La leucemia linfocítica crónica es un tipo de cáncer en la sangre que afecta generalmente a las personas mayores, y que en dos terceras partes de quienes la padecen no genera síntomas, por lo que el hallazgo de la enfermedad se da cuando se realiza de rutina una biometría hemática.

Este padecimiento, aunque trae consigo la palabra cáncer, que causa gran estigma y miedo, en ocasiones a pesar de hacerse presente, no causa daño al organismo, por lo que no en todos los casos conlleva un tratamiento médico, indica el doctor Andrés Gómez de León, especialista en hematología, quien detalla que la leucemia es un tipo cáncer de las células de la sangre, que viene de la médula ósea que es el productor, así como de las vértebras del esternón y las costillas.

Explica que ahí se produce la sangre y los glóbulos blancos que son las células de defensa del cuerpo, y sucede que cuando hay mutaciones en el ADN de la célula, divide su actividad rutinaria, que es defender al cuerpo de organismos extraños como virus, bacterias, parásitos y hongos. En esas divisiones se equivoca y comienza a dividirse de manera descontrolada y depende de la célula en la que se produzca el error es el tipo de leucemia que se produce.

Cuando ocurre en un glóbulo blanco inmaduro o joven, tiene lugar la leucemia linfoblástica o mieloblástica, pero si ocurre en una célula más madura, que ya tiene tiempo de existir, se produce una leucemia crónica, la leucemia linfocítica crónica, enfermedad de los linfocitos o cáncer de linfocitos.

Resalta que la leucemia linfocítica crónica no se debe confundir con la leucemia aguda, que es agresiva, de aparición violenta y más frecuente en niños.

La leucemia linfocítica crónica apunta que es lenta, indolente, y se puede tener por meses o años sin darse cuenta. Se presenta con mayor frecuencia en personas mayores de 70 años, aunque en México debido a la pirámide poblacional no es raro se dé entre los 50 y 70 años.

Dos terceras partes de los pacientes son asintomáticos, por lo que no sufren ninguna molestia a causa de la enfermedad, razón por la que el hallazgo se da de manera fortuita en un estudio de rutina de biometría hemática, al percibirse una elevación de los glóbulos blancos. Sin embargo, muchas veces tardan en ser canalizados al hematólogo, pues dicha elevación puede atribuirse a otras causas.

Este padecimiento estaría entre los primeros 10 cánceres más frecuentes.

Síntomas

En quienes sí se presentan síntomas, lo más característico es la aparición de ganglios aumentados de volumen en el cuello, axila e ingles, pues son zonas en la que los ganglios están más superficiales en la piel. A veces no duelen, y la aparición es lenta y progresiva, por lo que la persona en ocasiones no se da cuenta hasta que el volumen es considerable.

Otros síntomas son: sudores nocturnos profusos que obligan a cambiarse la ropa o la ropa de cama; pérdida de peso no intencionada y fiebre intermitente nocturna arriba de 38 grados sin datos de infección.

El especialista asegura que se trata de una enfermedad muy tratable cuando se detecta, e incluso muchas veces no se requiere de tratamiento cuando la persona es asintomática y se observa que la enfermedad no está causando ningún daño al organismo.

Explica que en ocasiones esto es difícil de entender para los pacientes, pues les genera ansiedad saber que tienen un tipo de cáncer y que no recibirán tratamiento, pero se ha visto que no es bueno medicar en estos casos.

Cuando el padecimiento sí está causando daño se ofrece una alternativa terapéutica, de las muchas que hay disponibles, que depende de cada paciente, de sus comorbilidades, situación actual, esfera social y económica, entre otros factores.

Destaca que existen diversas alteraciones moleculares que impactan en el tratamiento, por lo que es como ponerle apellido a la enfermedad, y esto permite dar un tratamiento más personalizado.

El Dr. Andrés Gómez, señala que cuando el paciente tiene dudas sobre el tratamiento siempre es bueno buscar una segunda opinión.