• Adriana Dávila y Luis Estrada durante una entrevista con el Diario antes de su participación en el foro “Reconstruyamos México” en Valladolid
  • Dos expertos dicen que la estrategia de seguridad en Yucatán contrasta con el desorden que se vive en la mayor parte del país

La activista Adriana Dávila Fernández, exsenadora y exdiputada federal, resume lo que considera la principal deuda de Andrés Manuel López Obrador con los mexicanos, a unos meses del final del sexenio: “Nos hizo falta presidente”.

Y abunda: “Ganó la elección para ser presidente de México y tomó la decisión de ser presidente de un movimiento y de un partido político. Eso es gravísimo porque tenemos 20 millones de mexicanos más que los que los que él recibió que no tienen acceso a la salud”.

Luis Estrada Straffon, politólogo y consultor político, dice que es difícil enumerar en pocas palabras lo que queda a deber López Obrador, pero en lo personal se declara decepcionado al ver cómo un líder tan importante —“quizá el líder más importante de la política en México en los últimos 30 años”— haya llegado a ser presidente y termine haciendo tan poco.

“El primer decepcionado de lo que prometió y no cumplió debe ser el propio presidente”, apunta. “Es triste ver a una persona tan frágil ejerciendo gobierno, a un líder completamente descafeinado y temeroso y, por tanto, violento y a la defensiva, hablando de golpes de Estado. Cuando tienes ese liderazgo podrías haber hecho tantas cosas y el presidente no las hizo”.

Principales riesgos

Luis Estrada, académico, analista político y director general de Comunicación Social de la Secretaría de Gobernación de 2009 a 2010, define algunos de los principales riesgos para la democracia en México:

  • La falta o eliminación de contrapesos al Poder Ejecutivo, al presidente.
  • Segundo, la creación de una clientela electoral que no necesariamente es efectiva o leal, sino que genera una falsa salida a una situación económica precaria, lo que genera también una expectativa que no se cumplirá en el corto plazo. Y eso, eventualmente, causará más problemas sociales de los que ya tenemos.
  • El atraso y la falta de desarrollo económico, que no se resuelven con las soluciones que está dando este gobierno.

Familias rotas en el sexenio de AMLO

Adriana Dávila, quien además de su trayectoria política ha tenido amplia participación en movimientos sociales y organizaciones de la sociedad civil, expone otras amenazas:

  • Traemos un problema de división y de polarización que no solo se da en las visiones de país, sino incluso en la vida cotidiana de las personas… Se han roto familias, se han roto círculos sociales, se han roto grupos de amigos, se rompieron las instituciones. Y creo que lo que hubo en ese proceso no fue una transformación, sino una destrucción.
  • Pensar que todo debe ser nuevo, y que además se tiene que construir sobre las ruinas, es un grave error. Estamos viviendo un retroceso que nos ubica en los años 70, que nos regresa a la voluntad de una sola persona, a que desde el centro del país se dicten las políticas públicas que se supone deben resolver la vida cotidiana de las personas.

Los dos expertos concedieron una entrevista a su llegada a Mérida para participar, ayer mismo por la tarde en Valladolid junto al empresario y analista político Manuel Díaz, en el foro “Reconstruyamos México”, que se realizó bajo los auspicios del movimiento ¡Yo participo 2024! en Yucatán.

Durante la plática, la exsenadora Dávila Fernández indica que vinieron para enviar un claro mensaje desde Valladolid:

—Ustedes (los yucatecos) están ante la gran oportunidad de cuidar lo que tienen como Estado. Y déjenme explicar: son parte de México, pero los estados donde gobierna Morena parecen ya, lamentablemente, estados narcos.

—Vale la pena que ustedes valoren perfectamente que tienen condiciones de seguridad mucho más estables y que la entrada de cualquier otro estilo de gobierno que se decida desde el centro y desde los cárteles de las drogas es gravísimo.

El doctor Estrada Straffon habla del mismo tema, en los siguientes términos:

—Es un trabajo (la estrategia de seguridad) que no se construye de un día a otro. No es casualidad, es algo que lleva varios años manteniéndose así, con un modelo de gobierno que tiene ciertas características…

—Me parece claro que la gente observa cuáles son los beneficios de estar con un modelo y los perjuicios que hay del otro. A veces los políticos y algunos analistas desprecian la inteligencia de la gente y la viveza con la que toma las decisiones.

—Creo que los electores en Yucatán tienen muy clara la decisión que deben tomar, que pueden voltear hacia atrás y ver qué es lo que les ha funcionado y no.

Dos visiones de país

Sobre el nombre del foro —“Reconstruyamos México”—, Adriana Dávila señala que los mexicanos estamos ante dos visiones de país y hay un sector muy amplio que propone la reconstrucción de instituciones que han sido “tocadas”.

“Después de una larga lucha democrática de miles y miles de mexicanos a lo largo de décadas, hoy vemos cómo se han venido destruyendo algunas instituciones, algunas formas de hacer la política”, agrega. “Se han roto todos los límites del respeto y México se encuentra completamente polarizado”.

“Es cierto que Yucatán tiene una estructura distinta, que ustedes tienen muchas cosas que salvaguardar, pero en el resto del país traemos muchísimas dificultades en la cuestión social y muchas instituciones rotas”.

“Entonces, es muy importante pedirles a las personas que vivimos en este país que seamos capaces de reconciliarnos, de reencontrarnos y de reconstruir bien esta nación. Vale la pena”.

¿Por qué hay que votar?

Los entrevistados también hacen hincapié en la importancia de ejercer el voto en la elección de junio próximo.

