El paro estudiantil en la Escuela Nacional de Estudios Superiores de la UNAM inició el 18 de febrero. Las negociaciones continúan hasta hoy
El paro estudiantil en la Escuela Nacional de Estudios Superiores de la UNAM inició el 18 de febrero. Las negociaciones continúan hasta hoy

El paro estudiantil que mantiene cerrada la Escuela Nacional de Estudios Superiores (ENES) Mérida parece no tener fin.

Aunque hay disposición de la dirección de llegar a acuerdos que permitan la reapertura del plantel, hay una postura cerrada por parte de la Comunidad Estudiantil Organizada (CEO) que solo quiere negociar bajo sus condiciones.

Al menos así lo perciben directivos y docentes de la institución, quienes también se ven afectados por el paro que dio comienzo el 18 de febrero pasado.

La ENES es parte de la Universidad Autónoma de México (UNAM) y tiene sus instalaciones en el municipio de Ucú.

Se creó en 2017, pero no es sino hasta 2018 cuando comienza a ofrecer clases.

Parte de las exigencias del CEO se relaciona con necesidades que consideran hay en la escuela y su derecho a espacios deportivos, por ejemplo.

Aunque no cuentan con ellas en el lugar, sí hay un convenio para que los estudiantes puedan utilizar instalaciones deportivas cercanas al plantel.

Los espacios en la ENES están en crecimiento, toda vez que en los inicios ocupaban un predio en Xcumpich, donde la escuela funcionó de 2018 a 2020.

El 14 de febrero de 2020 se abrieron las instalaciones en Ucú, que solo se usaron hasta el 17 de marzo ante el cierre de actividades por la pandemia y no reabrieron sino hasta 2022, por lo que es poco tiempo que el plantel tiene de existir.

No son las condiciones del lugar lo que originó el paro estudiantil: el problema surgió porque un grupo de estudiantes realizaba un tianguis en el plantel y fueron retirados por personal de la institución el 7 de febrero pasado.

Ello desencadenó una serie de quejas, que ahora se han extendido a otros puntos.

Primera respuesta

El 8 de febrero la Secretaría General emite un comunicado en el que expresa su disposición al diálogo, así como a la generación de espacios de comunicación respetuosos e incluyentes para atender las inquietudes de la comunidad.

Una asamblea estudiantil para abordar los sucesos ocurridos tiene lugar el 10 de febrero. Ese día la Dirección de la ENES Mérida reconoce la asamblea y expresa su empatía con estas manifestaciones.

También aclara que los hechos del 7 de febrero no fueron aprobados ni conocidos por las instancias de gobierno de la escuela, y reafirma el compromiso con el diálogo y la concertación para resolver conflictos.

El 11 de febrero la Comunidad Estudiantil Organizada presenta formalmente un pliego petitorio con cinco puntos específicos, solicitando una respuesta institucional en un plazo de cinco días hábiles.

La Dirección responde al pliego petitorio el 17 de febrero, en los plazos establecidos, manifestando su absoluto rechazo hacia cualquier acto de violencia y reiterando la invitación a utilizar los mecanismos institucionales existentes para denunciar formalmente cualquier irregularidad conforme a la Legislación Universitaria.

Al día siguiente los estudiantes acuerdan un paro académico y administrativo por un lapso de 96 horas con el compromiso, establecido por escrito, de entregar el plantel el 24 de febrero a las 15:30 horas, lo cual no sucedió.

El 19 de febrero la CEO entrega dos nuevos pliegos petitorios, dirigidos a la Dirección de la ENES Mérida y uno más a la Rectoría de la UNAM, al que la Dirección de la ENES Mérida da respuesta el 21 de febrero.

En ella convoca oficialmente a la comunidad a recibir las instalaciones de la Escuela y reanudar actividades académicas el lunes 24 de febrero, de conformidad con lo que la CEO estableció como compromiso, para que a partir del 25 siguiente se iniciaran las mesas de trabajo conjuntas para atender los puntos solicitados, reiterando que mediante el diálogo se pueden solventar.

La CEO desconoce el comunicado y la respuesta al pliego petitorio emitido por la Dirección, argumentando que su solicitud original establecía que la respuesta debía ser dada de manera pública y presencial en una mesa de diálogo programada para el 24 de febrero con la participación del director y otros funcionarios.

La CEO reiteró su disposición al diálogo, pero bajo las condiciones establecidas por su organización, y señaló que la entrega de las instalaciones dependería de los acuerdos alcanzados en esa reunión.

La Dirección envía un nuevo comunicado en el que ratifica con claridad su apertura total al diálogo, reiterando la invitación a retomar actividades el 24 de febrero como el contexto idóneo para iniciar los trabajos conjuntos de negociación el martes 25 de febrero.

Asimismo, insiste en poner a disposición de los estudiantes todos los mecanismos institucionales y jurídicos adecuados para canalizar sus denuncias y atender sus inquietudes.

Aunque han sostenido después de ellos mesas de diálogo, diversas situaciones y exigencias han hecho que los acuerdos no prosperen, lo que mantiene hasta hoy el paro estudiantil.

EL CEO comunicó la decisión de continuar con el paro hasta ver acciones y propuestas concretas por parte de la Dirección. Esto, a pesar de que posteriormente la ENES Mérida les entrega un plan de acción integral, construido en consenso con académicos de la institución, que ellos rechazan bajo el argumento de que debió entregarse en una mesa de diálogo.

Los intentos de negociación siguieron en los primeros días de marzo, pero nada se ha logrado hasta ahora. Por ejemplo, la CEO rechazó el diálogo con participación de profesorado y personal administrativo del ENES, y exigió que solo estuvieran el director y su asistente como personas negociadoras.

Apenas el 11 de marzo la CEO invitó a los docentes sin cargos directivos ni administrativos a una asamblea informativa el miércoles 12 en el plantel.

De acuerdo con información del Consejo Universitario de la UNAM, el presupuesto total asignado a la ENES Mérida es de 112 millones de pesos al año. Considerando que la matrícula de licenciatura de la ENES Mérida es de unos 500 estudiantes, cada persona que se forma ahí le cuesta al erario (a la sociedad mexicana) 224,000 pesos por año. Alguien que estudia una carrera de cuatro años, le cuesta a la nación 880,000 pesos.

De estos datos se deduce que cada día de paro de actividades, le cuesta a la nación unos 310,000 pesos.