Nueve meses después de ocurrida, la muerte de José Eduardo Ravelo sigue envuelta entre dudas, confusiones y enredos.

El joven falleció días después de estar en manos de la policía y su cuerpo tenía signos de agresión. La investigación todavía no se cierra, no hay conclusiones finales y sí una serie de enredos que no ayudan a esclarecer el caso.

Desde el principio hubo confusiones ante hechos desvirtuados, videos que se negaban a revisar, declaraciones confusas y la inmediata acusación contra cuatro policías municipales de Mérida. Sin embargo, las autoridades municipales y estatales, tanto policiacas como el alcalde y el gobernador, se lanzaban la bolita y el caso se oscurecía más en vez de esclarecerse.

Se habló de tortura, de malos tratos y de agresiones a la dignidad del joven, pero todo se negaba, incluso el médico forense en el dictamen aseguró que José Eduardo murió a consecuencia de las lesiones recibidas a manos de la Policía de Mérida.

Sin embargo, cuando elementos de la Fiscalía General de la República tomaron el caso en sus manos el médico forense fue imputado por el delito de alteración de documentos y, semanas después, en forma extraoficial, sin concluir la investigación, esa dependencia señaló que el joven “murió de neumonía”. Y el caso dio un giro sorpresivo.

Al médico forense le fue dictado recientemente por un juez federal el auto de no vinculación a proceso, por no encontrar elementos para sostener la acusación.

¿Qué sucede que, en vez de luz en el esclarecimiento de la muerte del joven, hay más confusiones y dudas? ¿Se busca proteger a alguna autoridad policiaca, municipal o estatal?

Recordemos que no es el primer caso de muerte de alguien después de ser detenido por policías y tampoco es nueva la tortura como “técnica” policiaca, que, lamentablemente, no está erradicada. Por tanto, algo pasó para que el joven acudiera días después al hospital para ser atendido ante los malestares y dolores que sentía.

Y para causar más confusión se menciona también que el joven adquirió Covid en el hospital y fue una causa de la muerte. ¿Qué creer entonces cuando no hay una información clara y precisa sobre el seguimiento del joven desde la detención, su estadía en la Comandancia policiaca y luego la liberación?

Hay diversidad de informaciones que se cruzan y propician más enredos en vez de esclarecimiento. No hay claridad en las investigaciones por los datos y acusaciones que varían de un momento a otro. La sociedad pide esclarecimiento pleno de este caso que sacudió en su momento a los yucatecos y la noticia recorrió el país y diversas partes del mundo. Pero la justicia es lenta y no llega a la entidad para darle luz a las investigaciones.

Es lamentable que, ante los escándalos que puedan involucrar a determinadas autoridades o a corporaciones policiacas, se alteren expedientes y las investigaciones se alarguen para beneficiar a los verdaderos involucrados y surjan los “chivos” expiatorios.

Hay otros casos de tortura policiaca y muerte de los detenidos en la entidad en donde las investigaciones, las leyes y la justicia se aletargan. Todo se niega, desde la violenta detención hasta la tortura. Y hasta ahora no se esclarecen, ni hay castigo para los culpables.

El abogado José Miguel Vivanco, experto en derechos humanos y exdirector ejecutivo de la División de las Américas de Human Rights Watch, llegó a Mérida motivado por el caso Ravelo, pues señala que “no es un caso cualquiera” y le llamó la atención la resolución “rápida del caso”, situación común en otros casos en donde las autoridades están involucradas.

Habló de otros temas en la entrevista que le hizo el Diario: la violencia, los desaparecidos, la tortura policiaca y las agresiones a periodistas en el país, así como la violencia intrafamiliar en la entidad y sobre los misterios que todavía rodean la muerte de José Eduardo.

Nuevamente el abogado chileno trae a la reflexión este caso envuelto de irregularidades, silencios, confusiones, dudas y enredos, pues a varios meses de la detención y luego muerte del joven, días después, las investigaciones van de un lado a otro.

La sociedad yucateca, los familiares de la víctima y su madre esperan un resultado producto de una investigación profunda, sin manipulación ni dobleces.

La madre de José Eduardo vive un viacrucis de varios meses ante la lentitud de las investigaciones y las acusaciones que cambian de personajes o las causas sorpresivas de la muerte que se señalan, muy lejos del primer dictamen de un médico forense.

Es una cruz que carga ante una justicia que no llega. Lágrimas derramadas y desesperación al mirar que las autoridades se lavan las manos y la conclusión final sigue en espera. Muchos misterios, dudas y enredos rodean este caso. Esperemos que al final la ley se aplique sin preferencias, la justicia sea una luz de esperanza y el caso no termine como una cruz más en el cementerio de las injusticias.— Mérida, Yucatán.

marpero53@yahoo.com.mx

Profesor

 

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