Como parte de la capacitación interna al personal de centros culturales de Yucatán, se creó el taller “Costura pasada con encuadernación rústica”, que tiene como objetivo principal enseñar el proceso de encuadernado con diferentes técnicas.
La actividad, dirigida a trabajadores de la Secretaría de la Cultura y las Artes (Sedeculta), Culturas Populares y bibliotecas, se lleva al cabo en la Biblioteca Yucatanense en su primera edición, que se desarrolla en dos días (ayer y hoy) con un total de cuatro horas por jornada.
Los participantes aprenden a realizar encuadernaciones cartoneras, enfocándose en cortes, perforaciones, costuras, recubrimientos y diseños.
Aunque es la primera vez que se realiza el taller en ese espacio, ya se había ofrecido en la Feria Internacional de la Lectura Yucatán (Filey), con una recepción positiva, pues incluso se contó con la participación de dos niños.
La actividad fue facilitada por la técnica en conservación de material bibliográfico, gráfico y documental Mónica Chim Pat, quien explicó que en la primera sesión se enseñarían los fundamentos básicos de encuadernación y costura, así como el proceso completo para realizar un cuadernillo.
“Como dice un buen encuadernador: no es solo hacer encuadernaciones, sino es saber encajar el cuerpo del libro a las tapas”, señaló.
Destacó que esta actividad busca darle herramientas a quienes trabajan en los acervos, ya que existen distintas técnicas y estilos que pueden ser útiles para identificar y restaurar los ejemplares.
El procedimiento para crear un cuaderno consta de muchos pasos, como hacer cortes puntuales, encuadrar las hojas, realizar el tipo de perforación necesaria y las costuras, y crear un recubrimiento de diferentes tamaños y modelos.
Es necesario tomar cuatro hojas, doblarlas hasta formar 12 cuadernillos, ponerles peso, costurarlas una por una y, posteriormente, con mucha precisión, hacer las tapas. En caso de que se haga un recubrimiento de otro color, elaborar las puntas y medirlas, se indicó.
Los cuadernillos pueden ser de 10 o 20 hojas, incluso de 100 hojas, que requieren más tiempo y material.
Mientras se desarrollaba la sesión, algunos asistentes compartieron sus experiencias en la encuadernación.
Sobre las próximas ediciones del taller, se recalcó que ésta era una prueba para asesorar a quienes podrían impartirlo en un futuro en otros puntos de Mérida y demás municipios. No se descarta abrir uno más adelante al público en general.
Al concluir la jornada, Mónica Chim admitió que esperaba que la actividad sirviera para que los participantes llevasen a sus casas el conocimiento de cómo convertir unas “simples” hojas en una libreta para extender este arte a más sitios dentro y fuera de la ciudad.— Karla Acosta Castillo