La excandidata al gobierno de Tlaxcala sostiene que, además de que es derecho democrático, elegir autoridades es elegir el futuro de las nuevas generaciones.

“Me parece que no solo está en juego la generación de los que van a votar ahora y en el siguiente sexenio”, enfatiza. “Lo que va a suceder a partir del 2 de junio tiene que ver con lo que puede generarse dentro de 30 años”.

Luis Estrada recalca que estamos frente a la elección más importante de la historia en México, en la que no solo se define quién ganará para gobernar los próximos seis años sino el rumbo que quizá tendrá el país en el lapso de cuatro o cinco períodos electorales más.

“Todo lo que se ha construido en décadas se puede destruir en solo unos pocos meses, ni siquiera años, y volverlo a construir cuesta muchísimo trabajo”, apunta. “Es el momento de entender la gravedad y la importancia de esta elección”.

Más adelante, la activista Adriana Dávila abunda en sus conceptos sobre lo que el presidente queda a deber a los mexicanos:

—Tenemos un presidente que se colocó como jefe del búnker de campaña de todo su movimiento. Y hay un elemento adicional, que yo espero que los yucatecos valoren enormemente. En el resto del país, o en una gran parte del país —concretamente en unas dos terceras partes—, el crimen organizado se adueñó de más territorios. Esas personas que viven en esos territorios están padeciendo muchísimo por el aumento de las muertes violentas y otros delitos de alto impacto.

—Creo que el legado del presidente terminó siendo panteones más llenos. Terminó siendo de cementerios de personas que no tenían que haber muerto, que se pudieron haber evitado sus muertes.

—Por ejemplo, las más de 250,000 personas que, según los estándares de la propia Organización Mundial de la Salud, no debieron haber muerto por la mala atención que recibieron por el Covid.

—Curiosamente, esos personajes que tendrían que estar rindiendo cuentas ante el Estado mexicano, y ante los mexicanos concretamente, hoy están de asesores al lado del presidente.

Estados que son un caos

—Las 22 gubernaturas que ellos (Morena) han ganado tienen abandonados a sus estados. Guerrero se convirtió en un caos; Morelos se convirtió en un caos; Sinaloa se convirtió en un caos; Veracruz es un desastre; en Michoacán no hay forma de que los productores de aguacate o de limón puedan transitar por las calles.

—Insisto, eso es algo que debe valorarse, porque el presidente desdeñó la vida y le quedó a deber a este país el valor de la vida.

Como en el Coliseo de Roma

—Tenemos otro elemento que afecta directamente a quienes ejercen el contrapeso público, que es el caso concreto de los medios de comunicación. Como nunca, en este sexenio los periodistas han sido lastimados, etiquetados, degradados, expuestos. Es como si estuviésemos en el Coliseo romano y los ponen a los leones: “¡Cómanselos!” Eso es gravísimo porque lo hace el jefe del Estado mexicano.

¿Han perdido valor las encuestas?

Otro tema que se aborda durante la plática es el de las encuestas políticas y el valor que se les debe conceder.

Con base en su experiencia como legisladora y comunicóloga, Adriana Dávila señala que, en primer lugar, no se deben descalificar esos trabajos de sondeo:

—Hay que leer lo que dicen esos datos y también lo que exponen otros datos. Por ejemplo, dicen que la popularidad del presidente es alta, que es lo que más se aduce, pero curiosamente eso está pegado a una serie de retrocesos en política pública.

—Por ejemplo, el presidente sale reprobado en seguridad, sale reprobado en educación, sale reprobado en corrupción —“o más bien sale muy aprobado en corrupción”— y reprobado en honestidad y transparencia, entre los rubros que tenemos en salud. Y ahí hay que ligar esos datos con otros que son oficiales: 50 millones de personas que no tienen acceso a la salud, o retroceso en educación básica de nuestros niños y niñas, que no tienen la menor idea de cómo hacer una cuenta matemática o lectura-comprensión.

—Dicen: el presidente es muy popular. Bueno, si tienes desplegada como en los años 70 a una estructura del gobierno en todo el país, que toca casa por casa y que va hablando a nombre del presidente, del hombre único, entonces sí tiene una explicación la popularidad, que no es lo mismo que prestigio ni tampoco es sinónimo de buen gobierno. Esas cosas son las que valdría la pena revisar.

—Y por último, me parece que hay que revisar que las encuestas hoy no están siendo solo instrumentos de medición, sino concretamente instrumentos de propaganda electoral. En eso hay que tener cuidado.

Herramienta de propaganda

Luis Estrada señala que por muchos años se ha palpado falta de transparencia en los encuestadores en México, lo cual arroja un retraso si se les compara, por ejemplo, con el avance técnico de las encuestas en Estados Unidos.

“Cuando los encuestadores tienen conflictos de interés o trabajan para un partido, para un gobierno y no lo dicen, entonces se vuelven una herramienta de propaganda”, profundiza.

“Creo que deberíamos tomar en serio la regulación de las encuestas. Lo que ahora vemos es una cantidad, que yo te diría ridícula, de encuestadores nuevos que salen cada semana con un nombre raro y ponen a los candidatos arriba por 20 puntos, y en otra encuesta, el mismo día, aparece abajo por 20 puntos.

“En fin, creo que toda confusión no ayuda a avanzar en los procesos. Curiosamente, lo que vinieron a resolver en su momento las encuestas eran los conflictos postelectorales para demostrar quién ganaba y quién perdía las elecciones. Ahora las encuestas son la principal fuente de controversia postelectoral, no la solución”.

En yucatan.com.mx ofrecemos una versión más amplia de la entrevista.