En Mérida existe un grupo que transforma la tristeza en sonrisas y brinda un hombro de apoyo. Se trata de un proyecto que comenzó hace 19 años y que se ha mantenido gracias a la entrega voluntaria de decenas de personas que, con nariz roja, bata blanca, cubrebocas sonriente y un corazón inmenso, visitan cada sábado hospitales públicos como el Juárez del IMSS, el de Alta Especialidad, el pediátrico Corea-México y el albergue de la Ciudad Vicentina.
El “Doctor Foforito”, Jorge Torres Agüera, es líder de esta noble y transformadora iniciativa llamada Doctores del Humor, un grupo de voluntarios dedicados a llevar alegría, empatía y alivio emocional a pacientes y familiares que necesitan aliento.
“Lo nuestro es la geloterapia, que viene del griego gelos, que significa risa, y terapia, que es tratamiento”, explica, mejor “Doctor Foforito”, con la chispa que lo caracteriza. “No curamos, pero ayudamos a sanar”.
Para él y quienes dedican sus sábados a brindar risoterapia, el impacto de su labor no se mide en estadísticas ni números, sino en sonrisas, miradas agradecidas y momentos de conexión genuina. Aun así, enfrentan obstáculos, ya que aún falta conciencia en el estado sobre el valor terapéutico que esta actividad ofrece.
“Sí sentimos que dejamos un ambiente mucho más agradable. Pacientes, familiares y hasta el personal médico nos lo agradecen. A veces, más que llevar algo, terminamos recibiendo mucho”, expresa con emoción.
También admite que hay trabas: “Nos piden cartas, credenciales, reglamentos. Hay áreas donde no nos permiten entrar, como terapia intensiva o zonas con enfermedades contagiosas. Pero todos, hasta los más graves, merecen ver una cara distinta que les recuerde que están vivos”, señala.
Su labor no se limita al humor: también practican la escucha activa, porque no solo velan por el paciente, sino también por sus familiares, quienes muchas veces no tienen con quién hablar. Ver a los Doctores del Humor se convierte en un desahogo necesario.
Torres comparte que esta práctica, en otros países, está institucionalizada: “En Europa incluso los llaman payasos terapéuticos. No somos doctores ni payasos, pero hacemos una labor terapéutica muy seria. Llevamos alegría donde más se necesita. Esto debería formar parte del sistema de salud”, afirma.
El beso más hermoso en la vida
En algunas partes, agrega, incluso se permite la entrada de perros de compañía a hospitales, porque está comprobado que su presencia aporta bienestar emocional, sobre todo en los niños.
Uno de los recuerdos más entrañables que guarda el “Doctor Foforito” ocurrió con un menor: “Una vez, un niño desde su cuna me llamó a gritos. Cuando llegué, me abrazó y me pidió un beso… ¡y me lo dio en la punta de la nariz de payaso! Ha sido el beso más hermoso que he recibido en mi vida”, relata conmovido.
A lo largo de los años, más de 500 personas han sido parte de esta agrupación, en su mayoría mujeres. Hoy, el grupo activo se ha reducido a 15 voluntarios, y por ello hacen un llamado a sumarse. El único requisito es tener más de 18 años, comprometerse con la causa y comunicarse al correo: doctoresdelhumor@hotmail.com, o bien contactarlos a través de redes sociales como Doctores del Humor I.A.P.
Y como bien dice el “Doctor Foforito”:
“Haz algo por la vida. Da amor, alegría, salud. Hay cientos de asociaciones esperando voluntarios. Únete a una causa que te conmueva”.
