WASHINGTON (AP).— “Tenor británico salva la noche en la ópera”, proclamó el “Daily Mail”. La ópera era “Tosca” de Giacomo Puccini, y el tenor era Freddie de Tommaso, que entonces tenía 28 años, y se presentó en la Ópera Real de Londres cuando el cantante programado se retiró luego del primer acto debido a una enfermedad, suceso que ocurrió hace casi dos años.

Ahora, De Tommaso acaba de debutar en Estados Unidos, en la Ópera de Santa Fe, en el mismo papel y fue ovacionado el sábado 12, cinco días después de que un ataque de laringitis lo obligara a cancelar su primera actuación. Su última actuación será el próximo sábado 26.

Y volverá en la temporada 2024-25 para otro debut, esta vez en la Ópera Metropolitana de Nueva York, donde volverá a ser el amante de Tosca, Mario Cavaradossi.

En una entrevista en Santa Fe, De Tommaso reflexionó sobre su carrera y el momento del tipo “nace una estrella” en Londres que lo llevó por primera vez a los titulares de periódicos.

“Muchas personas pensaron que yo era como un suplente o alguien que encontraron caminando por la calle silbando ‘Tosca’, y ése no fue el caso”, recordó.

De hecho, ya formaba parte del segundo reparto de la producción y estaba previsto que interpretara el papel tres noches después.

“Pero fue increíblemente emocionante. Desde el momento en que me puse el vestuario hasta que hice mi reverencia dos horas después, sentí que pasaron unos 90 segundos”, dijo el cantante, cuyo tono animado reflejaba su personalidad exuberante.

La exposición de De Tommaso a la ópera comenzó cuando crecía en Tunbridge Wells, donde cantaba en el coro de su escuela. Su madre lo llevaba a las funciones y su padre, nacido en Italia, tenía un restaurante donde ofrecía serenatas a los comensales usando grabaciones de Luciano Pavarotti.

Una vez que decidió estudiar canto en serio ingresó a la Real Academia de Música. Mark Wildman, quien se convirtió en su maestro, recuerda haberlo escuchado en una audición.

“Mi primera impresión de su voz fue que era un diamante sólido, pero en bruto, una voz de barítono con agudos sorprendentemente fáciles para alguien tan joven”, rememoró Wildman.

“Parecía un cantante: hombros grandes y anchos, pecho abultado, junto con un físico muy fuerte y una voz que lo igualaba”, agregó.

Esos agudos fáciles se volvieron más fáciles y más altos a medida que avanzaban los estudios de De Tommaso, y Wildman finalmente sugirió que su alumno podría ser en realidad un tenor.

“¡Recuerdo bien su rostro iluminándose como si acabara de recibir su regalo más deseado el día de Navidad! Y no había nada que lo detuviera”, puntualizó.

De Tommaso se sumergió en las grabaciones de grandes tenores y tomó prestado todo lo que pudo: Franco Corelli (“Tan viril”); Mario del Mónaco (“El aspecto dramático”); Carlo Bergonzi (“No creo que escuches alguien con un canto más elegante”), y Giacomo Lauri-Volpi (“Su Do agudo era literalmente enorme”).

“Así que hice un trifle de cantantes”, expuso De Tommaso, haciendo referencia al postre tradicional inglés en el que un chef adorna un bizcocho con los ingredientes que le gustan, desde fruta hasta gelatina, natillas y crema.

La revelación de De Tommaso se produjo a sus 23 años cuando se inscribió por diversión en el Concurso Internacional de Canto Tenor Viñas 2018 en Barcelona.

Terminó ganando tres premios: el primero, el Verdi y el Domingo. Y la respuesta a su acto fue inmediata.

“Fue una locura, en realidad. Recuerdo después estar en el hotel en España y recibir todos estos correos electrónicos y mensajes de Facebook de los agentes. ‘¿Quiénes son estas personas?’, pensé ingenuamente”.

Entre los presentes que lo escucharon cantar en Barcelona estaba Peter Katona, director de cásting de la Ópera Real de Londres.

“Me sorprendí bastante cuando lo escuché. Quedó claro de inmediato que estaba por encima de todos los demás en términos de calidad vocal. A menudo, con los cantantes jóvenes hay algo que no está del todo allí. Con él podrías recostarte y disfrutar de su canto”, declaró Katona.

Ahora, cuando ya tiene 30 años de edad, lo solicitan en las principales compañías de ópera europeas.

“Es casi un poco aterrador que todo le haya ido tan bien. Con un talento tan especial, uno siempre teme que elija el papel equivocado, que se sobrepase. Hasta ahora no ha dado un paso en falso”, confesó Katona.

Para la próxima temporada tiene dos nuevos papeles: Pollione en “Norma” de Bellini en La Scala de Milán, y Gabriele Adorno en “Simon Boccanegra” de Verdi en Viena.

Y tras su exitoso debut en el Met, volverá a ser un visitante frecuente en la ópera de Nueva York. Peter Gelb, el gerente general de la compañía, lo llamó “parte de una nueva ola de tenores poderosos… que esperamos se conviertan en los pilares del Met en el futuro”.

A veces, a De Tommaso le resulta doloroso rechazar ofertas de nuevos papeles porque no se adaptan a su voz en su etapa actual.

“Me siento como un caballo que está listo para correr, y cuando te llaman, puede ser un poco frustrante. Una de las palabras más importantes que tuve que aprender a decir es ‘No’”, afirmó De Tommaso, como lo hizo cuando un teatro alemán le pidió que cantara Radamés en “Aída”.

Él simplemente les comunica: “Es demasiado pronto”. Además, indica que también es demasiado temprano para el pináculo del repertorio de tenor de Verdi, el papel principal en “Otello”.

Es su sueño abordarlo en quizás cinco o diez años.

Pero con moderación. “Estos pedacitos de carne solo pueden soportar castigo por un tiempo. Si estás cantando los papeles más dramáticos, como Otello, no puedes seguir así para siempre. Me gustaría cantar hasta que tenga 55 o 60 años”, declaró señalando sus cuerdas vocales.

Con todas las presiones de una floreciente carrera de talla internacional, De Tommaso todavía se maravilla con las oportunidades que se le presentan.

“¡Qué trabajo tengo! Dar la vuelta al mundo a lugares como Santa Fe, uno de los lugares más hermosos en los que he estado, es maravilloso”, afirmó.

Posteriormente recitó la lista de sitios donde se ha presentado en este verano: Verona, Italia; Verbier, Suiza, y Peralada, España. En Santa Fe, de Tommaso ha pasado gran parte de su tiempo jugando golf entre ensayos y presentaciones.

“No soy muy bueno, pero la razón por la que me gusta es que mi vida es muy agitada, y cuando juegas al golf no puedes pensar en nada más que en golpear esa pelota. Todo lo demás pasa a un segundo plano durante las tres horas”, consideró.

Con una agenda tan apretada, De Tommaso recalca que su mánager tiene que recordarle constantemente que necesita tomarse vacaciones ocasionales.

“Después de cinco o seis días me pican los pies”. Aunque se las arregló para apartar tiempo para su boda el próximo mes con la soprano Alexandra Oomens, quien fue su compañera de estudios en la Real Academia. Viajarán a Mauricio para su luna de miel, pero incluso esos planes se han modificado para adaptarse a su ajetreada carrera.

“Originalmente, íbamos a ir por dos semanas. Pero luego conseguí un trabajo, así que solo vamos por 10 días”, reveló.

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