Las criptomonedas han tenido un crecimiento meteórico desde su creación hace poco más de 10 años. Aunque en los inicios eran utilizadas solo por unos pocos y con mala reputación por su empleo en actividades ilegales o estafas, con el tiempo su uso se ha masificado y su imagen ha mejorado.

Ya en 2017, importantes mercados financieros de Estados Unidos, como el CBOE o el CME, comenzaron a ofrecer futuros de Bitcoin, legitimando a las criptomonedas como un activo de inversión igual de válido que cualquier otro.

Plataformas de comercio electrónico, como PayPal o Robinhood, también ofrecen a sus usuarios la posibilidad de comprar y vender criptomonedas, lo que ayuda a masificar aún más su uso en la población.

Para noviembre del 2021, la capitalización del mercado de criptomonedas alcanzó los 2,9 billones de dólares, según datos de CoinMarketCap. Según un estudio de la firma de investigación IMARC Group, se espera que su capitalización llegue a 32,4 billones en 2027, con una tasa de crecimiento anual compuesto de 58,4% durante los próximos 5 años.

El uso cada vez mayor de las criptomonedas origina una proliferación de estrategias y herramientas de inversión de distintos tipos. Es el caso de los robots de trading como Profit Revolution, que permiten automatizar estrategias de trading para sacar el máximo provecho a las inversiones en criptomonedas.

En lineas generales, la capitalización del mercado de criptomonedas continúa creciendo a pesar de encontrarnos actualmente en un mercado bajista.

¿Qué relación existe entre las fintech y las finanzas tradicionales?

Las criptomonedas forman parte de la revolución fintech (financial technology o tecnología financiera), que ha cambiado completamente el panorama financiero global. Si bien en el pasado todas las transacciones estaban mediadas por la banca tradicional, con sus comisiones y tiempos de espera, la inclusión de distintos avances tecnológicos ha optimizado estos procesos.

Aplicaciones como PayPal, por ejemplo, permiten realizar transferencias al instante en cualquier parte del mundo. Las criptomonedas, además, facilitan esto aún más, pues permiten comisiones aún más bajas que estos servicios, con menos requisitos y de manera segura.

Esto se debe a que las criptomonedas funcionan de una manera totalmente distinta a estas aplicaciones. En vez de contar con un organismo central que controla todas las transacciones, la verificación de datos corre por cuenta de los mismos usuarios de manera voluntaria, que reciben recompensas por validar las operaciones.

Más allá de esto, las criptomonedas no son muy distintas de las monedas tradicionales, en cuanto a la experiencia de usuario se refiere. Invertir en criptomonedas con precio variable no es muy distinto que hacerlo con acciones de empresas. Asimismo, poseer stablecoins es igual a poseer dólares digitales en un banco o aplicación de pagos. Cuando compramos criptomonedas con nuestra moneda local, solo estamos cambiando una divisa por otra.

¿Están compitiendo o colaborando?

Visto de esta forma, la lucha entre la banca o las finanzas tradicionales y las aplicaciones fintech o las criptomonedas no es tal. Los aportes que ofrece la tecnología enriquecen los productos ofrecidos por la banca tradicional. Por otro lado, la autoridad de las instituciones consolidadas a través de los años brinda una confianza de la que las fintech pueden carecer.

Cuando se trata de dinero, además, los usuarios prefieren ser más cautos e irse a lo seguro, por lo que a una fintech sin regulación o sin apoyo y alianzas del sector tradicional le cuesta más prosperar.

Aunque en un inicio la banca sí pareció mostrarse renuente a aceptar las criptomonedas, con el tiempo bajaron la guardia y entendieron las ventajas de estas criptomonedas, impulsados por la aceptación que tenían entre los usuarios.

Es el caso de los ya mencionados futuros de Bitcoin, ofrecidos primero por el CBOE y el CME, pero extendidos luego a otras instituciones. Por ejemplo, en febrero de 2021 el banco estadounidense BNY Mellon anunció su servicio de custodia de criptomonedas. En junio de ese mismo año, el BBVA inició operaciones de custodia y comercio de criptomonedas para sus clientes suizos.

Luego, en agosto del 2021, la Asociación de Banqueros de América (ABA) publicó un reporte en el que sugiere a la banca aliarse con firmas del mundo de las criptomonedas, por el creciente interés de los clientes en este sector.

Según el reporte, los bancos pueden ofrecer servicios de custodia, cuentas con intereses, préstamos, planes de seguros, e incluso gestión de los activos de los clientes, al igual que sucede con acciones mercantiles tradicionales.

Ya hemos comenzado a ver las primeras alianzas entre empresas de criptomonedas y firmas financieras tradicionales, y solo crecerán en número en el futuro. Ante este panorama, la capitalización del mercado de criptomonedas puede alcanzar los valores que prevé IMARC Group para 2027.

(I.S.)