Patricia Hearst, joven heredera de un imperio mediático, es escoltada a los tribunales penales de Los Ángeles, en 1976, donde sería imputada
Patricia Hearst, joven heredera de un imperio mediático, es escoltada a los tribunales penales de Los Ángeles, en 1976, donde sería imputada

  • Patricia Hearst, joven heredera de un imperio mediático, es escoltada a los tribunales penales de Los Ángeles, en 1976, donde sería imputada
  • Donald DeFreeze, líder del grupo de extrema izquierda Ejército Simbionés de Liberación, entrevistado en una biblioteca. A la izquierda, Patricia Hearst cargando un rifle y con el símbolo del SLA de fondo, en una fotografía que se convirtió en icónica a finales de los años 1970
  • Patty Hearst durante un viaje turístico antes de su secuestro

LOS ÁNGELES, Estados Unidos (EFE).— El secuestro de la heredera millonaria Patricia Hearst por el Ejército Simbionés de Liberación (SLA) cumple hoy 50 años y es recordado como una historia mediática que, afianzada por el término del “síndrome de Estocolmo”, desdibujaba los límites entre víctima y cómplice.

El 4 de febrero de 1974 Patty Hearst fue extraída contra su voluntad de su apartamento en Berkeley, California.

El acto violento fue el primer episodio de un circo mediático que conmocionó a Estados Unidos y acaparó la atención del mundo entero.

La adinerada joven de 19 años, heredera del imperio de medios de William Randolph Hearst, quien inspiró la mítica película “Ciudadano Kane”, había sido una víctima del grupo radical de extrema izquierda comandado por Donald DeFreeze, que quería usarla como moneda de cambio para liberar a dos de sus compañeros encarcelados.

Metamorfosis de una heredera

La idea de víctima que se tenía de la joven cambió cuando en abril del mismo año se difundió una cinta de audio con su voz en la que anunciaba su adhesión al SLA y expresaba su apoyo a las demandas del grupo.

También explicaba que había adoptado el nombre de “Tania”, en honor al nombre de guerra de Tamara Bunke, la revolucionaria comunista y compañera del líder guerrillero argentino-cubano Ernesto “Che” Guevara, e hizo una crítica a su familia y a las instituciones gubernamentales.

Las declaraciones de Patty Hearst escandalizaron a la sociedad y el fenómeno mediático terminó de explotar poco después cuando la joven fue captada en medio del robo a un banco y se desvelara una icónica foto de ella cargando un rifle con el símbolo del SLA de fondo como una guerrillera.

Donald DeFreeze, líder del grupo de extrema izquierda Ejército Simbionés de Liberación, entrevistado en una biblioteca. A la izquierda, Patricia Hearst cargando un rifle y con el símbolo del SLA de fondo, en una fotografía que se convirtió en icónica a finales de los años 1970
Donald DeFreeze, líder del grupo de extrema izquierda Ejército Simbionés de Liberación, entrevistado en una biblioteca. A la izquierda, Patricia Hearst cargando un rifle y con el símbolo del SLA de fondo, en una fotografía que se convirtió en icónica a finales de los años 1970

En medio de la confusión e incongruencia de los sucesos, los medios de comunicación de la familia Hearst ofrecieron una perspectiva que destacaba la condición de víctima de la mujer a causa del secuestro e impulsaban la idea de que le habían realizado un “lavado de cerebro”.

Después de pasar 19 meses secuestrada, Patty Hearst fue detenida por las autoridades en septiembre de 1975 y cuatro meses más tarde comenzó el juicio en el que le imputaron varios cargos relacionados con su participación en el atraco al banco y otros actos criminales.

Síndrome de Estocolmo

En este, su defensa alegaba que su participación era resultado del “síndrome de Estocolmo”, un término utilizado para describir una experiencia psicológica paradójica en la cual se desarrolla un vínculo afectivo entre los rehenes y sus captores.

Pero la racionalidad o la falta de ella con la que Patty Hearst pudo haber llevado al cabos sus acciones ha generado hasta el momento opiniones controvertidas entre expertos y en la opinión pública.

“Creo que con el tiempo (Patricia) Hearst llegó a formar parte de las actividades delictivas del SLA, y tomó la decisión de permanecer con ellos y seguir delinquiendo”, dice en una entrevista con EFE el abogado estadounidense Jeffrey Ross Toobin, autor del libro “American Heiress: The Wild Saga of the Kidnapping, Crimes and Trial of Patty Hearst”.

En su libro, el autor considera que Patricia actuó de forma racional e inteligente ante los sucesos extraordinarios que afrontaba y considera que posiblemente lo que hizo también responde a un impulso de rebeldía adolescente usual en gente de su edad.

La joven millonaria fue declarada culpable y sentenciada a siete años pero finalmente pasó menos de dos años en prisión gracias a que el presidente Jimmy Carter rebajó su pena y en 2001 el presidente Bill Clinton le otorgó el perdón completo.

Patricia Hearst, joven heredera de un imperio mediático, es escoltada a los tribunales penales de Los Ángeles, en 1976, donde sería imputada
Patricia Hearst, joven heredera de un imperio mediático, es escoltada a los tribunales penales de Los Ángeles, en 1976, donde sería imputada

“Creo que fue correcto que la declararan culpable del atraco al banco. No creo que debiera haber recibido un indulto presidencial porque nunca reconoció ningún delito por su parte”, considera Toobin.

El caso de Patricia Hearst quedó plasmado como un acontecimiento igual de convulso que la década de 1970 en Estados Unidos, marcada por la crisis del petróleo, el movimiento contra la Guerra de Vietnam y escándalos políticos como “Watergate”, que llevó a la renuncia del presidente Richard Nixon en 1974.

“(El acontecimiento fue tan relevante porque) demuestra que la locura del extremismo político puede conducir a actos delictivos escandalosos, en todo el espectro político”, añade Toobin.

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