición impresa de Diario de Yucatán