Picando piedra, a veces en solitario, Ana María Jiménez Ríos ha dado importantes pasos sobre el green. Y sus metas son elevadas.

La joven jugadora yucateca, nacida en Mérida hace 21 años, está consolidada entre las mejores exponentes universitarias de Florida y en los círculos nacionales del golf. De allí piensa escalar la cima propuesta: alcanzar el profesionalismo.

Si lo logra, Ana María será la primera mujer yucateca que llega al golf de paga, lo que le tiene motivada mientras comparte sus estudios de Diseño en la Universidad de Tampa, Florida, donde fue la Golfista del Año en 2023 como parte del equipo conocido en el deporte como Espartanos. Ella se siente orgullosa.

Nada ha sido fácil, como ella misma comenta. Desde sus inicios en el Club de Golf La Ceiba y luego en la Academia “Jack Nicklaus” en el Yucatán Country Club, hasta lo logrado ahora en los campos de Estados Unidos, donde ha sido reconocida en el deporte colegial.

Lo vivido le permite crearse sus ilusiones y metas. Pero sabe bien hacia dónde camina. “Comencé porque mi hermana mayor jugaba golf, y después me enamoré del deporte”, dice la joven jugadora, quien realizó sus primeros estudios en el Colegio Mérida. “aunque a veces se sienta como una montaña rusa, la meta no cambia: ser profesional”.

Ayer, en la charla con este periódico, Ana María jugaba en el Torneo Nacional Universitario y en una pausa, fue contundente: “Lo vamos a intentar, porque no me quiero quedar con la duda de qué hubiera pasado, así que el plan es seguir dándolo todo, todos los días, y siempre poniendo el mayor esfuerzo y seguir creciendo, no solo como golfista pero también como persona”.

Para llegar al Nacional de la División II Universitaria, Ana María logró estar entre las primeras en el torneo regional que se disputó en Cleveland, con una remontada importante, pues en la última ronda firmó una tarjeta de menos 7 para irse del lugar 20 al cuarto y en la general, como primera en individual.

De este torneo saldrá lanzada para categorías mayores, aunque espera salir bien de este “National Championship DII” que disputa en Orlando.

“Voy a ser senior en el fall (otoño), así que me queda un año en esta división. Mi coach dice que es como tener dos trabajos, y a veces no es fácil llevarlo, pero al final todo vale la pena”, señala Ana María, quien trabaja con su couch Missey Jones.

Durante largos años, Ana María y su hermana Aracelly fueron jugadoras infantiles, primero en “La Ceiba” y luego en el Country Club. Aracelly obtuvo beca en Estados Unidos y luego siguió Ana María, quien fue llamada en 2020 para la IJGA (International Junior Golf Academy), donde entrenó dos años, haciendo sus estudios de preparatoria por el Colegio Mérida en línea.

“En mi primero de prepa me fui 10 meses de intercambio a Ohio con una familia y jugué golf para la escuela de ahí. En el segundo y el tercero estuve en IJGA, pero haciendo la escuela en línea también”.

Ha sido un largo recorrido en los campos de golf para Ana María, extrañando a la familia y la comida yucateca. “He estado en el extranjero seis años, y si no hubiera sido por el apoyo de mi familia, no estaría donde estoy, aunque me extrañan, y los extraño, siempre me apoyan en todos mis sueños”.

Y eso es fundamental para sus aspiraciones: soñar, pero con la responsabilidad bien clara. “Sé que llegar al profesionalismo es algo distinto, una carrera muy importante y con muchos sacrificios, pero vamos a intentarlo”, dice Ana María.— Gaspar Silveira

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