Una madre y su hijo durante las horas de escuela en casa

Afecta a inmigrantes y pobres

 

SAN FRANCISCO (EFE).— En el país de Silicon Valley, de Google y de Apple, el retorno a las clases por internet está sacando a relucir una brecha digital a la que hasta ahora se había prestado poca atención: casi la mitad de las familias de escasos recursos en Estados Unidos no dispone de banda ancha.

“Observamos una fuerte correlación con el nivel de ingresos y con el estatus migratorio: si eres pobre e inmigrante, las posibilidades de que tengas banda ancha en casa caen muchísimo”, dijo Leani García, directora asociada de Iniciativas Estatales y Locales del centro de ideas New American Society.

El acceso a internet de banda ancha, la velocidad requerida para usar todas las funcionalidades de la red de forma cómoda y rápida, es considerado desde hace tiempo por la administración estadounidense un servicio casi tan esencial como la electricidad o agua corriente, pero es con la pandemia que esto se ha convertido en una prioridad.

“No tener internet de banda ancha en casa es un problema para toda la familia: los mayores no pueden trabajar remotamente, los menores no pueden tomar sus clases y la familia entera no puede usar, por ejemplo, servicios médicos de telesalud”, apuntó Leani.

El caso de los menores es relevante este inicio de curso, puesto que con la mayoría de colegios retomando las clases por streaming no tener banda ancha significa no asistir a lecciones virtuales y quedar relegado con respecto al resto de compañeros.

En Estados Unidos, 4.6 millones de hogares con niños de 6 a 18 años solo tienen acceso a internet en el teléfono celular, algo que es especialmente prevalente en las familias inmigrantes.

Según la experta de New American Society, el teléfono no es en ningún caso una alternativa a la computadora o tableta y la conexión por Wi-Fi o cable cuando se trata de tomar clases, puesto que, entre otras cosas, los ejercicios pueden no estar optimizados para el celular.

Además, si el teléfono pertenece a uno de los adultos, resulta imposible garantizar que el menor podrá seguir sus clases a la vez que el mayor utiliza el celular para sus propias necesidades.

Los diferentes gobiernos de todos los colores en Estados Unidos en las últimas décadas, desde Bill Clinton hasta Donald Trump, han remarcado la necesidad de garantizar el acceso a internet a toda la población, pero pese a las reiteradas declaraciones y el aparente consenso bipartidista los avances han sido más bien escasos, en gran medida porque nunca se ha visto como una prioridad absoluta.

El hecho de que ésta sea una de las pocas cuestiones que aúnan a republicanos y demócratas en unos tiempos de polarización extrema responde a que afecta muy directamente a dos de sus respectivas bases electorales: la población rural y de zonas aisladas en el caso de los conservadores y las minorías empobrecidas de las grandes urbes en el de los progresistas.

“Las regiones rurales carecen en muchos casos de la conexión física a internet por la falta de infraestructura. Y cuando la opción sí que existe, el costo se vuelve prohibitivo porque en muchas ocasiones se trata de internet por satélite, mucho más caro y menos fiable que la banda ancha”, apuntó Leani.

La nota positiva es que la pandemia obligó a las administraciones a desempolvar o acelerar sus planes en todo el país y, por ejemplo, ciudades como San José (California) o Nueva York iniciaron programas para proveer acceso a internet gratuito a estudiantes y gente de pocos recursos en colaboración con los principales proveedores de banda ancha.

 

 

Noticias de Mérida, Yucatán, México y el Mundo, además de análisis y artículos editoriales, publicados en la edición impresa de Diario de Yucatán