MADRID (EFE).— La primera de las máquinas de escribir que ha tenido —una Olivetti Estudio 46 azul— es lo que Rafael Cadenas, Premio Cervantes 2022, heredó ayer a la Caja de las Letras del Instituto Cervantes.

Sin la presencia del poeta venezolano, de 93 años y quien no llegó a tiempo al inicio del acto, su hija Paula fue la encargada de introducir en la caja 1287 la máquina de escribir que “atravesó” el Océano Atlántico junto con el escritor.

“Es parte de mi memoria de niña, solo conocí dos máquinas, y cuando mi papá tecleaba esta máquina no era frecuente, porque sobre todo era un padre lector, lo hacía muy rápido”, contó la hija.

“Y a veces se detenía y cortaba un papelito y lo pegaba, porque le gustaba sacar la página y pegar recortes para luego componer una nueva página sin tachaduras”, relató.

La máquina fue la elegida por la “reverencia” que Cadenas tiene “hacia la palabra, hacia el papel, el libro y el lápiz”, ya que “todos los elementos” que se utilizan “para la cultura” son tan importantes para Cadenas como la propia palabra.

“Tiene mucho valor y no puede tener mejor destino. La máquina de mi padre, con la que crecí, y que cuando la oía sonaba a música, porque yo sabía que un libro podía estar en camino y los que lo conocen saben que los libros que llegaban de Rafael eran cada diez años”.

La Olivetti se podrá ver a partir de mañana y hasta el 18 de junio en la exposición “Rafael Cadenas: Este presente es todo”, organizada por el Ministerio de Cultura de España y la Universidad de Alcalá de Henares.

El Instituto Cervantes será el custodio del objeto junto a la penúltima versión del discurso que ofreció anteayer Cadenas al recibir el premio y un resumen que hizo del libro “El nuevo rostro de Dios” de Enrique Miret.

 

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