El diplomático Henry Kissinger, quien también fue considerado un “arquitecto” de la doctrina Monroe, con el presidente Barak Obama, en cuya administración se declaró que esa política estaba terminada
El diplomático Henry Kissinger, quien también fue considerado un “arquitecto” de la doctrina Monroe, con el presidente Barak Obama, en cuya administración se declaró que esa política estaba terminada

WASHINGTON/BUENOS AIRES (EFE).— “América para los americanos” es la frase con la que el presidente estadounidense James Monroe inauguró hace 200 años una doctrina contra el colonialismo europeo, pero que ha sido usada a lo largo de la historia para justificar el intervencionismo de Estados Unidos en Hispanoamérica.

Aunque la administración demócrata de Barack Obama (2009-2017) dio la doctrina Monroe por enterrada, Estados Unidos la recuperó en su política hacia Venezuela durante el gobierno del republicano Donald Trump (2017-2021), quien aspira a volver al poder en 2025.

La amenaza sigue tan presente en algunos países hispanoamericanos que incluso el presidente venezolano, Nicolás Maduro, anunció el lunes pasado que su gobierno conmemorará con “voz de rebeldía y de denuncia” el bicentenario de la doctrina Monroe.

¿Qué es esta doctrina?

Dicha política nace del discurso sobre el Estado de la Unión que dio el presidente James Monroe (1817-1825) ante el Congreso el 2 de diciembre de 1823 y en el que arremetió contra el colonialismo europeo.

En un momento en el que varios países hispanoamericanas estaban luchando por su independencia, Monroe advirtió de que cualquier intervención europea en el continente americano sería vista como una amenaza a la paz y la seguridad de Estados Unidos y que Washington respondería.

La doctrina Monroe fue bien acogida por las naciones hispanoamericanas inicialmente, porque les permitía estar respaldados por un actor cada vez más relevante contra al intervencionismo de las potencias europeas.

“Pero a medida que la brecha de poder entre Estados Unidos y el resto de los países se fue haciendo más grande, apareció el recelo hispanoamericano, y a partir de 1900 empezó a verse la cara más perversa en América Central”, explica a EFE Juan Battaleme, director académico del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI).

Intervencionismo

El mayor problema fue el llamado Corolario de Roosevelt, una profunda alteración a la doctrina Monroe aplicada en 1904 por el presidente Theodore Roosevelt (1901-1909) que incorporó “la decisión de intervenir en los asuntos internos de los países hispanoamericanos que afectaran los intereses de Estados Unidos”.

Ese período mucho más intervencionista fue fuertemente repudiado. Las izquierdas de la región actuaron en consecuencia.

El historiador de la Universidad de Misuri Jay Sexton, autor de “The Monroe Doctrine: Empire and Nation in Nineteenth-Century America” (La doctrina Monroe: imperio y nación en los Estados Unidos del siglo XIX), explica que la doctrina Monroe es una muestra de los “debates internos sobre el papel que debe tener Estados Unidos en el mundo”.

Para el experto, la doctrina no habla específicamente del intervencionismo estadounidense en Hispanoamérica, pero ha sido reinterpretada y utilizada como una herramienta para justificar la injerencia de Estados Unidos en la región.

Por ejemplo, EE.UU. invadió en 1916 la República Dominicana invocando la doctrina Monroe y alegando que era necesario proteger la estabilidad de la región frente a posibles intervenciones de potencias europeas.

Battaleme apunta que la doctrina Monroe justificó la ocupación de las instituciones estatales por parte de los militares y dio pie a las violaciones de los derechos humanos en los países hispanoamericanos en muchos casos con el apoyo de Estados Unidos, salvo durante la presidencia de Jimmy Carter (1977-1981).

¿Doctrina muerta?

En 2013, John Kerry, secretario de Estado de la Administración de Obama, declaró ante la Organización de los Estados Americanos (OEA) que la doctrina Monroe había terminado y que la relación entre Estados Unidos e Hispanoamérica debía ser la de socios iguales.

Pero en 2019, John Bolton, consejero de Seguridad Nacional de Trump, invocó de nuevo la doctrina ante la crisis de Venezuela, cuando Washington reconoció como presidente interino del país suramericano al líder opositor Juan Guaidó.

El gobierno Joe Biden ha buscado desmarcarse de esa postura, aunque políticos de la región siguen refiriéndose a la doctrina Monroe en sus discursos, como Maduro en Venezuela, el boliviano Evo Morales o el mexicano Andrés Manuel López Obrador, el nicaragüense Daniel Ortega o el cubano Miguel Díaz-Canel.

De un vistazo

Arquitecto

La muerte el miércoles pasado de Henry Kissinger supone el cierre de un ciclo justamente cuando se cumple el bicentenario de la doctrina, porque el ex secretario de Estado de Estados Unidos “fue arquitecto” también de esa política, dice Battaleme.

Un tanto quebrada

“Hoy la doctrina Monroe se encuentra un tanto quebrada por la competencia entre grandes poderes; la disruptiva presencia política y comercial de China, Rusia e Irán“, opina Battaleme, quien forma parte del International Institute for Strategic Studies (IISS).

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