La trayectoria artística de Elena Martínez Bolio en el bordado, la escultura y la instalación, plasmadas en el libro “Retrospectiva de una aguja”, se convierten a través de su vida, en una investigación sobre el bordado, una memoria de las exposiciones realizadas, en las que siempre está presente el hilo en diferente formas, de las Bienales en las que ha participado dentro y fuera del país, en un muestrario de las distintas maneras en las que el hilo puede dar voz a las causas sociales, al imaginario y a flora y fauna de la región.

El libro se presentará hoy, a las 19 horas, en Casa Gemela, centro de arte y cultura. La entrada es libre.

Será la segunda vez que presente el libro. La anterior fue en la Filey, acompañada de Jorge Pech Casanova, yucateco que radica en Oaxaca. Esta vez será su hermano, Carlos Martínez, médico y escritor, quien ha publicado varios libros, quien le acompañará.

Explica que, aunque por casi dos décadas dejó de exponer para dedicarse al hogar sus hijos, siguió haciendo cosas que resguardaba y otras las regaló, en un tiempo en el que estaba más dedicada a la pintura y escultura en madera, por lo que a la hora de planear el libro quiso inicialmente abarcar las últimas dos décadas de su trayectoria, sin embargo el editor, Miguel Martínez de la Fuente, le dijo que valía la pena abarcar mucho más, toda vez que su familia venera el bordado y el tejido, e incluso restaura tejidos antiguos.

Es así que se decidió que el libro cubriera cinco décadas, un trabajo amplio sobre su trayectoria, en el que incluye las investigaciones que ha hecho sobre el bordado, el área en la que más ha trabajado los últimos lustros.

Comparte que le llevó siete años concretar el proyecto, pues buscaba que no sólo fuera un libro de artista, sino que contara una historia, pues su primer oficio es escribir, ha tomado muchos talleres y cursos y colaborado en revistas, de manera que en el libro recopila anécdotas, pues muchas veces de una anécdota nace un textil o una obra en madera, o al revés, de una obra nace el texto.

El libro tiene numerosas fotografías a lo largo de sus 329 páginas, de artistas de la lente como Jason Buff, Estefanía Rivadeneyra, Iván Solís y Georgina Evia; una introducción de su autoría y una semblanza realizada por la escritora Celia Pedrero, a modo de prólogo.

El texto se divide en su obra íntima, los años que se dedicó a ser mamá; un apartado en el que habla del bordado con su propio cabello, una técnica muy antigua; su obra artística (pintura, murales, esculturas en madera, arte povera y el bordado llevado al arte); la escultura blanda, para crear cuerpos de “mujeres reales”; algunas de las exposiciones que ha presentado, de 2007 a la fecha; sus participaciones en Bienales; un apartado sobre la importancia de vestir el hogar con textiles.

También faldas y enaguas, animalerías y florerías en los hipiles y personajes de la fiesta de la vaquería; el huipil como metáfora viva de mujer; y hasta el alzar la voz por las mujeres ausentes.

De igual manera habla sobre la historia del pañuelo, de la camisa de los hombres y sus abotonaduras, de las túnicas africanas que retoma y les da su toque regional; y de los bordados para vestuarios escénicos que ha realizado. En el libro hay un poema de Celia Pedrero, un cuento de Oscar Muñoz, así como un cuento de Elena llamado “La bordadora de la Ceiba”.

Con “Retrospectiva de una aguja”, Elena Martínez Bolio también busca promover la casa taller Desbordada, abierta a tardeadas literarias y otros eventos.— Iris Ceballos Alvarado

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