Mario Maldonado Espinosa.

El llamado que hizo la diputada Álvarez de Toledo sobre el populismo y los riesgos que representa, sobre todo en el contexto en que se encuentra el país, es una convocatoria a todos para tomar en serio las consecuencias que traen los gobiernos que utilizan a las mayorías para bombardear la democracia y destruir las instituciones en todo el mundo.

Por ello lo dijo claro: hacen falta políticos valientes y jóvenes rebeldes para combatir al populismo y al crimen organizado en consecuencia.

El populismo lastima la dignidad de las personas, destruye países, lleva a la pobreza y a la desesperanza. Con el populismo se pierde un país y se construyen dictaduras, autócratas.

El populismo es el principio del fin, la desintegración de un país, de su historia y su esfuerzo. Mientras que le democracia ve a las personas como ciudadanos con una dignidad inherente, el populismo los mira como masas. Masas que explotan los líderes populistas.

Es preocupante cómo muchas veces los gobiernos populistas utilizan siempre los mismos temas o el mismo discurso para distraer a la sociedad y desestabilizar el debate público. Esta estrategia la tienen para atraer a los votantes reaccionarios. Recurren a cortinas de humo en vez de resolver los problemas más demandantes como la pobreza y la seguridad.

Existe una enorme tentación de los gobiernos populistas de desmantelar los mecanismos judiciales y políticos, así como todo aquello que represente un obstáculo para llevar a cabo su perverso plan, no ven con buenos ojos tópicos como la transparencia, la rendición de cuentas o la obligación de someterse a la misma ley.

Sembrar la confusión e iniciar enfrentamientos entre la sociedad, atacar a los demás poderes que no están con el “pueblo”, la constante polarización y radicalismo son las principales banderas de los gobiernos populistas.

Los gobiernos populistas pueden traer consecuencias serias, la pobreza y la indigencia son las más características, la desigualdad, la grave crisis del sistema republicano, la decadencia económica, el autoritarismo, arbitrariedad; se coarta la libertad de prensa y se persigue a los representantes de los medios de comunicación, se vulnera de división de poderes y se exacerba el descontento de las clases marginadas.

Los gobiernos populistas aseguran que son los únicos y verdaderos defensores del pueblo, ahogan la iniciativa privada y siempre vulnera las libertades individuales, genera déficits fiscales, fuga de capitales y un enorme nivel de desempleo, pues prefieren darles el “pescado” en vez de enseñar a “pescar”. Con esta premisa mantienen seducidas a las grandes masas, que debido a sus inmensas necesidades caen y siempre creen en el “canto de las sirenas”

En otras palabras, los gobiernos populistas son dictaduras disfrazadas de democracias. En términos sociales y políticos el populismo es autodestructivo y regresivo.

Entendiendo que el presente y el futuro le corresponden y es responsabilidad de los jóvenes, comparto la idea de que es necesario tener la valentía para que un país asegure un mejor futuro. Debe haber una mejor manera de transitar en la historia sin poner en riesgo todo lo que juntos hemos alcanzado como sociedad.— Mérida, Yucatán.

Especialista en Derecho Parlamentario y Técnica Legislativa

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