NUEVA YORK (AP).— La mayoría de los adultos en Estados Unidos se siente estresada por el costo de los comestibles, según una encuesta del AP-Norc Center. Cerca del 50% de los entrevistados considera que es una fuente “mayor” de estrés y 33% lo ve como “menor”.
Solo el 14% afirmó que no representa una preocupación, lo que refleja la ansiedad extendida por el precio de productos básicos.
El estrés financiero también se relaciona con el costo de la vivienda, los ingresos, los ahorros y la atención médica, especialmente entre los menores de 45 años, quienes además recurren más al modelo de “compre ahora, pague después” para adquirir víveres, entretenimiento o atención médica.
Adam Bush, de 19 años, utiliza estos servicios para alimentos o entretenimiento. “No dejo de ver cómo suben los precios, así que busco lo más barato posible”, dijo. Por su parte, Esther Bland, de 78 años, depende del Seguro Social y bancos de alimentos. “No tengo ahorros”, señaló. “Si perdiera eso, los comestibles serían sin duda una fuente importante de estrés”, comenta.
La compra de alimentos afecta por igual a las diferentes edades, aunque los adultos mayores sienten menos presión en otros aspectos como vivienda o deuda.
Un 64% de quienes ganan menos de 30,000 mil dólares al año considera el precio de los víveres un gran motivo de estrés, en contraste con cuatro de cada 10 personas que ganan más de 100,000 mil dólares anuales. Incluso en ese grupo, solo dos de 10 no se preocupan por el costo.
Mujeres y adultos hispanos reportan niveles más altos de ansiedad económica. Dos tercios de los hispanos identifican la vivienda como un factor de estrés “mayor”, frente a la mitad de los adultos negros y cuatro de cada 10 blancos.
Entidades financieras reportan un aumento en clientes con dificultades para pagar, y organismos alertan sobre falta de regulación.