(Primera Columna publicada el 1 de abril de 2012)
Vittorio Zerbbera, perito internacional en asuntos de la mafia, ha recibido de sus oficinas centrales la comisión de informarlas sobre las actividades y los propósitos de los candidatos del PRI en Yucatán, con vista a las elecciones de julio, y con tal motivo ha reanudado sus reuniones con César Pompeyo en el parque de San Juan, interrumpidas por su elaboración de un documento sobre los 100 motivos que tiene don Enrique Peña Nieto para retirarse a la vida privada.
—Uno de los 100, César, y el más importante en el sureste del país, es la creciente influencia de la gobernadora de Yucatán en las decisiones del partido, visible en el discurso de don Rolando Zapata Bello al rendir sus juramentos de estilo como candidato el 25 de marzo en el Auditorio Siglo XXI. ¿Me equivoco?
—No seré yo, Vittorio, quien te tire la primera piedra. A la cabeza de su mención de 121 priístas presentes en el acto, el señor Zapata se cuadra ante la titular del poder ejecutivo con este párrafo elocuente:
“Saludo con respeto, pero con un gran afecto, a nuestra gobernadora del estado, Ivonne Ortega Pacheco, orgullo del priísmo yucateco y un pilar del priísmo nacional. Mucha gracias, Ivonne”.
—¿Qué piensa, César, del párrafo que don Rolando le dedica a don Enrique?
—Primero déjame leerlo (saca un escrito de nueve páginas y lo hojea). Aquí está: “Sabré ser parte de una nueva generación, de una nueva forma de hacer política de la que Enrique Peña Nieto es líder y de la que forman parte Ivonne Ortega Pacheco y los más distinguidos priístas que hoy están llamados a cambiar la historia de nuestro país”.
—El párrafo no deja lugar a dudas, Vittorio. Don Rolando considera que la señora Ortega, don Enrique y los capitanes del priísmo en México son aves del mismo plumaje. Dime con quién andas y te diré quién eres. Yo veo dos posibles consecuencias. Una: la señora Ortega ha asegurado una secretaría de estado si gana Peña Nieto.
—¿Y cuál sería la otra consecuencia, César?
—La otra tiene dos caras. Don Enrique cancela de plano todas sus visitas electorales a Yucatán y territorios aledaños. O, si gana la presidencia a pesar de todo, designa a Ivonne delegada permanente de México en las islas Malvinas. Don Rolando sería el subsecretario de la delegación.
—Hay un párrafo del discurso, César, que puede servir a los incondicionales del señor Zapata para pintarlo de cuerpo entero y formular un pronóstico sobre sus intenciones, procedimientos y objetivos en el caso de que gane la elección. ¿Sabe usted a qué párrafo me refiero?
—Claro, Vittorio, al quinto de la página siete. Es contundente. Definitivo. Dice así: “Asumo también, y plenamente, la responsabilidad de preservar los cimientos y las bases que Ivonne Ortega Pacheco nos ha dado en cuatro años de gobierno audaz y decidido, bases sobre las que ahora el orgullo y el pueblo pueden despegar y llegar muy lejos”.
—¿Cree usted, César, que Yucatán llegue muy lejos con madame Ivonne y don Rolando, que es su alma gemela, su otro yo, según el discurso?
—Su otro yo, Vittorio, es Angélica Araujo. Eso ya se lo saben de memoria los meridanos. Pero sí, sí creo que Yucatán pueda llegar muy lejos con el binomio Ivonne-Rolando, pero no estoy seguro en qué dirección. Aunque el discurso fue pronunciado en el Auditorio del Siglo XXI, yo creo que si se cumple al pie de la letra lo que ofrece el señor Zapata podemos llegar hasta mediados del Siglo XX. Tal vez más lejos.
—Puede ser que usted tenga la razón, César. Después de asumir la responsabilidad de gobernar como está gobernando Ivonne, el candidato jura: “Ésa es la protesta que rindo y que cumpliré al pie de la letra, porque nuestro partido y los ciudadanos de nuestra tierra en general así lo merecen y así lo exigen”. ¿Qué os parece, César?
—Que algunos se lo merecen, Vittorio, de eso estoy seguro. Pero no creo que los demás lo exijan. La Coparmex, por ejemplo. En un avalúo reciente (18 de febrero de 2012) sobre el gobierno de Ivonne, el sindicato de los empresarios yucatecos emitió este juicio:
“Las promesas incumplidas, la falta de proyectos detonantes, el despilfarro, la opacidad en el manejo de los recursos, el sobreendeudamiento y, en general, la falta de resultados frente a un enorme gasto de más de $100,000 millones se traducen en un quinquenio perdido que nunca más se debe repetir en Yucatán”.
—Y usted, César, ¿cuál es su impresión final del discurso del signore Zapata?
—Cierta decepción, Vittorio. Cierta nada más. A pesar de la experiencia, llegué a pensar en la posibilidad de que la luna fuera de queso. Si el señor Zapata Bello dice la verdad, sus promesas son amenazas. Si no la dice, el discurso es una farsa. Lástima: llegué a pensar también en el milagro político de que el árbol del PRI pueda enderezar su tronco torcido. Veo que no: la cabra siempre tira al monte.— Mérida, 1 de abril de 2012.
