Los médicos veterinarios zootecnistas Noé Hernández Cruz y Jatziri Torres Vargas

Ante la tendencia de las casas a ser cada vez más pequeñas, roedores y conejos resultan ser mascotas “cómodas”, pues demandan menos espacio que un perro o gato.

Sin embargo, si se les deja andar libremente “por la ansiedad de estar royendo se comen los cables, la madera, las sillas”, alerta la médica veterinaria zootecnista Jatziri Torres Vargas.

“Entre más adaptado esté el hábitat a sus necesidades, menor será el riesgo de que dañen un inmueble”, agrega la profesional, integrante del equipo veterinario de El Arca de Noé, que encabeza el MVZ Noé Hernández Cruz.

En las casas yucatecas, explica, es común ver como mascotas a hámsters rusos y sirios, y curís o cuyos —del grupo de roedores— y largomorfos o conejos de todas las variedades, como el cabeza de león, mini lop (de orejas caídas), rex y convencional o criollo.

La médica veterinaria precisa que los hámsters viven unos dos años y entre sus males de salud más frecuentes están la presencia de ácaros y el desarrollo de tumores, en su mayoría malignos. También sufren fracturas por caídas, “porque son muy curiosos, les gusta escalar y pueden llegar a tener un accidente”.

Herbívoros

Los cuyos, de los que ha aumentado su número como mascotas, son herbívoros y viven aproximadamente seis años. Con mayor frecuencia afrontan problemas alimentarios y el crecimiento anormal de dientes (maloclusión dental) a causa de una dieta incorrecta, que igualmente les puede producir urolitos o piedras en la vejiga.

“Aunque hay alimento especial para ellos, la gente está acostumbrada a darles vegetales, frutas y conejina, que es alimento de pienso para animales de engorda”, advierte la veterinaria Torres Vargas.

“Los cuyos son muy dependientes de vitamina C, es importante que se les administre de manera artificial en el agua o el alimento; si no, pueden padecer escorbuto”.

De ocho años es la expectativa de vida de los conejos, que se alimentan de verduras. Sus problemas más comunes son ácaros en las orejas, males gastrointestinales como la disbiosis, que altera la flora, y afecciones respiratorias.

La veterinaria subraya la importancia de asesorarse con el médico para balancear la dieta del roedor y el conejo, pues cada especie requiere alimento específico.

Para evitar un golpe de calor a los hámsters hay que colocarlos en jaulas especiales para ellos —de plástico y rejilla— y no peceras como muchos hacen, pues éstas “no tienen un sistema correcto de ventilación y puede hacer que la temperatura interna aumente y el animalito no pueda termorregular de manera correcta”.

Si van a estar en una habitación, se les debe colocar cerca de la ventana —no frente a ella para no exponerlos al Sol ni al descenso brusco de la temperatura— y en un área con sombra.

Inversión

A los interesados en hacerse de un roedor o conejo, la veterinaria Torres Vargas les aconseja tener en cuenta los gastos de atención del animalito. “Lo más caro que puede costar un conejo es 400, 500 pesos; pero los cuidados aumentan el precio, porque el alimento no es barato”.

“Los sustratos que se utilizan para las jaulas tampoco son baratos, porque deben utilizarse los de aserrín tratado o que son especiales para ellos, libres de ácaros, desinfectantes e insecticidas. Entonces, debe considerarse una inversión igual o más elevada que la de un perro o gato. No son mascotas que, por ser pequeñas, nos van a salir económicas”.

Asimismo, “es importante tener en cuenta el apego de los niños, ¿cuánto va a vivir mi mascota, qué riesgos hay en casa?”.

“No aconsejo los hámsters para niños porque son agresivos y la hembra es territorial, puede haber mordeduras. Los cuyos son muy buenos para los niños: tienen longevidad de seis años y son bastante manejables”.— Valentina Boeta Madera

Recompensa

Hay alimentos que se pueden utilizar como premios. A los roedores se les puede dar en pequeñas cantidades semillas de girasol y cacahuates, explica la veterinaria Jatziri Torres.

Alertas

Hay enfermedades que se pueden transmitir de los roedores al ser humano. “Si en casa no se vigila la limpieza favorecemos que roedores que están en la periferia de nuestro hogar entren y, si son portadores de una cepa transmisible al ser humano, contagien a la mascota y la mascota a nosotros”.

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