Cartas a Diario de Yucatán
Cartas al Diario

Recibimos un escrito de Gonzalo Navarrete Muñoz, cronista de Mérida, que dice lo siguiente sobre unas opiniones de Miguel Vera Lima:

No me extrañó la respuesta de don Miguel Vera Lima al texto que se publicó hace unos días. Hago las siguientes precisiones:

1.— Ahora al buen Dr. Vera Lima le da por analizar mi subconsciente. Dice que me resulta difícil asimilar que haya “otras distinguidas plumas que puedan enriquecer la crónica en Mérida”. Vera habla desde una sólida ignorancia y por eso se equivoca. Cuando éramos varios cronistas, y aun yo solo, hemos explicado nuestra propuesta. Hay que decirlo una vez más: la ignorancia no da derechos, pero sí plantea obligaciones, la primera, permanecer callado.

2.— Pero don Miguel sí se queda callado ante dos de las objeciones públicas que le hice: ¿Por qué no pide que haya otro cronista en Izamal? ¿Que no hay en la Ciudad de las Tres Culturas “plumas distinguidas que puedan enriquecer” su crónica? La otra objeción: ¿Qué interés tiene al meterse en asuntos de Mérida que no le competen en nada?

3.— El señor Vera habla de los ocho libros que ha escrito y otros tantos ensayos (!!!) Así como sus aportaciones en charlas y artículos en el Diario. Y se fue por la libre afirmando que la gente lo va a saludar y consultar.

En una llamada telefónica le dije al doctor que tenía una pobre visión de la crónica. El título se gana a diario atentos al pálpito de la ciudad y divulgando hallazgos y explicaciones de los hechos cotidianos. Eso no lo hace Vera Lima, y si lo hace será en forma esotérica, lo que equivale a no hacerlo.

Por el contrario, el buen Miguel tiene una idea opulenta sobre sí mismo: lo buscan como si fuera una suerte de “oráculo de Izamal”.

4.— Se tiene que entender que en Mérida no hay lugar para improvisaciones y una de sus consecuencias: las ínfulas que aspiran a suplir el contenido.

Hemos trabajado muy duro por décadas para acabar con la idea de que el cronista es ungido como un “pontífice” que, desde su cátedra, orienta. Y se pretende exigir todas las cualidades que hagan posible explicar el presente con el pasado y divulgarlo, ganándose el título a diario.

5.— Dice don Miguel que la población sabe de su trabajo. No lo dudo. Quizás por eso en varias ocasiones se le ha señalado de pretender establecer un “cuarto poder” en Izamal —y no precisamente en temas culturales e históricos.

Me parece que, a pesar de su feo proceder de estar metiéndose en asuntos que no le competen, el cargo es excesivo.

6.— Finalmente, el señor ofrece una fotografía de una comida que tuvimos en Izamal con unos amigos.

Esa es una prueba concluyente que el caballero, estando en contacto conmigo, no tuvo la mínima cortesía de intercambiar sus puntos de vista conmigo sobre lo que pensaba sobre Mérida.

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