PROGRESO.– “Los recientes naufragios de las lanchas ‘Halcón I’ y ‘Peyucsa 12’, pusieron en evidencia algunas irregularidades que deben ser investigadas y analizadas a fondo”, expresa José Luis Carrillo Galaz, presidente de la Confederación Mexicana de Cooperativas Pesqueras y Acuícolas, (Comeccop).

Sobre todo, hay que “aplicar la Ley de Navegación la cual establece que las embarcaciones ribereñas son de ida y vuelta, es decir, de navegación interior y éstas no deben alejarse de la costa porque no son de cabotaje”, reclama Carrillo Galaz.

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“Hay una flota ‘patito’, se estima que hay unas 100 lanchas modificadas que en el sector pesquero se les conoce como realzadas, son grandes lanchones que parecen palanganas, que por su tamaño los pescadores hacen viajes largos, como si se trataran de barcos de la flota mayor que cuentan con motor estacionario, literas, cocina, neveras, caseta de gobierno con equipos de radiocomunicación”, expresa Carrillo Galaz.

Estas lanchas, continúa Carrillo Galaz, si reciben un fuerte golpe de marejada, por su forma, el lanchón se llena de agua y corre el riesgo de naufragio.

Los barcos de la flota mayor por su tamaño y condiciones tienen autonomía, precisa, están construidos para trabajar lejos de la costa a 20, 50, 100 o más millas, a grandes profundidades.

En cambio las lanchas ribereñas como el caso de los lanchones, son para navegar cerca de la costa, pero se alejan, navegan hasta por la zona del arrecife Alacranes que está a 65 millas al norte de Progreso, o se van por el oriente y poniente.

Hacen viajes de 10, 12 y hasta 15 días, expuestos a las inclemencias del tiempo y con un golpe de marejada se llenan de agua y naufragan, expresa el dirigente con base en su experiencia como pescador.

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El dirigente pesquero señala que los pescadores que viajan en las lanchas realzadas exponen sus vidas, el reciente y triste caso del “Peyucsa 12” y “Halcón I” que dieron el pantoque y no se halló a los tripulantes, son situaciones que no deben repetirse.

Deben ser investigados de manera profunda, pues en esa fatalidad están involucradas las autoridades pesqueras, la marítima por medio de la Capitanía de Puerto, la Naval, así como los mismos pescadores y los dueños de esas embarcaciones que las realzaron.

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A diferencia de los barcos de la flota mayor cuya salida es autorizada por la Capitanía de Puerto de Yucalpetén por medio de un despacho, la tripulación debe contar con Libreta de Mar o Pasavante, las lanchas realzadas “no son “despachables”.

Así lo dijo Higinio Pérez, encargado de una de las naves cuando se realizaba la búsqueda de las embarcaciones extraviadas.

Por ser ribereñas las lanchas y este caso los lanchones, no son despachados por la Capitanía, salen y entran del puerto de abrigo de Yucalpetén sin problema alguno.

No hay un listado oficial de los tripulantes, solo los dueños y los familiares saben a qué parte de la costa se fueron a pescar.

Como lo dice Mariano Canul Uicab, presidente de la Federación Regional de Cooperativas Pesqueras de Centro y Poniente de Yucatán, las lanchas no cuentan con chip satelital para que en caso de emergencia puedan oprimir y lanzar la alerta para su búsqueda y rescate, el chip arroja las coordenadas geográficas de donde se emite.

Aunque las lanchas realzadas cuentan con matrícula, al parecer no hay un control sobre las modificaciones que les realizan.

En el caso de la flota “Peyucsa” que aparece como propiedad de Ventura Priego Wilson, tienen matrícula de Celestún, pertenecieron a un permisionario de nombre José Solís Góngora, que tuvo una flotilla de 50 lanchas, así como un centro de acopio.

Ventura Priego dice que solo tiene cuatro naves.

Pescadores y permisionarios de Celestún afirman que Solís Góngora vendió las lanchas con los permisos de pesca a una persona que representaba a una empresa de nombre Oceánica.

Las lanchas no estaban modificadas, sus nuevos propietarios las realzaron con la idea de obtener mayor volumen de captura, alejarse de la costa, trabajar en la zona donde laboran los barcos de la flota mayor, en aguas profundas y permanecer más tiempo, de 10 hasta 15 días.

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