(Primera Columna publicada el 2 de febrero de 2001)

Don César Pompeyo estaba en la página 1,359 de una “Antología del pensamiento político” cuando el reportero llegó con un álbum a la banca habitual de la Plaza Grande.

Un álbum de recortes. Grueso.

Vea, don César: son 107 los artículos sobre el desacato que publicamos en la Sección Local del 2 al 31 de enero. Un récord para un solo asunto. Aquí los pegué todos, con las páginas en que los diputados del PRI dan sus puntos de vista.

-¿Y la conferencia de Burgoa? -Aquí está. También lo que dicen Oropeza, Carrancá, los abogados, Coparmex, el Trife, la Suprema Corte, Santiago Creel. Véalo: es una enciclopedia del desacato.

El señor Pompeyo fue pasando las páginas…

-Hay días en que ustedes publicaron diez artículos o más -comentó.

-Del 14 al 29 de enero -confirmó el reportero- tuvimos que publicar dos páginas editoriales en la Sección Local. Desde el fraude del agua potable, en 1967, no se vio en Yucatán interés tanto por un escándalo. Y usted, don César, ¿qué está leyendo? El reportero comenzó a hojear la “Antología del pensamiento político”. Es el tomo III.

-El autor -informó don César- es Alfonso Francisco Ramírez. Fue ministro de la Suprema Corte, presidente de la Academia Mexicana de Derecho Político, cinco veces diputado al Congreso de la Unión.

El reportero abrió la página marcada, la 1,359. “Pío XII y la democracia”.

-Lee lo que está subrayado con lápiz -sugirió el señor Pompeyo.

-“Derechos del ciudadano -leyó el periodista-. Manifestar su parecer sobre los deberes y los sacrificios que se le imponen, no verso obligado a obedecer sin haber sido oído; he aquí dos derechos del ciudadano que se encuentran en la democracia, como su mismo nombre lo indica, su expresión”.

-¿Cómo aplicarías la doctrina de Su Santidad Pacelli al desacato? El reportero se sentó en la banca. Pensó. Siguió pensando…

-No estoy acostumbrado a leer orientaciones religiosas sobre el desacato, don César. Casi no hay ninguna en el álbum.

-Es cierto -corroboró don César-: es una de las lagunas del desacato.

Tal vez por eso hemos llegado hasta donde estamos. Pero vamos, hombre, haz un esfuerzo. ¿Qué nos diría don Eugenio Pacelli a los yucatecos en estos momentos? -Yo pienso que Pío XII nos recomendaría que no permitamos que tomen decisiones sobre el desacato sin informarnos ni consultarnos antes. Yo estoy de acuerdo: si quiero que obedezcamos, que nos oigan primero. Que nos informen. Que nos consulten. No está bien eso de que Gobernación, los partidos y el Trife se reúnen en secreto para tomar decisiones ellos solos. Claridad, transparencia… ¿Voy bien, don César? -Perfecto. Sólo Vicente Fox lo diría mejor que tú. En su discurso del martes, al inaugurar la cruzada nacional contra la corrupción, don Vicente dijo… A ver si recuerdo sus palabras exactas: “En primer lugar está mi arraigada convicción de que este país necesita con urgencia una vida pública más íntegra, más ordenada y más transparente”. Sigue leyendo. Qué más dice Pío XII.

-“Cuando se reclama más democracia y mejor democracia -leyó el reportero- tal exigencia no puede tener otra significación que la de poner al ciudadano cada vez más en condiciones de tener opinión personal propia y de manifestarla y hacerla valer de manera conveniente para el bien común”.

-Aplícalo ahora al desacato.

-¿Por qué sólo yo? Ahora le toca a usted aplicar -protestó el reportero.

-Yo creo que ya hemos aplicado al desacato las enseñanzas de Pío XII.

Los yucatecos están en excelentes condiciones de tener una opinión propia sobre el desacato, de manifestarla y de hacerla valer en beneficio del bien común. Tu álbum lo demuestra. 107 artículos en 30 días, sin contar todo lo que publicaste en octubre, noviembre y diciembre. Lo que dice el PAN, lo que afirma el PRI, lo que reclama el PRD, las opiniones de los 14, los análisis de los abogados, las explicaciones del Trife… Todo está dicho y repetido en la enciclopedia. ¿Qué más queremos? -Yo pienso igual que usted, don César, pero la mayoría de nuestras instituciones…

-Serán las tuyas, no pluralices.

-La mayoría de las instituciones -corrigió el reportero-, las que hablan por nosotros, están calladas. ¿Cómo nos van a oír si no hablamos? ¿Cómo nos van a consultar, como aconseja Pío XII, si ni siquiera se los pedimos? Van a decir, con razón, que nos da lo mismo una cosa que otra. Que hagan lo que hagan nosotros lo acataremos. Así nos han acostumbrado, como decía usted ayer.

-Mañana viernes, don César -prosiguió- vamos a publicar un artículo de Lorenzo Meyer que puede ser que nos venga a los yucatecos como anillo al dedo. Cuando se refiere a las “elites” de la sociedad, a los que callan cuando deben hablar y hablan cuando deben callar, dice que hay dirigentes que son saboteadores de la consolidación de la democracia.

Que lo mismo se puede decir de “los grandes empresarios que amasaron sus fortunas a la sombra del árbol autoritario priísta”. Son parte -palabras de Meyer- del “peso muerto que representan las antiguas organizaciones recibidas como herencia del viejo régimen”. Los llama “los saboteadores de la democracia incipiente”. Ah, y fíjese en esto: que son la “chatarra” de México… ¿Cómo aplicaría usted, don César, la doctrina de Lorenzo Meyer al desacato? -Ojalá que alguien se ponga el saco. También el anillo. Vamos a rezarle un Padrenuestro a Pío XII a ver si aprendemos a hacer valer nuestros derechos, a ver si sacamos algo bueno del desacato y tiramos nuestra chatarra al basurero de la historia. Ese “peso muerto” nos puede hundir. ¿Quién más podrá rezar por nosotros? ¿Dónde me dijo que vas a publicar el artículo de Meyer? -En la página editorial de la primera sección de mañana viernes (por hoy). Se llama “Yucatán y Tabasco a la vista: los saboteadores de la consolidación”.

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