LOS ÁNGELES, California, EE.UU.- Se espera que las lluvias pronosticadas para este fin de semana sirvan para aliviar la lucha contra los devastadores incendios del condado de Los Ángeles, California, EE.UU., mientras los equipos de socorro progresan este viernes en las tareas de contención.
El Departamento Nacional de Meteorología (NWS, en inglés) estimó que, la “alta probabilidad de lluvia” y tormentas eléctricas abarcará de sábado a lunes la región del sur de California.
A la espera de estas lluvias, las primeras del año, y con la alerta por fuertes vientos que se prevé que amainen este viernes, los bomberos continúan con las labores de extinción en los principales fuegos que asolan desde hace más de dos semanas el condado de Los Ángeles.
Incendio Hughes
Firefighters are working to quickly gain control of new wildfires as progress continues on the major wildfires impacting Southern California.
— CAL FIRE (@CAL_FIRE) January 24, 2025
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En el incendio Hughes, el más preocupante recientemente, es donde más progresos ha habido en las últimas 24 horas: las llamas apenas han avanzado, con más de 4,200 hectáreas consumidas, y se ha logrado contener hasta en un 56 %, según los últimos datos emitidos por el Departamento de Bomberos de Los Ángeles (CalFire).
Incendio Eaton
El incendio Eaton se encuentra extinto en un 95 %, mientras que el fuego en el acaudalado barrio de Palisades se ha logrado sofocar en un 77 % y se estima que ha podido destruir unas 7,700 estructuras, agregó Cal Fire.
El presidente estadounidense, Donald Trump, recorrerá este viernes junto a su esposa Melania Trump, el barrio de Pacific Palisades, la zona cero de uno de los incendios que mayor terreno ha arrasado en Los Ángeles.
Por su parte, el gobernador de California, el demócrata Gavin Newsom, anunció el jueves que destinará una partida de 2,500 millones de dólares para apoyar a los afectados.
Desde su inicio el pasado 7 de enero, los incendios han cobrado la vida de 28 personas y destruido más de 15,000 estructuras. Además han obligado a desalojar a más de 150,000 personas y pasarán a la historia de EE.UU. como uno de los más costosos desastres naturales.
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