• A la derecha, el doctor David de Ángel García durante su ponencia; sobre estas líneas, algunos de los asistentes

Una exploración de la cosmovisión maya, en especial de la concepción del inframundo como un espacio complejo y lleno de significados, fue presentada por el doctor David de Ángel García, del Centro Peninsular en Humanidades y Ciencias Sociales de la UNAM, anteanoche en el Museo de la Luz.

Bajo el título “El descenso a la oscuridad en busca de la iluminación: el inframundo maya”, la velada comenzó con la explicación de que inframundo es uno de los tres espacios cósmicos que conforman el universo maya, junto con la tierra y el cielo.

“El inframundo está debajo de la tierra, y ahí hay diferentes espacios poblados por entidades sagradas y poderosas, el cosmos está conformado por tres espacios: cielo (ka’an), tierra (yóok’olkab) e inframundo (yáanal lu ‘um)”.

Cosmovisión maya, en el centro de una exposición

Las entidades que habitan estos espacios presentan una dualidad.

“En la cosmología maya, las entidades no son completamente buenas ni completamente malas. Hay santos que pueden dañar si alguien no cumple una promesa, y entidades consideradas malignas que castigan conductas moralmente sancionadas por la sociedad”, explicó el doctor García.

La llegada de los evangelizadores transformó la percepción del inframundo.

“En la época prehispánica, este espacio no era maligno; era un lugar regenerador de vida, donde se encontraban las energías de las semillas y el agua. Sin embargo, los evangelizadores asociaron estos rituales con el diablo y satanizaron todo lo que ocurría debajo de la tierra”.

Describió algunas de las entidades que habitan el inframundo, como el diablo, representado en la cultura maya contemporánea con formas ajenas a la tradición.

“El diablo o kisín puede aparecer como un hombre blanco vestido de patrón de hacienda o como un gran toro negro. Estas figuras son reinterpretaciones de los símbolos de los conquistadores, adaptados a la cosmovisión local”.

Además, el inframundo sigue siendo un espacio de gran importancia ritual para las comunidades mayas actuales.

“Algunos lugares, como cuevas, cenotes y vestigios prehispánicos, son considerados entradas al inframundo y son escenarios de rituales de iniciación y aprendizaje para los jmeeno’ob (especialistas rituales)”.

Los jmeeno’ob son poseedores de un don, encargados de realizar diversos rituales, tanto de carácter agrícola (peticiones, agradecimientos, promesas) como relacionados con la salud.

Estos rituales son esenciales para mantener el equilibrio cósmico y la reciprocidad entre los seres humanos y las entidades sagradas.

Al abrir espacio para la participación del público, uno de los presentes preguntó sobre el uso de las ofrendas, en particular acerca de la comida.

El ponente destacó que, en estas ofrendas, se utilizan ingredientes profundamente arraigados en la cultura, como el maíz, el frijol y la calabaza, entre otros.

Para finalizar, señaló que “el inframundo no es solo un lugar de oscuridad, sino un espacio lleno de significados que nos habla de la relación entre los seres humanos, la tierra y lo sagrado”.— SOFÍA VITAL CHABLÉ

Noticias de Mérida, Yucatán, México y el Mundo, además de análisis y artículos editoriales, publicados en la edición impresa de Diario de Yucatán