Desde el inicio de su mandato, el Presidente AMLO se propuso contribuir a la recuperación y difusión de la memoria histórica, convencido como siempre ha estado de que tanto la historia como la inconmensurable riqueza de nuestras culturas ancestrales constituyen enormes reservorios de donde los mexicanos siempre hemos sabido abrevar para enfrentar diversas vicisitudes y salir adelante en la búsqueda de nuevos estadios de desarrollo.

A decir verdad, la memoria histórica no es algo que le haya importado mucho a los regímenes políticos neoliberales predominantes en los últimos 40 años, tan ocupados como estaban de propiciar modelos de desarrollo excluyentes y oligárquicos que sólo buscaban el fortalecimiento de los grupos económicos privilegiados, a costa de generar gran desigualdad social, desmesurada concentración de la riqueza, corrupción desbocada y saqueo descarado del erario y los bienes públicos.

Hay dos cosas que hasta sus acérrimos adversarios deberían de reconocerle al Presidente: uno, el conocimiento profundo que tiene tanto de la historia nacional como de los principales procesos y personajes históricos de las diversas regiones del país; dos, el amplio conocimiento de los grandes problemas que aquejan el país y a los estados de la república, pues sin duda alguna es el único político mexicano que ha visitado reiteradas veces todas las entidades federativas, todos los municipios y una cantidad innumerable de ciudades y localidades a lo largo y ancho de nuestra compleja y accidentada geografía nacional.

De lo anterior se colige la importancia que para el fortalecimiento de la identidad y de la conciencia nacionales tiene el hecho de que en la actual administración federal se haya asignado a cada año el nombre de un personaje histórico, a fin de preservar y difundir su obra y su legado entre todos los mexicanos, especialmente entre las nuevas generaciones.

Así las cosas, 2019 se dedicó al Gral. Emiliano Zapata, popular líder campesino de la Revolución; 2020 a Leona Vicario, heroína de la lucha por la independencia nacional; 2021 a la Independencia, por conmemorarse los 200 años de su consumación; 2022 a Ricardo Flores Magón, irreductible luchador anti porfirista e ideólogo y activista del anarco-sindicalismo de la Revolución, y 2023 al Gral. Francisco Villa, genial estratega militar de la Revolución y máximo líder de la División del Norte.

Año de Felipe Carrillo Puerto

Mediante decreto promulgado por el Congreso de la Unión y publicado en el Diario Oficial de la Federación el 29 de diciembre del año pasado, se declaró a 2024 como “Año de Felipe Carrillo Puerto, Benemérito del Proletariado, Revolucionario y Defensor del Mayab”.

Como es del dominio general, el pasado 3 de enero se cumplieron cien años del artero fusilamiento de FCP junto con sus hermanos Benjamín, Wilfrido y Edesio, del presidente municipal de Mérida Lic. Manuel Berzunza y de otros ocho cercanos colaboradores.

Este desenlace trágico fue la culminación de la cruenta caída del gobierno socialista encabezado por el popular líder motuleño, caída que fue propiciada por la sublevación de los jefes militares destacados en Yucatán, quienes, coludidos con las fuerzas oligárquicas opositoras al gran proyecto transformador de FCP, se sumaron a la revolución delahuertista en diciembre de 1923 y depusieron al gobierno estatal legítimamente constituido.

Mediante esta revuelta, Adolfo de la Huerta, prominente jerarca militar de la Revolución, se opuso a la obstinada pretensión del presidente Álvaro Obregón de imponer a Plutarco Elías Calles como candidato para sucederlo —como finalmente ocurrió—, con la circunstancia histórica de que meses atrás el gobernador FCP ya había manifestado su apoyo político a quien años después sería el fundador del PNR, antecesor histórico del hoy alicaído y desfondado PRI.

Pues bien, es justamente en el marco del centenario luctuoso del icónico líder político de la Península en que se produjo la visita especial del Presidente de la República a Mérida y a Motul, la ciudad natal de FCP.

En la conferencia de prensa mañanera realizada el 3 de enero en la Base Aérea número 8 de Mérida, AMLO hizo amplia referencia a la importancia de preservar y difundir nuestros procesos históricos. Destacó —al igual como lo hizo posteriormente en Motul— la trascendental obra transformadora de FCP, y, gracias a la atinada insistencia de un reportero, se comprometió a realizar reediciones de las principales obras que estudian el legado histórico del homenajeado, señalando el mandatario que daría instrucciones al director general del Fondo de Cultura Económica, Paco Ignacio Taibo II, para que se proceda en este sentido.

Diversos estudios han esclarecido la intensa, amplia y visionaria labor transformadora que realizó el gobierno de FCP en el campo de lo social, económico, político, legislativo, educativo y cultural, en razón de que el líder motuleño impulsó un vasto proyecto con el que se pretendía superar los viejos esquemas de burda explotación semi feudal heredados del porfiriato, promover los derechos de niños, mujeres, maestros y trabajadores en general, e impulsar la construcción de una sociedad menos desigual, más abierta y con mayor participación política de los sectores sociales subalternos de aquella época.

Es deseable que en las actividades conmemorativas que se van a realizar con motivo de este centenario luctuoso, se apliquen enfoques crítico-analíticos que eviten el endiosamiento o la mitificación de un líder carismático cuyos ideales y actuación continúan causando revuelo en la aún conservadora sociedad yucateca. Veremos.— Mérida, Yucatán.

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*Doctor en Educación. Exdirector de la Universidad Pedagógica Nacional en Yucatán.

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