PROGRESO.— La presencia de la marea roja en la costa yucateca genera un impacto colateral en la economía, sobre todo para quienes dependen del turismo y la captura de especies marinas, afectación que se agrava por la veda temporal vigente debido al florecimiento algal nocivo.
El temor que esta información pueda generar en los consumidores podría ocasionar que se abstengan de consumir mariscos.
El presidente de la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo (Canaco Servytur) de Progreso, Jorge Cruz Canto, afirmó que existe seguridad al acudir a los restaurantes.
“La marea roja está en Chuburná, mientras que en el lado este no hemos tenido afectaciones, o al menos no tan fuertes. Nuestros socios son responsables; cuidan el producto que ofrecen y no sirven cualquier cosa, siempre con el manejo adecuado”, aseguró.
En cuanto a las playas, indicó que desde Progreso hasta San Benito y más al oriente las aguas están en buen estado, sin manchones ni riesgos para los visitantes. La marea roja se presenta de Chelem a Chuburná y se extiende hacia la zona cercana a Celestún.
Además, recomendó a los bañistas ingresar al mar con calzado especial, no tanto por animales marinos, sino por la erosión, piedras o restos de construcciones que puedan causar lesiones.
Aunque la temporada turística no ha sido la esperada, en Progreso los restaurantes han registrado llenos casi diarios.
Donde el impacto es mayor, apuntó, es en el sector pesquero, pues la veda temporal coincide con la temporada de mero y pulpo.
Según datos de agremiados, congeladoras y exportadoras han cancelado la compra de productos marinos, medida que mantendrán al menos 15 días, lo que afectaría a las embarcaciones que operan en la zona restringida, desde la costa hasta 40 kilómetros mar adentro.
“La Cámara hace un llamado a la ciudadanía a no recolectar ni consumir especies marinas que recalaren en la playa a causa de la marea roja, siempre cuidando la salud”, finalizó.
Recomendaciones ante la marea roja
- Nadar en zonas con marea roja puede causar irritación en la piel, los ojos y las vías respiratorias. En caso de presentar molestias, es aconsejable abandonar el agua y enjuagarse con agua dulce.
- Las toxinas pueden dispersarse en forma de aerosoles con el oleaje, provocando síntomas como tos, lagrimeo, irritación nasal y de garganta. Quienes padezcan enfermedades respiratorias crónicas (como asma o EPOC) deben evitar estas playas.
- Es importante mantenerse informado mediante los reportes ambientales y de salud pública, que indican el grado de afectación según el viento y las corrientes.
