Un tema aún marcado por el estigma social son las personas en situación de calle, advirtieron especialistas en salud mental.
Se trata de individuos que, por múltiples circunstancias —consumo de drogas, depresión, violencia, abandono, malas decisiones o factores económicos y sociales— terminan sin un hogar.
En entrevista la psicóloga Nora González Flores explicó que, además de enfrentar la exclusión, estas personas cargan con el peso del prejuicio.
“Todavía hay mucho estigma. Incluso dentro del ámbito profesional, ir al psicólogo sigue siendo visto como sinónimo de estar mal”, señaló.
Quienes viven en la calle no solo pierden un espacio físico donde resguardarse, sino también identidad, pertenencia y dignidad.
“No se sienten parte de nada: ni de una familia, ni de una institución ni de la sociedad. Imagínate entonces lo que se piensa de quienes viven en la calle”, añadió.
De acuerdo con la especialista, síntomas psicóticos como alucinaciones, delirios o pérdida de memoria pueden detonar conductas agresivas, muchas veces como respuestas defensivas a un entorno hostil.
Aunque instancias gubernamentales ofrecen atención psicológica, la información casi nunca llega a quienes más la requieren.
“La indiferencia de la sociedad no nace de la maldad, sino del agotamiento emocional y de las responsabilidades acumuladas. La gente quiere ayudar, pero también está agobiada”, comentó la especialista.
La ciudadanía suele tomar conciencia cuando se lanzan campañas, pero rara vez actúa de manera directa.
Ello no siempre obedece al egoísmo, sino al desconocimiento sobre cómo acercarse o al temor de una reacción negativa.
Mientras tanto, hospitales psiquiátricos y programas gubernamentales intentan atender estos casos, aunque el acceso sigue siendo limitado.
Las universidades han buscado contribuir mediante charlas y brigadas comunitarias, pero aún falta mucho para lograr un cambio real.
