Palestinos rajan las venas de judíos, judíos rajan las venas de palestinos. Se odian, se matan. De tanto cariño, dicen, a su Tierra sagrada. La quieren cada cual para sí, rechazan al otro. ¿Eso es querer?, José María Javierre

Desde tiempos de Abraham, el Padre de la Fe, y primer llamado por Yahvé para abandonar su tierra y ser acreedor de una descendencia tan grande como las estrellas del cielo y las arenas del mar, Dios ha mostrado predilección por su pueblo, los judíos. A quienes además por medio de Moisés liberó con mano dura de la esclavitud del faraón egipcio y condujo rumbo a la tierra prometida.

Grandes han sido los prodigios y las hazañas que el Señor ha hecho con su pueblo; sin embargo, las batallas y confrontaciones surgidas durante esta historia de salvación nunca han permitido disfrutar plenamente a los judíos de las bendiciones recibidas por Dios omnipotente.

Rey David

Cuando la paz y la estabilidad parecía haber sido establecida por el rey David y el rey Salomón vino el destierro a Babilonia.

La dominación y la aniquilación de todo aquello que es esencial para un creyente judío aplastó la vida y confianza en Yahvé.

Por algo los anawim, es decir, el resto fiel, fueron los nuevamente privilegiados por su solidez en la fe y amistad a pesar de las grandes vejaciones a las cuales los sometieron en tierra extranjera.

Tiempos romanos

Creo también que ningún judío puede borrar de su memoria histórica el nombre de Pompeyo, quien sometió al imperio romano al pueblo y el cual, más adelante, vivió la conquista de Jerusalén y la destrucción del segundo templo. Cómo no recordar que en este catastrófico acontecimiento murieron, según la historia, más de medio millón de judíos.

Y así podemos ir avanzando en el devenir del tiempo y analizando tantos momentos de tensión y conflicto que Israel ha tenido que afrontar; circunstancias en las que el dolor, desprecio y aniquilación por ser de raza judía estuvieron y están presentes aun en la sociedad.

Viene a mi recuerdo la película “La lista de Schindler”, del director Steven Spielberg, donde la memoria del holocausto y la brutal persecución extendida a todos los judíos residentes en Cracovia, durante la Segunda Guerra Mundial, nos deja ver la crueldad y la maldad de los alemanes. Qué injustificada violencia física y psicológica se derrama sobre los hijos de la Torah, qué impotencia viven niños y adultos ante la asfixia en los campos de concentración. Sin embargo, lo que relato como histórico sigue siendo un triste acontecer, ya que recientemente los medios de comunicación nos informaron de la matanza acontecida en la playa de Bondi, en la ciudad australiana de Sídney, y que es una contundente muestra del racismo viviente y creciente en el mundo.

Víctimas

Esta masacre antisemita ha dejado 15 personas ejecutadas, quienes ningún mal hacían al celebrar la fiesta del Jánuca, celebración que busca, de parte de la comunidad judía, preservar la religión y el derecho de practicarla donde sea; era únicamente compartir las creencias, la fe y la vida.

Naveem Akram, de 24 años y su progenitor, Sajid Akram, abatido por los agentes, actuaron con odio desmedido e injustificado hacia los asistentes judíos, eran más terroristas que fanáticos religiosos.

Las imágenes difundidas por los diversos medios son de terror, al contemplar la angustia de los asistentes al correr y otros mirar el desplome de aquellos que morían al ser alcanzados por los tiros lanzados directamente sobre los asistentes.

En pleno siglo XXI, cuando la capacidad racional y reflexiva del ser humano debiera haber alcanzado cúspide al grado de desterrar cualquier asechanza de mal intencionado, vislumbramos todo lo contrario.

Qué desconsuelo se gesta en el interior de quienes deseamos la paz, de quienes procuramos promover la igualdad y el trato verdaderamente humano para todos. Por eso, la arriesgada, pero valiente hazaña cometida por el australiano Ahmed al Ahmed, al luchar contra uno de los atacantes, lo ensalza y proclama héroe, porque siempre atreverse a extirpar de raíz la perversidad e iniquidad es luz de esperanza para las generaciones venideras.

Respeto

Todo ser humano que divise el bien más allá de la raza, religión, condición económica y libre opción de ser, trabajará por la edificación de un mundo más plural.

Ojalá pronto se comprenda que todos, judíos o no, habitamos la misma casa común y por eso estamos llamados a ser gestores de armonía y concordia.—Mérida, Yucatán

padrerolandocastillo@icloud.com

Sacerdote católico

Noticias de Mérida, Yucatán, México y el Mundo, además de análisis y artículos editoriales, publicados en la edición impresa de Diario de Yucatán