No hay manera de que el fiscal general de la República, Alejandro Gertz Manero, salga bien librado del escandaloso caso de su ex cuñada y la hija de ésta, a quienes el fiscal acusa del homicidio (por negligencia) de su hermano Federico. Filtrar una conversación del titular de la FGR con el fiscal de Control Competencial, Juan Ramos López, le añadió notoriedad al caso, pero éste ya iba acompañado del escándalo. Se acredita, eso sí, que en este mundo hipervigilado, con cámaras y micrófonos por todas partes, la privacidad se está volviendo utopía.
No hay manera de que el fiscal resulte bien librado porque, si la Corte resolviera a su favor, en el ánimo público casi con seguridad quedaría la convicción de que la resolución obedecería a las gestiones o presiones del fiscal, y si la resolución favoreciera a Laura Morán Servín y su hija Alejandra Cuevas Morán (en la cárcel), la derrota dejaría muy mal parado a quien tiene como deber la procuración de la justicia.
Otro factor desfavorable para Gertz es la disparidad entre el gran poder que concentra la FGR frente a la imagen de indefensión que proyectan una nonagenaria y una casi septuagenaria. Por supuesto, esto no debería importar si la culpabilidad de ambas fuera manifiesta, pero hasta ahora ésta no ha sido plenamente probada.
En ese contexto, yo no veo a una mayoría de ministras y ministros votando en contra de una resolución favorable a las acusadas, como lo propone el proyecto de Alberto Pérez Dayán.
La filtración hizo volver los ojos a un caso ocurrido a fines de febrero: la FGR archivó por falta de elementos una investigación contra un alto funcionario y un ex mando del Consejo de la Judicatura Federal (CJF), por presuntas extorsiones a jueces y magistrados, y por contrataciones con sobreprecios (Reforma, 24/02/22).
Hay quienes quieren ver una vinculación quid pro quo entre la próxima resolución de la Corte sobre las dos acusadas y el “carpetazo” de la FGR a la denuncia contra ex funcionarios del CFJ, en particular porque la Asociación Nacional de Magistrados de Circuito y Jueces de Distrito hizo pública su preocupación en ese caso y demandó cero tolerancia a la corrupción. Comoquiera, es claro que el CJF, cuyo presidente Arturo Zaldívar es incansable promotor del discurso anticorrupción, deberá extremar sus requerimientos sobre la probidad de quienes son contratados.
La filtración, que propicia diversos ángulos de análisis, lleva implícita la interrogante de quién grabó la imprudente conversación entre el fiscal general y su cercano colaborador. Habida cuenta de la facilidad para obtener sofisticadas tecnologías de intervención, si se dispone de los recursos para ello, se abre una amplia gama de posibilidades: desde los “golpistas mediáticos” que menciona el Presidente hasta militares en activo o no, pasando por empresas dedicadas al espionaje industrial. Si tuviera investigadores más eficaces, la FGR ya debería saberlo y podría actuar en consecuencia.
Por lo que respecta al fiscal Gertz Manero, su desempeño en la FGR ha discurrido bajo el signo del escándalo. Lo acreditan las trasferencias a su favor en cuentas de la Universidad de las Américas procedentes de México y el extranjero, los supuestos plagios en dos de sus libros, su empecinamiento en forzar su ingreso al Sistema Nacional de Investigadores, la acusación de delincuencia organizada y lavado de dinero contra 31 científicos y exfuncionarios del Conacyt y la simulación que involucró al Presidente, al entregarle un cheque de 2 mil millones de pesos que correspondían al Infonavit.
Me pesa decirlo porque yo fui uno de quienes confiaron en una eficaz gestión de Gertz Manero, pero aparte de los escándalos y en un México saturado de asesinatos, feminicidios, extorsiones y de una corrupción que pese a la 4T sigue presente en el sector público, la FGR no ha tenido un desempeño exitoso —Ayotzinapa, Odebrecht y Estafa Maestra siguen pendientes, por ejemplo—, si bien no han faltado éxitos aislados.
Escándalos y resultados insatisfactorios deberían hacer preguntarse a Gertz si es o no cierto que su permanencia en la FGR es ya inviable. El fiscal, hombre inteligente, debería reflexionar si no es hora de dar un paso al costado, para bien de la nación y en reciprocidad a la confianza y el respaldo que en todo momento ha recibido del presidente Andrés Manuel López Obrador.— Ciudad de México.
Periodista
