(Primera Columna publicada el 14 de junio de 2012)
En su cuarta meditación sobre “Orgullo y compromiso”, lema de los candidatos del PRI, César Pompeyo recuerda con cierto temblor que en nombre de todos ellos Rolando Zapata Bello, aspirante a gobernador, juró, en la ex Casa del Pueblo, en solemne discurso que jamás olvidarán las lecciones de gobierno que han recibido de Ivonne Ortega Pacheco.
La prensa independiente ha publicado una recopilación de estas lecciones de versatilidad, innovación, inventiva, ingenio y fantasía que ha dictado la administración de la señora Ortega para inculcar a sus funcionarios la que ha sido y es, en opinión de Pompeyo, su principal doctrina y adiestrarlos en su aplicación a gran escala: la estafa al pueblo por los cuatro costados.
En su tercera meditación, don César repasó los métodos de delincuencia organizada que con tanta frecuencia y tan señalado éxito ha puesto la Secretaría de Fomento Agropecuario para apropiarse, por la vía del robo, del dinero de los pobres y los necesitados.
Pompeyo dedicó la cuarta a otra de las turbinas de fraudes que funcionan en el gobierno de doña Ivonne: su Coordinación de Comunicación Social, que es la oficina que antes, cuando éramos menos pretenciosos y más sencillos, se llamaba jefatura u oficina de prensa.
La especialidad de esta coordinadora es comunicar el presupuesto con una serie de empresas simpáticas que lo canalizan a fines y gestiones inconfesables que, de acuerdo con el hombre de la calle, consisten, entre otras muy generosas, pero ninguna lícita, en promover, con los maquillajes de estilo, la imagen facial, corporal y política de la gobernadora y sus onerosos antojos —largos de relacionar, pero conocidos—, así como contribuir con generosidad a las campañas electorales de Enrique Peña Nieto y los candidatos yucatecos del PRI.
Pompeyo considera simpáticas esas empresas porque todo lo que cobran es por publicidad, aunque este negocio no figura entre las actividades de ninguna. Algunas ni siquiera tienen local. Otras están vacías y sólo cuentan con un escritorio y dos sillas. A varias no las conoce nadie o no aparecen en ninguna parte. La mayoría son recién nacidas: fueron creadas por el gobierno de la señora Ortega. No faltan las que tienen conexiones con la ex alcaldesa Angélica Araujo Lara (D. de Y., 1 de febrero de 2011).
Entre tantos proveedores inexistentes, sarta de compañías fantasmas y colección de facturas falsas hay una integradora de apoyo a la microempresa que cobra 4 millones 842 mil pesos al año por servicios de publicidad, programas y del gobierno. Un negocio de venta de café presenta recibos de millón de pesos mensuales por impartir cursos, para evitar la contaminación de la miel, a grupos de apicultores invisibles (14 de febrero de 2011).
Con sobregiros no autorizados por el Congreso, la coordinadora comunicó 10 millones de dólares a uno de sus clientes favoritos, Televisa, por concepto de propaganda electoral para doña Angélica (20 de mayo de 2010), y se las arregló para darle una lección a Peña Nieto. Durante sus seis años de gobernador, don Enrique invirtió 646 millones de pesos en publicidad. Doña Ivonne se ha dado el taco de gastar, en eso mismo, 928 millones entre 2008 y 2012.
Para el mencionado hombre de la calle, este gobierno ha elevado el chanchullo a tres categorías: la de latrocinio, que es el robo con habilidad y destreza. La de pillaje, que es apoderarse de todo lo que pueda satisfacer la codicia. La de rapiña, que es arrebatar con rapidez, como las aves de presa.
En nuestras narices sustentan una cátedra de malversación, que es el uso indebido de fondos públicos para fines distintos de aquellos a los que se han destinado. Para la señora Ortega se trata nada más de “dimes y diretes” que no merecen investigación ni respuesta.
Todos los candidatos del PRI, directa o indirectamente, son desprendimientos del gobierno de doña Ivonne. Todos, según Rolando Zapata Bello, están orgullosos de las lecciones y todos también juran que jamás las olvidarán. Si ganan y cumplen su compromiso, se nos viene encima, a manejar la política, la economía y las leyes de Yucatán, un “moloch” de alumnos de la corrupción con lógicas aspiraciones a catedráticos. Eso piensa, tembloroso, Pompeyo.— Mérida, 13 de junio de 2012.
