(Primera Columna publicada el 19 de mayo de 2005)
La Redacción del Diario recibió ayer una carta sin sobre que se refiere a la controversia sobre “la casa chica” y comienza con una línea de 11 palabras: “Tiene razón la Primera Columna: La mafia llega a todas partes”.
Como lo importante es saber cómo llegar, según dice el arriero de José Alfredo Jiménez (“Pero sigo siendo el rey”), la columna, su curiosidad picada, ha comenzado a buscar cabos sueltos para ver si llega a atarlos:
CABO UNO: A los señores del Consejo Municipal de Desarrollo Urbano de Mérida se les ha citado de pronto para que se reúnan hoy a las 12 im a fin de que decidan por votación cuál es el tipo de casa de interés social que les gusta más a los Yucatecos que ganan menos: la casa grande o la casa chica. Como bien sabes, lector, entre nosotros hay la costumbre de que unos, los pocos que pesan mucho, deciden por otros, los muchos que pesan poco.
CABO DOS: a favor de la casa grande están la Facultad de Arquitectura, la Facultad de Ingeniería, el Colegio Yucatanense de Arquitectos, el Plan Estratégico de Mérida, los colonos, la gente del gobernador, el alcalde, los concejales priístas, el regidor del PRD…
Sus argumentos parecen sanos: más luz, más aire, más espacio para vivir.
CABO TRES: a favor de la casa chica estarían la Cámara Mexicana de la Construcción, la Cámara de la Industria de la Construcción, algunos ediles panistas, ciertos magnates…
La columna no está segura sobre la puntería de las versiones que ha recibido sobre los argumentos de los partidarios de la casa chica. Se abstiene, por lo tanto, de mencionarlos.
CABO CUATRO: se le ven los pies y las orejas a una maniobra para ligar la casa chica a cuatro mil créditos que el Infonavit tiene disponibles para vivienda de interés social en Yucatán.
CABO CINCO: se habla de ciertas presiones para que los consejeros voten a favor de la casa chica. A uno de los presionados se le atribuye esta confesión: “Me dijeron: si no votas por la casa chica, agárrate cuando Luis sea gobernador”.
La atribución no aconseja en dónde oa quién debe agarrarse el presionado. Alguien sugirió que los agarrados pueden correr la suerte de los borregos que se mueren de hambre sin que nadie lo sepa. Cuando se le preguntó si se trata de los borregos de don Xavier, contestó que le preguntamos a don Luis -¿será el mismo?-, porque él, aunque no haya dicho nada, lo sabe todo.
CABO SEIS: Un grupo reducido de lobos de la construcción, dueños de un mar de hectáreas fuera del anillo periférico, ya le puso el ojo al botón del Infonavit. Se dice que donde ponen el ojo ponen la garra. Se les liga con la casa chica. Su lógica es irreprochable: casa chica + menos gastos + iguales créditos = más ganancias. La fórmula es infalible; los resultados, multimillonarios si además de construir tú te das los materiales. Nos dicen que el Ing.Uribe (¿Rommel?) sabe quién es hijo.
La columna está metida en un lío. Entre agarrados, presionados, lobos, borregos, casas chicas y casas grandes, no sabe cómo atar los cabos para llegar a la mafia del caso Medina Abraham. No le preguntamos al gobernador porque nos va a decir: Transparencia. Y entonces no vamos a ver nada. Si le preguntamos a la Suprema Corte, nos va a responder con una ponencia tras otra. De ponencias, líbranos Señor. Y también de los magistrados: no se te vayan a olvidar.
Un favor, lector: ata tú los cabos, pero, ya sea don Luis o don Xavier, agárrate bien.
