Los baches son la punta del iceberg. Cada uno de ellos es síntoma del crecimiento de Mérida y comercialización de sus comisarías. En lo que va de este siglo, algunos indicadores han crecido enormidades.
La población ha aumentado casi la mitad, de 800 mil a casi un millón doscientos mil personas; el parque vehicular creció de 125,000 automotores a 1.1. millones de unidades. En 1998 la mancha urbana ocupaba 15,944 hectáreas y, en 2024, se habla de más de 130 mil hectáreas de superficie ocupada, con un crecimiento horizontal de servicios públicos. La superficie de la ciudad ha crecido cerca de nueve veces y su presupuesto no aumentó proporcionalmente. Pasó de 1,783 millones anuales en la primera administración de este siglo a 6,188 millones en este año, según el Diario de Yucatán de 11 de diciembre de 2024. La inflación acumulada en obra pública creció un 480%, lo cual indica que hoy podemos construir un poco más de lo mismo que se podía hacer hace 25 años. ¡Pero la ciudad ya creció nueve veces más!
El último alcalde del siglo pasado, Xavier Abreu Sierra, pavimentó 111 km de calles y la Avenida 2000. El reporte de baches no era significativo. Recuerdo una declaración suya que subrayaba la calidad de vida de la ciudad y los bajos costos del predial y de los impuestos directos al municipio, que ya se veían insuficientes para mantenerla. El mantenimiento de calles antiguas, primeras en destruirse ante las lluvias, ya se realizaba en este tiempo. A pocos se les puede acusar de no prever este problema.
En tiempos del alcalde Manuel Fuentes aparecen reportes de baches y con César Bojórquez se vuelven significativos, como también fue significativa su respuesta. En su gestión se reportó una repavimentación de casi 230 km de calles sin precedente y más del doble de gestiones anteriores. También se reportó una disminución significativa de reportes en baches. Esos números cayeron en la gestión de Angélica Araujo, pues apenas construyó 9 km de calles más 53 km que se repararon. Los reportes de baches crecieron a 22,472 en el segundo año. La primera administración de Renán Barrera Concha recuperó una ciudad perdida. Recibió un municipio lleno de baches, oscurecido, endeudado y sin recursos ni para el papel en los baños del Olimpo. Reportó, sin embargo, pavimentar y repavimentar 198 km de calles y disminuir los baches en un 85%. La siguiente administración municipal de Mauricio Vila arregló 220 km de calles —casi cerca del récord del alcalde Bojórquez— y reparó 1.12 millones de metros cuadrados de baches. Algo así como 159 estadios como el “Carlos Iturralde”, según palabras suyas.
El siguiente Renán Barrera Concha tuvo escenarios más complicados que aquél de recuperar una ciudad con los servicios públicos destruidos. Enfrentó lluvias atípicas e inundaciones en varias partes del municipio, incluido el paso deprimido, y los años de la pandemia de Covid, mismos que paralizaron la vida comunitaria. La política pública tuvo que orientarse a apoyar a los vivos, prever otras enfermedades y mitigar la falta de empleo. Teníamos, repito, que sobrevivir. No obstante, se reportan en sus informes una atención a baches de casi 480 mil metros cuadrados, lo cual da el indicador esperado: aumentaron.
En la última gestión del mismo alcalde informó que “se construyeron, modernizaron o rehabilitaron 139 km de calles y 15 km de ciclovías; se repavimentaron 109 km de calles. El bacheo fue 1.279,500 metros cuadrados con inversión de 308 millones de pesos.
Los diferentes alcaldes de Mérida, según datos de sus informes, han atendido el problema. Se observan momentos críticos en el cierre de la gestión de Angélica Araujo y durante el período de la pandemia mundial. Los demás períodos municipales siempre estuvieron atendiendo los problemas. La alcaldesa actual Cecilia Patrón Laviada reporta en estos años de su mandato, haber reparado 277 mil baches y atendido más de 100 km de calles. ¿Por qué siguen y seguirán habiendo baches?
Los baches son la punta del iceberg. Son resultado del crecimiento de la ciudad, del cambio de variables en el clima y temporadas de lluvias, del mayor desgaste de rodamiento de miles de vehículos sobre superficies viejas y deterioradas. El esfuerzo de la actual alcaldesa por resolver el problema tiene grandes virtudes y reconocimientos ciudadanos. No obstante, el problema no está ahí. Está en el crecimiento desmedido de la ciudad. Y eso, es producto de las acciones de tres niveles de gobierno. Y no veo quién esté haciendo el análisis y las propuestas correctivas.— Mérida, Yucatán
Iberlin@prodigy.net.mx
Antropólogo con maestría en industrias audiovisuales y doctorado en comunicación política
