(Primera Columna publicada el 24 de mayo de 2001)
Procedente de Chabihau, donde asistió al sexto consistorio del cerverismo, don César Pompeyo regresó ayer a la Plaza Grande con cierto equipaje: siete legajos de hojas manuscritas en sus correspondientes carpetas.
El reportero formuló las preguntas de estilo. La razón del cónclave.
¿Quién será el nuevo papá? Quiénes asistieron: -¿Fueron todos? ¿Los cerverados, los cerverícolas, los cerverestres, los cerve…? -Sólo los cerveristas químicamente puros -precisó don César. -¿Cuántas cerveratrices había? -Ninguna. No nos reunimos para escribir “La corte del faraón”. Dedicamos el consistorio a la segunda revisión general de la historia del cerverismo, que tu servidor está escribiendo por encargo de los supervivientes que quedan de los padres fundadores del movimiento.
-¿Abarca los diez años de gobernatura? -Comienza en los años 50, cuando Víctor fue presidente dos veces seguidas de la Federación Estudiantil Yucateca. -¿Cuándo la van a publicar? -Faltan el último capítulo y el apéndice. El domingo 27 por la noche nos reuniremos de nuevo para llegar a un consenso.
-¿Qué título le van a poner a la historia? -Alguien sugirió éste: “Todo lo que usted siempre quiso saber sobre el cerverismo pero nunca se atrevió a preguntar”.
-Con el debido respeto, don César, ese título es bueno para un prontuario de hábitos sexuales escrito por Shere Tite o Alfredo Kinsley. No se lo aconsejo. En el Diario no entraría ni en un título de tres pisos, por más chica que sea la letra. Busquen algo breve, con letra grande que llena el ojo en un segundo, que se puede ver desde el camión. Algo como: “El cerverismo: ¡Uay¡”.
Don César le clavó una mirada helada. A pesar de los 39 grados de mayo, el reportero se estremeció y tuvo que abrocharse el primer botón de la camisa.
-No es para tanto, don César. Si no le gusta ese título póngale a su historia algo como “El cerverismo en carne y hueso”.
-Tampoco, reportero. Sueña una autopsia. El cerverismo no está en el cementerio.
-¿Qué le parece “Sol y sombra del cerverismo”.
-No lo van a aceptar. Huele a coñac y anís del mono. El cerverismo no es una parranda. Queremos un título sobrio, que define el contenido.
Nos han propuesto también: “Alfa y omega del cerverismo”. Una manera clásica de decir principio y fin.
-¿Cuál sería el Alfa? -La presidencia de la FEY -recalcó don César-.
Fue un presagio. ¿Sabías que Víctor fue el primer presidente reelecto de la FEY? Ya pintaba desde entonces.
-¿Cuál será el Omega? -Las elecciones del domingo.
-A propósito de elecciones, don César, ¿qué le pareció el cierre de campaña de Orlando en la Plaza Grande? -Si te lo digo el PRI me va a acusar de que violé el ayuno y abstinencia que comienzan hoy. Una cosa sí te puedo afirmar, porque no atañe a ningún partido o candidato: el mitin fue una demostración del poder de Víctor Cervera.
-El último capítulo de la historia del cerverismo recogerá debidamente esta impresión dominante de la concentración del martes -continuó Pompeyo-. A la elección del domingo concurren tres poderes: los yucatecos, Vicente Fox y Víctor Cervera.
-¿Qué tiene qué ver Fox con esto? -Bastante. Antes teníamos un presidente cómplice. Ahora tenemos un presidente espectador. Eso ya es ganancia. Y al decir Fox digo la Federación.
-¿Está usted de acuerdo con que Fox sea un mero espectador? -Es tema para otra de tus columnas, reportero. No tardaremos en saber si el poder de don Vicente es para nosotros un poder latente, ausente o presente. De una cosa estoy segura: lo que no hagan los yucatecos no lo va a hacer Fox. Estamos en otro México.
-¿Estamos también ante un Nuevo Yucatán? -Es una responsabilidad que tenemos los yucatecos y Víctor. Al cincuenta por ciento. Cervera Pacheco no es un espectador: llega a las elecciones como director y primer actor. Ya demostró el martes, en el cierre de campaña del señor Paredes Lara, que tiene poder para hacer y deshacer, que tiene la carpintería y el elenco, como dicen en el teatro, para montar el domingo el escenario de una obra que tenga un final feliz o de…
-¿O de una tragedia como “Hamlet”, en que nadie sale vivo? -terminó la frase el reportero.
-Exageras, periodista. Lo cierto es que no somos nosotros, los relatores, los cronistas de Chabihau, quienes vamos a escribir el último capítulo del cerverismo. Lo escribirá Víctor el domingo. El mismo estampará su firma.
-Nosotros, los fundadores, esperamos que la actuación del gobernador el domingo, por su respeto a los derechos y la dignidad de los ciudadanos, por su vigilancia providente y eficiente de la ley, el orden y la paz, permita a los yucatecos ser lectores imparciales de la historia del cerverismo.
-Confiamos en que la jornada del domingo abra la puerta a un examen del cerverismo en un clima de serenidad. No queremos que los primeros meses de 2001 o los sucesos del 27 de mayo orillen a los yucatecos a mirar hacia atrás con ira, a pasar la vista con indignación y repudio sobre una carrera política de 50 años que llegue a sus postrimerías en olor de escándalo, estremecida por una bronca electoral. -Las elecciones serán o no serán una invitación personal de Víctor a que los yucatecos hagan un juicio justo, equitativo, sobre su trayectoria de líder, diputado, alcalde, senador, ministro de gabinete, gobernador, sin olvidar lo negativo, para evitarlo en lo futuro, pero sin regatear el mérito de los aciertos, para que se queden en la memoria como ejemplo.
-Esperamos, confiamos -concluyó don César- en que la jornada del domingo no justifica ese título indeseabable de “El cerverismo: ¡Uay!”. Dios quiera que escribamos en la última página de esta historia que los actores del 27 de mayo pusimos ese día la primera piedra del verdadero Nuevo Yucatán, sin necesidad de un apéndice para consignar una intervención de emergencia a carga de los espectadores.
