CIUDAD DE MÉXICO (El Universal).— En plena temporada de buenos deseos y sueños que se esperan cumplir, llega la primera película enteramente chiapaneca en la historia de México, que cuenta una historia de resiliencia femenina.
Se trata de la comedia “Una artista en la familia”, ópera prima de Claudia Orantes, que trata la historia de una mujer que es echada de su casa y que tendrá que aprender a ganarse la vida a los 33 años, sin ayuda de su familia involucrada en la política.
La protagonista decide montar una obra musical con sus nuevos vecinos.
Michelle Betancourt (“El secreto de Selena”) encabeza el elenco, en el que también figuran Pilar Mata, Alejandro de la Madrid, Lisa Owen y Carlos Aragón.
La cinta acaba de ser estrenada en la plataforma Prime Video y es una producción de Chiapaneca Films. “Justo venimos de ese ambiente de artistas; eres como la oveja negra al ser la única (artista) de la familia. La familia no quiere que te vaya mal económicamente, pero sabemos que no podemos renunciar a ello. Durante el rodaje teníamos el eslogan de que no se puede vivir del arte, pero tampoco sin él”, cuenta Sandra Burgos, productora y coescritora del guion.
“Yo soy de Chiapas y viene (la historia) de todo este recorrido que tienes que vivir, es a partir de nuestras vivencias que sale la historia”, apunta Orantes.
Ambas creativas son personas de teatro, medio en el que muchas veces sus exponentes trabajan sin dinero y tampoco ganan mucho si es que hay saldo a favor.
“Una artista en la familia” tardó casi diez años en hacerse, debido a factores como que no se concretaban las colaboraciones económicas y que los fondos gubernamentales la rechazaron algunas veces.
“Era de piden y no les dan”, bromea Burgos, recordando la letra de la canción infantil “Aserrín, aserrán”.
Fue cuando ambas decidieron dejar de pensar en los obstáculos y convencerse de que deseaban hacer el filme que las cosas comenzaron a darse. Fue así que empresarios chiapanecos aportaron recursos, el equipo técnico se integró con habitantes de la entidad y los actores, atraídos por el guion, aceptaron participar aunque solo se les podía pagar una mínima parte de lo que habitualmente cobran.
Muchos integrantes del equipo técnico son egresados de una escuela en Chiapas que funcionó solo tres años, pues no había trabajo para ellos. “Salieron 25 jóvenes cineastas sin trabajo, les pudimos pagar una cantidad módica, pero ellos con la experiencia del estudio fueron la base más importante” del rodaje, añade Orantes.
