(Artículo publicado el 26 de febrero de 2010)
La rechifla a Ivonne Ortega en temporada electoral no sólo debe preocupar al PRI, como sostuvimos en nuestro artículo anterior: es también la advertencia oportuna de que el PRI debe ser motivo de preocupación para Yucatán.
No cabe la menor duda de que el PRI cree que los yucatecos comulgamos con ruedas de molino. Se dice que comulga con ruedas de molino —venerable refrán español— el sujeto que es crédulo y bonachón. Según el diccionario, una persona es crédula y bonachona cuando es muy fácil de engañar y, además de engañado, se queda tranquilo y apacible.
Es la conclusión a que se llega con la interpretación que el PRI adjudica a la rechifla de 8,000 espectadores a la gobernadora en una pelea de boxeo: que es un acto de agresión que forma parte de una “guerra sucia” planeada por el PAN.
No es una interpretación soltada a la carrera, en una entrevista de banqueta que toma por sorpresa a un entrevistado que no ha tenido tiempo de pensar sobre la cuestión que se le plantea. Fue una interpretación meditada, expuesta en una declaración conjunta, durante una rueda de prensa convocada ex profeso por tres dirigentes locales para darla a conocer.
No hay excusa: con solemnidad y cara dura, entre otras agravantes, los directivos locales del PRI nos presentan una interpretación diseñada para niños de teta o tarados mentales. Esto si podría calificar como acto de agresión procedente de un plan preconcebido de “guerra sucia”. ¿Qué se han imaginado?
Ya de suyo, en sí misma, una explicación de esa peregrina naturaleza constituye una ofensa que echa más leña al fuego. Regresemos un momento al diccionario para puntualizar que peregrina quiere decir que la explicación no es lógica sino extraña. Pero eso no es lo más inquietante.
Lo grave es que el PRI esté seguro de que les puede tomar el pelo a los yucatecos con una “boutade”, vocablo francés reservado para la sandez insigne, la necedad transparente, y convencido también de que puede hacerlo de frente, cara a cara, con la mano en la cintura y la mayor seriedad del mundo, sin correr ningún riesgo, sin pagar precio alguno.
Lo más grave es que debe faltarle un tornillo, aparte de un par de tuercas, a la cabeza que se le ocurrió semejante torpeza, y que el partido forme un frente común para repetir el disparate y sostenerlo contra viento y marea.
Pero lo peor es que tomadores de pelo, cabezas sin tornillos y cómplices amaestrados pretendan gobernar el Congreso, Mérida y los otros 105 municipios del estado por medio de los candidatos a diputados y alcaldes que el PRI presentará en las elecciones de mayo.
Tomadores de pelo, cabezas sin tornillo y candidatos que tienen a su disposición los dineros milemillonarios del gobierno del estado para los “gastos” usuales de sus campañas, pues la experiencia certifica que los actuales administradores gastan los fondos públicos sin ton ni son, en lo que se le ocurre, que es lo que les conviene, y rinden cuentas cuando quieren y de la manera que les da la gana.
Las perspectivas, con ese horizonte priísta, más que preocuparnos serían para ponernos a temblar si no fuera porque la rechifla, por peculiar que sea como medio de expresión, puede ser un indicio de que muchos yucatecos no son crédulos bonachones que se tragan las píldoras sin decir ni pío. Por lo menos chiflan.— Mérida, Yucatán, 25 de febrero de 2010.
